Mañanero.

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Una reunión mañanera, en la que los centroamericanos decidieron visitar a México y Puerto Rico, todos estaban sentados y mirando enfurruñados a los norteamericanos.

Ricardo y Mauricio solo se limitaban a mirar con cierto grado de indiferencia la poca convivencia de todos los presentes en la mesa.

En algún momento la escasa conversación se vio callada cuando Andrew soltó una de las suyas.

—¿Nos echamos un mañanero? —Preguntó inocente.

Ante eso los centroamericanos lo miraron.

—¿Siquiera sabes los que es un mañanero, cerote? —Reclamó Guatemala.

—Por favor, si van a hacer sus cosas, no quiero saber. — Imploró Nicaragua.

—¡No tocarás a mi hermanito! —Gritó El Salvador a la defensiva mientras abrazaba a México.

Andrew solo los miró extrañado y aclaró su punto, con un tono de voz algo molesto.

—Pues claro que sé lo que es un mañanero, es un café con pan dulce y se toma todas las mañanas antes de las diez.

Ahora los centroamericanos miraron a los otros latinos con reproche.

—An es de los que le ponen nombre a todo. —Dijo Mauricio con simpleza.

Puerto Rico los miró de manera burlona y agregó:

—¿Acaso pensaron que íbamos a ponernos cariñosos y todos traviesos en el comedor delante de ustedes?, pero que acosadores.

—Aunque no podemos negar que... —Empezó a decir Pierre.

—¡No lo digas! —Clamaron los otros latinos.

Desde ese día Andrewse convenció de que los demás latinos eran muy raros... más de lo que estabaacostumbrado.

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