Aplanado

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Mex estaba terminando de aplanar la parte de la banqueta que le corresponde a su casa, ¿la razón?, ninguna en especial, solo quiso cambiar el pavimento al verlo muy acabado en su lado.

Todo se veía bien, ya solo faltaba esperar para que ...

—¡James, hijo de la tiznada! — clamó. — está fresco, ¿qué no ves?

El estadounidense miró el piso y comprobó que, efectivamente, estaba fresco.

—Rayos, mis zapatos nuevos. — se quejó.

—Ahora, tú aplanas esto de nuevo y yo lavo tus mugrosos zapatos.

—Pero no sé aplanar.

—Me vale.

El rubio solo encogió de hombros y aceptó el intercambio, total, ¿qué tan difícil puede ser?

Y así se la pasó media hora aplanando, pues al terminar una parte se daba cuenta de que arruinó otra... pero al menos ya descubrió como aplanar correctamente.

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