20:47h.
Al final del pasillo, la sala se había vaciado casi por completo. Quedaban las chicas, Pablo, Tinet y algunas de las asistentas que tenían en la academia.
Las tres finalistas estaban sentadas juntas, tomadas de la mano. Había un reloj colgando encima de la puerta que señalaba las veinte cuarenta y siete pero se sentía como si fuera una cuenta atrás hacia su fusilamiento. Faltaba algo más de una hora para el comienzo de la gala y ellas estaban allí sentaditas como el que espera el autobús.
Pablo hablaba por teléfono a través del manos libres mientras cotejaba algo relacionado con el planning de la gala en su carpeta llena de papeles cuando la puerta se abrió de par en par como si quien entrara por ella fuera una manada de elefantes.
Era Gèrard, descompuesto, con la cara roja y los ojos abiertos como platos.
- ¡Flavio!
Pablo le miró, y las chicas se sobresaltaron tanto que se pusieron en pie como un resorte.
- ¡FLAVIO! – gritó con más fuerza, señalando la puerta, esperando que los demás entendieran a la primera lo que estaba pasando.
- ¿Qué pasa? – preguntó Pablo, soltando la carpeta y adivinando una catástrofe.
- ¡Que se ha matado! Está en el baño, ¡está sangrando!
Durante una milésima de segundo, nadie, absolutamente nadie se movió. Después, aquello pareció una coreografía de un musical. Las asistentas de la academia se miraron entre ellas y alguna se llevó una mano a la boca; Tinet colgó la llamada telefónica que estaba atendiendo despidiéndose con un “esperaqueparecequepasaalgoluegotellamo”; Maialen miró intermitentemente a Pablo y a Gèrard, a Gèrard y a Pablo; Pablo miró intermitentemente a Gèrard y a Tinet; y a Samantha le faltó un segundo para salir corriendo de la sala si no fuera porque Nia fue más rápida y la agarró a tiempo.
Pasada esa milésima de segundo de estupor, confusión e incomprensión, todo fueron prisas.
Gèrard salió corriendo de vuelta al baño esperando que le acompañaran. El primero en moverse fue Pablo, acostumbrado a solucionar imprevistos: les gritó que no se movieran de allí con medio cuerpo fuera de la sala buscando a toda prisa en su teléfono la extensión del servicio de asistencia médica que tenían en plató y Tinet corrió detrás de él después de pedirles que estuvieran tranquilas.
Para cuando llegaron a la escalera del baño, Flavio ya había recuperado el conocimiento y había apoyado las piernas contra la pared para elevarlas y favorecer la circulación de la sangre al corazón. Lo había visto en alguna serie y creía recordar que funcionaba. Se tocaba la frente con un gesto de dolor en su carita descompuesta; estaría blanco como si hubiera visto a un fantasma si no fuera porque la sangre le cubría el ojo derecho, le había escurrido por la sien al haber estado tumbado y tenía parte del pelo manchado de rojo.
Pablo y Tinet se arrodillaron a su lado y le pidieron que no se moviera hasta que llegara la asistencia médica. Miraron a Gèrard con preocupación.
- ¿Qué ha pasado?
Después miraron a Flavio. Aquello parecía un partido de tenis. El murciano ni siquiera hizo el intento de hablar.
- Estábamos hablando y ha empezado a ponerse blanco y se ha desplomado – dijo Gèrard. – Se ha mareado y se ha caído por las escaleras. No me ha dado tiempo a echarle mano.
El servicio médico se presentó allí cuarenta segundos después. Dos paramédicos con un maletín cargado de instrumentos para asistencia básica, y allí empezó a sobrar gente porque el pasillo era estrecho hasta decir basta.
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Only love can hurt like this - [ Flamantha ]
FanfictionSamantha descubre que de la noche a la mañana puede leerle el pensamiento a Flavio. No sabe cómo, ni sabe por qué, pero puede. Historia concluida.