Error de cocina

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Pierre no es mucho de quedarse a solas con Andrew en una misma habitación con intenciones de convivir, pero el estadounidense había insistido tanto en que quería darle una sorpresa a Caden y Alejandro que no le quedó de otra.

Le dio un cortador de masa en forma de carita sonriente y le preparó masa para donas fritas, de esas que el americano tanto ama, le dejó el sartén con aceite ya caliente y preparado.

—Cuando acabes los pones en el plato y asunto arreglado. —Dijo muy quitado de la pena el quebequense, y se dirigió a la sala.

Al cabo de una media hora más tarde el otro canadiense y el mexicano llegaron a la casa.

—What the hell?! —Escuchó Pierre el grito de Caden.

Extrañado, se dirigió a la cocina, ahí vio a Caden señalando con incomodidad al plato de donas sonrientes de Andrew que... no tenían un aspecto muy amigable que digamos.

—Parecen almas condenadas al purgatorio. —Se burló.

—¡Oye, hice mi mejor esfuerzo! —Debatió el estadounidense.

—Comida es comida y más viniendo de él. —Dijo México mientras se comía la dona sin ningún problema. —Saben sabrosas.

Vale, ¿qué se esperaban de alguien que come dulces con forma de cráneos humanos?

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