15
CUANDO LOS PEONES SE CONVIRTIERON EN "REINAS" BLANCAS II
1
Asuka amaneció entre las sábanas de Shinji más temprano de lo normal. Apenas tocaban las seis de la mañana. La noche anterior fue agotadora y ahora le quedaban secuelas del llanto agónico en el que se había sumido. Creía que al despertar se daría cuenta de que todo había sido una pesadilla, que Shinji estaría a su lado. Pero lo único que despertó a su lado fue su gata y un dolor de cabeza espantoso que no la dejaba ni caminar.
No sabía cómo afrontar el día, pero sólo tenía una cosa clara: Debía conseguir que Shinji volviese a la masía con ella, como fuese. En la nave de los piensos, el animal muerto seguía tendido en el suelo, los piensos aún estaban volcados por los suelos, las cabras necesitarían pastar, o comer algo, o beber, no tenía ni idea de que debía hacer con ellas, lo único que sabía es que Shinji todas las mañanas les hacía algo y sin él, estarían perdidas. Y lo mismo ocurría con las gallinas, y con el huerto, y con todo. Si no volvía, todo estaría perdido, todo el trabajo que él había levantado durante un mes, y sólo por culpa de ella y de su rabieta estúpida. Necesitaba un plan y lo necesitaba cuanto antes, pues cuando el sol comenzase a azotar sobre la tierra, el cuerpo inerte del animal comenzaría a descomponerse, a contraer los primeros gusanos y con ellos, las peores infecciones.
Pensó que de algún modo, Shinji no debía andar muy lejos, al fin y al cabo se fue de noche, sin cenar y con la perra, así que probablemente rondaría en el pueblo donde siempre habían hecho acopio. Lo mejor sería volver allí y buscarle por sus propios medios. Se vistió y se dirigió a su ranchera roja que hacía tanto que no conducía.
Mientras tanto, Shinji se desperezaba en el Jeep. Se asomó con sigilo a la salida del parking para comprobar que no había nadie. Tenía miedo, un miedo que había olvidado el tiempo que estuvo en la masía. Allí se sentía seguro y acompañado, parecía imposible que en un lugar tan recóndito de la montaña pudiese pasarles algo. Pero ahora solo, en la ciudad abandonada y muerta, le recordaba los días en Japón, la guerra, los acontecimientos vividos en Barcelona con los militares y temía que le encontrasen, que le atrapasen. Temía ser capturado, morir en vano. Hacía tiempo que había olvidado esa sensación de pánico e inseguridad, y ahora que la recordaba, la detestaba. Pero por otro lado agradecía haberla podido recordar. Quizá los días en la masía le habían relajado demasiado y no debía hacerlo, al fin y al cabo, seguían siendo buscados estuviesen donde estuviesen.
Retrocedió hasta el vehículo y despertó a la perra. Era hora de dar un paseo y buscar un lugar donde alojarse los siguientes días. En los alrededores del centro comercial se encontraban varias casas unifamiliares y edificios plurifamiliares, pero no estaba seguro de cuál sería su mejor opción. Vivir en un piso alto le daría la oportunidad de controlar la ciudad desde arriba, pero también podría delatar su posición en la oscuridad con mayor facilidad, puesto que cualquier luz se vería a lo lejos. Sin embargo, hospedarse en alguna de las casas unifamiliares le haría más vulnerable ya que estaban localizadas en un descampado de nueva construcción a las afueras de la ciudad, y cualquier intento de huir le haría visible desde todos los ángulos. No tendría calles que le protegiesen. Decidió echar un vistazo de cerca a las casas, de todos modos siempre podía aparcar el Jeep en el interior de la casa y eso le favorecía. Además, éstas estaban lejos de la ciudad, pero muy cerca de la gasolinera y del centro comercial, lo que suponía menos trayecto a recorrer.
Las casas se situaban alrededor de una enorme piscina comunitaria con jardín. Aproximadamente, cada diez o doce casas se creaba una isleta que se vallaba con su propia verja y las hacía independientes de los demás, como pequeñas comunidades de viviendas adosadas. Sin embargo, las últimas casas que se habían construido eran independientes. Tenían su propio terreno vallado con jardín y piscina, y eran más grandes que las adosadas. Poseían aparcamiento propio y tres plantas de vivienda. Además, cada una contaba con un diseño completamente distinto y aunque su altura y sus metros cuadrados eran prácticamente los mismos, probablemente por ley, su apariencia externa había sido diseñada expresamente. Seguramente aquellas casas habían sido encargadas a algún arquitecto de renombre y ya estaban vendidas antes de ser construidas, pero fuese quien fuese su dueño, ya no las iba a disfrutar. Shinji pensó que aquel lugar sería ideal. Además, aquellas últimas casas que tanto le habían impactado, más podrían ser chalets de veraneo que viviendas anuales, y lo mejor es que no habían sido estrenadas aún, por lo que sus ventanas, terrazas y balcones, estaban protegidos contra las agresiones del tiempo y porqué no, de la sociedad. Eligió la más futurista de todas, algo que le recordaba al moderno Japón en el que había vivido. Era una vivienda de líneas rectas y aplacados de hormigón grisáceo. Sus líneas eran firmes y se encontraban las unas con las otras, cortadas en ángulos rectos, formas perpendiculares y paralelas creadas por piezas completas. Asimismo ocurría con las ventanas y vidrios de la casa. Le encantaba aquel lugar, le hacía sentir más cerca de su hogar natal.
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EVANGELION: Resurrección I
FanfictionFanfic basado en la Historia Original Neon Genesis Evangelion de Hideaki Anno. En un final alternativo, antes de producirse el Tercer Impacto, el mundo tal y como lo conocen se acaba para Asuka y Shinji. Ambos han despertado solos en un país que de...