OXKOKOLTZEC

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Pierre miraba anonadado al enorme ser que México alimentaba con mucho cariño y esmero, le recordaba mucho a los wendigos, solo que la estatura de este ser era mayor y parecía no ser parcialmente ciego.

El oxkokoltzec miraba igualmente con curiosidad al visitante, puesto que era raro que su humano dejara a algún otro, a parte del rubio curioso y amable que iba siempre que podía, verlos.

—Es enorme... y muy imponente, ¿no te da miedo? — preguntó Quebec con asombro.

—No, Leo ya nació en cautiverio y está más acostumbrado a las personas, actúo con cautela cuando debo revisar a los que están en estado salvaje, son más agresivos y su instinto de casa en mayor. — aclaró el mexicano. — de hecho, los oxkokoltzec son criaturas muy amables cuando estas se acostumbran a los humanos.

Pierre asintió, lo mismo les pasaba con los wendigos cuando los tenían en cautiverio desde que eran crías o cuando eran recién transformados, ambas criaturas al parecer no diferían mucho.

Luego recordó la razón principal de su estancia ahí y el porqué le suplicó al mexicano que le dejara conocer al famoso "Leo".

—¿Cómo se llevó con Norty? — dijo con burla.

Ante eso Mauricio rio con ganas.

—Pues, se agarraron mucho cariño luego de pelearse como por media hora... pero es un buen comienzo para una amistad entre ambas especies.

—Oh, que mal.

—¿Por qué?

—Andrew quería cruzarlos.

—...

Oxkokoltzec y nación compartieron una mirada rápida antes de adoptar una postura pensativa.

—Tal vez se pueda, digo, no aparejo como tal, pero igual y podríamos intentar con una fusión de genes. — comentó Mauricio.

Pierre rodó los ojos ante eso, debió haber supuesto que al mexicano le interesaría una propuesta de mestizaje como esa... espera.

Una gran sonrisa se fue formando en los labios de Quebec, ya tenía una gran idea.

—Deberías venir a casa para conocer a algunos de nuestros tesoros.

Después de todo, probar no está tan mal.    

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