Mal momento

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Andrew miraba detenidamente la agenda del mes que logró robarle a Mauricio, estaba decidido a no pasar de nuevo por una situación incómoda, aunque hilarante, como cuando atrapó a Aiden manoseando a su mejor amigo.

Por lo que sabía, esa había sido una de las poquísimas excepciones en las que Reino Unido no avisaba de su visita, por lo que confiaba en que ahora, habiendo anunciado su visita y su permanencia, podría llegar tranquilo a casa sin encontrarse con una escena subida de tono en su sala.

Grave error...

Abrió la puerta de la casa y pasó el pasillo de recibo, se encaminó a la sala y... ahí los vio.

Al parecer Pierre se despertó muy mimoso, pues tenía a Mauricio acorralado entre el asiento del sillón y su propio cuerpo, propinándole besos que por pura decencia se deberían de dar en una jodida habitación.

Se podían notar las intenciones del quebequense a kilómetros.

Pero contrario a lo que le pasó con Aiden, con Pierre se sintió avergonzado de inmediato, aún así no iba a dejar a Mauricio ceder... no sin que este le halla preparado de desayunar antes.

—Ejem... — cuando obtuvo la atención de esos dos continuó. — ¿ya está el desayuno, Mex?

En ese instante el mexicano se liberó de su acorralamiento y corrió despavorido a la cocina.

—Ya voy, An, dame veinte minutos y ya estará todo listo. — exclamó con pena.

El pelinegro lo miró mal y le hizo le seña del dedo.

—Mi estómago es sagrado, quebeco* idiota. — le dijo como respuesta.

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*Quebeco: es algo así como una referencia despectiva hacia la gente de Quebec, por eso Andrew le dice así a Pierre por haber provocado que se atrasara el desayuno.

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