¿puedo hacerle unas preguntas?

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Mauricio miraba detenidamente la petición que le había llegado esa mañana, releía la carta una y otra y otra vez, pero no dejaba de parecerle increíble aquello que ese grupo de investigadores le estaba pidiendo, así que hizo lo más sensato: lo habló con sus compinches.

—Yo opino que se vallan a la mierda. — soltó Andrew de modo directo y bastante hiriente.

—Yo digo que puede ser divertido, — sugirió Pierre. — y además es por una buena causa, ¿no?

—Son una bola de entrometidos, quien sabe lo que nos quieran preguntar. — se quejó Caden.

Mauricio suspiró y finalmente envió la confirmación con su asistencia.

—¡¿Qué hiciste, Joshi?!, acabas de condenarnos, ¡condenarnos! — chilló Andrew.

—Ay, no sea así, An, es solo una entrevista. — lo calmó Mauricio.

—Una entrevista del demonio. — gruñó Caden.

Así fue como decidieron ayudar a una investigación sobre la personalidad de las naciones del bloque de América del Norte. 

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