Calentador.

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Mauricio junto a Caden preparaban la comida tranquilamente, disfrutando su momento de calma y paz, sin peleas ni tonterías, era un momento perfecto.

—Te digo que no. — reclamó Andrew.

—Ahg, eres un idiota, ese es su propósito. — insultó Pierre.

Hablaron demasiado rápido.

—¿Qué pasó? — preguntó México.

—¡Nada! —apuró Estados Unidos a decir.

—Vayan afuera a ver sus tonterías. — exigió Quebec.

Canadiense y mexicano salieron de la casa para ver lo que había ocasionado tantos problemas, solo habían mandado a ese par a instalar el calentador solar...

—No mames... — dijo Mauricio impresionado.

—What the hell? — exclamó Caden.

Instalaron el calentador solar, sí, pero el muy bruto de Andrew lo hizo debajo del techito que habían instalado para los días que se les ocurría comer en la azotea.

—¿Por qué lo hiciste? — interrogó México.

—Para que no se caliente con el sol.

—¡Ese es el punto, Andrew!, por eso es un jodido calentador solar. — regañó Caden.

—Oh...

—Te lo dije, idiota.

—Tú si te ganas el titulo de Don Pendejo. — se quejó México.

—Pero no te enojes, Joshi.  

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