EVANGELION: Resurrección I

Capítulo 32: Jaque Mate

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JAQUE MATE

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La cabeza le daba vueltas. Sentía como si estuviese hinchada, como si fuese a estallar. Un dolor penetrante le atravesaba la frente hasta el occipital. Pronto el dolor pasó a sus ojos. No podía abrirlos. Los párpados le pesaban y los ojos le picaban, quería rascárselos, pero era imposible. Poco a poco fue tomando conciencia de su situación. Estiraba de sus brazos, intentando echarse las manos a la cabeza, pero era imposible. Estaban atadas. Intentó caminar, pero tampoco podía. Pronto consiguió abrir un ojo, y luego el otro. Se vio a sí misma. Estaba sentada y atada a una silla médica. El respaldo estaba recostado hacia atrás y estaba algo tumbada, casi en una posición de dormir. Ladeo su cabeza, a izquierda y a derecha, pero no le encontraba. Buscaba a Shinji. Miró al frente y después intentó llamarle, pero apenas le salía un hilo de voz. La desesperación empezó a invadirle el espíritu. Shinji no estaba. No le veía por ningún lado. Era posible que hubiese muerto. Súbitamente, la pared negra que había frente a ella, se convirtió en un vidrio traslúcido a través del cual podía divisar la calle. Y de repente, sobre ese mismo vidrio, varias imágenes monitorizadas aparecieron. Era como si aquel vidrio, fuese a su misma vez, una ventana al exterior y una pantalla inteligente. Cada una de las imágenes que se monitorizaban estaban tituladas. En ellas aparecían los nombres de los seis Centros de Evolución humana, y constantemente se intercambiaban las escenas por otras del mismo centro. En ellas aparecían cientos de personas trabajando, en diferentes lugares, algunos en el campo, otros en oficinas, pero todos siguiendo el mismo patrón de comportamiento.

Una puerta tras la espalda de Asuka se abrió, pero ella no podía ver nada, sólo escuchar. Parecía que una camilla o un carrito se arrastrara hasta llegar a donde estaba ella. Pero seguía sin ver nada. De repente, Gendoh apareció junto a su derecha. En su mano, tenía una vez más una jeringa, pero estaba vez estaba vacía.

— Ha funcionado con éxito. El plan ha salido a la perfección. Sois inmunes – Asuka intentó mirarle a la cara, pero no alcanzaba a verle bien.

— ¿Dónde está Shinji? ¿Está vivo? – preguntó con desesperación.

— Admira la excelsitud de lo que hemos conseguido. Fíjate en todas esas personas. Todas están enfermas y a la vez, todas están vivas. Conviven con una mutación de cada una de mis cepas. El Mocer 1, 2 y 3. Son una versión menos letal, con la que puedes vivir. Es una bacteria que se instala en tu microorganismo y con la que convives, pero te puede matar.

— ¿De qué estás hablando? – le increpó Asuka - ¿Dónde está Shinji?

— Todos fueron vacunados al llegar a sus respectivos centros. Se les dijo que se les vacunaba contra el virus, pero lo que hicimos fue inoculárselo. Al azar, cada una de esas personas fueron seleccionadas para llevar una de las tres mutaciones. Sin embargo, a lo largo de este tiempo, hemos podido observar que dependiendo de la mutación que portasen, su comportamiento era más o menos reticente a las órdenes. El más letal de todos, la tercera mutación del Mocer, los deja completamente automatizados. Me di cuenta de la grandeza de mi obra. En el transcurso de este año, en las diferentes visitas médicas que se les ha hecho a cada uno de los habitantes de los centros, se les implantó un microchip de comando. Gracias al virus y a ese microchip, estos humanos se comportan como es debido, bajo mis órdenes. Son útiles para la sociedad y no suponen ningún peligro ni para ellos, ni para nosotros. No habrá más delincuencia en el mundo, ni más dolor. El sufrimiento ha sido suprimido y el ser humano ahora es libre. Ha llegado el momento de completar mi plan de instrumentalización humana. He perdido a los dos sujetos más importantes de mi investigación: Rei Ayanami y Sarah Jordan. Pero aún y así, no desistiré en conseguir mi objetivo. Aún y sin ellas, puedo lograr que mi mujer vuelva a mi lado y vea que mundo perfecto he creado. Tú me ayudarás. Tú serás el plan de complementación.