Capítulo 23: ¡Quiero ser la Reina Blanca!

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¡QUIERO SER LA REINA BLANCA!

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El todoterreno de Sarah circulaba entremedias del camión de Shinji, quien iba al frente del convoy, y de la furgoneta de Asuka, la cual circulaba en la retaguardia. El joven japonés había sido muy seco en sus palabras hacia Sarah. No podía dejar de pensar en ellas y retumbaban en su cabeza como un martillo que golpeaba incesante. Parecía como si el mes que había vivido con ellos hubiese estado vagueando. Se sentía muy avergonzada. Ella quería dar una buena impresión al joven y parecía que estaba consiguiendo todo lo contrario. Por otro lado estaba su nueva amiga Asuka. Al principio le había parecido la más amable de los dos, la única que se preocupaba por ella. Pero después del número del coche, comenzaba a creer que Asuka a largo plazo sería un problema; estaba muy agobiada. Se había levantado con el pie derecho, pero todo le había salido al revés y no podía permitir que el resto del día siguiese así.

Asuka por su lado veía a Sarah Jordan como una clara enemiga, sin embargo, paradójicamente era su única amiga. Que hubiese otra mujer con ellos podía estropear sus planes de futuro, pues ella ya no quería otro hombre que no fuese Shinji, pero por otro lado le hacía compañía y podía hablar con ella de cosas que jamás hablaría con él. Cuando Sarah había sacado el tema de la envidia, mientras montaban las cosas en su vehículo, Asuka se había percatado de que la joven americana los veía como una pareja de enamorados y que ella no era más que una aguanta velas en aquel lugar. Eso la hacía regocijarse de alegría.

Shinji también estaba preocupado, sin embargo, sus problemas no tenían nada que ver con los de las chicas. El sólo pensaba en los militares, en que los atacasen, en la posible falta de comida, de combustible, en los incendios. Su mente no hacía más que dar vueltas a problemas graves que no pudiesen solucionar.

Una hora más tarde llegaron al centro comercial en el que se abastecían siempre. Eran las nueve y cuarto de la mañana. Debían aprovechar al máximo las horas que tenía el día, pues antes de que comenzase a oscurecer, debían estar de regreso en la masía, y los días en febrero eran bastante cortos.

— Nosotras nos vamos al centro a comprar ropa, ¿vale? – le dijo Asuka, mientras se subía al volante del todoterreno de Sarah.

— No, un momento Asuka, no vayas tan rápido. Antes tenemos que hacer los planes.

— A mí no me importa quedarme a comprar con Shinji – añadió Sarah.

— No, tú te vienes conmigo – insistió la joven alemana, atravesándole la mirada.

— Bueno. Antes de la una del medio día debéis estar aquí de vuelta. Yo iré a la cooperativa a por piensos, cargaré el camión allí. Luego regresaré a este lugar y os estaré esperando aquí. ¿Qué pie usas, Sarah? – explicó Shinji mientras retrocedía hacia el camión con su perra Alaska.

— ¿Por qué? Suelo calzar un 37 o 38, depende.

— Vale ¡Hasta luego chicas! – y Shinji se marchó con el camión.

Las dos jóvenes se quedaron solas ante el supermercado. Asuka le explicó que si viajaban al centro encontrarían varias tiendas de ropa joven, donde podrían equiparse con todo tipo de atuendos. El problema era que la ropa que quedaba en las tiendas era ropa de verano, de cuando todo terminó, allí por junio-julio del año pasado. Sin embargo, aún le quedaban algunas tiendas por explorar, donde quizá encontraría algunos modelitos que aún no había visto. Sea como fuere, Sarah estaba encantada de poder estrenar ropa. Una vez en las tiendas, las dos chicas comenzaron a charlar más íntimamente:

— Supongo que estarás contenta de poder ponerte tu propia ropa. La verdad es que la mía te quedaba un poco justa – le dijo Asuka, intentando ofenderla.

EVANGELION: Resurrección IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora