18:00h
- ¿Cómo lo llevas?
Se notaba en el tono con que todos sus compañeros le hablaban que había una preocupación generalizada que no era necesaria: no estaba inválida ni iba a hacer un cuadro de actuación, y si supieran la situación que tenía encima, podrían comprender mucho mejor lo que le había ocurrido, pero era algo que no podía contarles, y menos con los micrófonos abiertos. Bastante tenían que estar alucinando los espectadores del veinticuatro horas con sus cambios de humor o sus respuestas al aire.
Después del pase de micros había optado por encerrarse en un box y practicar la canción hasta que comenzase su clase con Iván. Ya eran pocos alumnos pero también eran pocos profesores, y seguían dividiendo el tiempo como podían.
Y no podía negar que le daba miedo el momento de enfrentarse al profesor, porque Iván era una de las personas qué más les había ayudado allí dentro a todos y en algunos aspectos que no podían verse a simple vista, pero que eran fundamentales, y no solo para su vida laboral, sino también para la personal. Había conseguido maravillas con algunos de ellos, conseguir que derribaran muros, tabúes y prejuicios establecidos con los que entraron allí. Sus clases te lo ponían todo patas arriba, la cabeza, los sentimientos, el corazón y te enseñaba a desaprender vicios traídos de fuera. Entrabas siendo una persona y salías siendo otra, no distinta, pero sí mejorada.
Samantha salió de su box apesadumbrada, prácticamente arrastrando los pies, y con la cabeza gacha. Sabía que Iván le pediría explicaciones, porque sabía que querría ayudarla con la nube que tan evidentemente llevaba encima, pero no sabía cómo explicarle nada sin contarle la verdad, porque a Iván no se le podía mentir.
Pudo ver que Nia seguía ensayando con Vicky, aunque prácticamente parecía una clase de exhibición por lo mucho que se divertían las dos; Gèrard se encontraba en la sala azul con Capde pero ninguno de los tocaba ningún instrumento y a juzgar por la postura relajada de sus cuerpos, era evidente que estaban de “charleta”, compartiendo inquietudes musicales. Pudo ver también que Flavio seguía en la sala de Manu pero esta vez con Manu dentro, tampoco estaban cantando. Maialen se encontraba con Mamen y Laura no había acudido al pase de micros por motivos personales, razón por la cual Samantha había ocupado su box hasta que Anajú terminara su clase con Iván.
Dejó atrás a Nia y Vicky y llamó a la puerta antes de entrar en el aula de interpretación, donde la turolense ya se despedía del profesor entre risas aunque parecía que sobre esas risas había habido también llantos. Las clases con él eran siempre una incógnita.
- ¡Samantha! – saludó el profesor al verla llegar, elevando los brazos sin que la alegría le llegara a los ojos. – A ti te quería yo ver. Adiós, Anajú, guapa.
Anajú besó a Sam antes de salir y cerró la puerta a su espalda para darles la privacidad que necesitaban ese tipo de clases.
Samantha fue a sentarse pero antes de que pudiera hacerlo, Iván se puso en pie y con los brazos igual de abiertos que en el recibimiento, le hizo un gesto para que se metiera entre ellos y la chica mostró una sonrisa de lado, como si fuera algo obvio. Se abrazaron durante más tiempo del que a Samantha le hubiera gustado porque no necesitaba más motivos para poner a prueba su vena sensible, la cuál estaba a flor de piel ese día. Pero Iván no era tonto, y lo peor de todo era su gran intuición, aunque saltaba a la vista que la chica no pasaba por su mejor momento.
- Vaya abrazo más frío- se quejó el catalán. – Entre esto y nada no sé con qué me quedo.
- Es que no tengo el día cariñoso hoy.
- ¿Y eso por qué?
Samantha lo miró, escéptica. ¿De verdad iba a fingir que no había pasado nada en el pase de micros?
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Only love can hurt like this - [ Flamantha ]
FanfictionSamantha descubre que de la noche a la mañana puede leerle el pensamiento a Flavio. No sabe cómo, ni sabe por qué, pero puede. Historia concluida.