DECIMONOVENA PARTE - 04:15h.

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04:15h.

Eran las cuatro y cuarto de una cálida noche de abril de 2020 cuando Flavio anunció que se volvía a la academia.

Después de las tres horas y media de gala, una hora más de chat y otras dos que llevaban de FiestOT como broche de oro de la noche, ya no sabía si el dolor de cabeza que tenía era por el golpe que se había dado hacía más de ocho horas o por el ruido que había en esa fiesta.

A su alrededor, envueltos entre el sonido de la música saliendo de los bafles, las mil conversaciones cruzadas, los gritos de alegría y la imitación que alguien estaba haciendo de Julio Iglesias, sólo pudieron escucharle cinco personas.

Maialen, que dejó de "bailar" para poder prestarle toda su atención, se acercó a él y agudizó el oído.

- ¿Qué te pasa, grillito?

Gèrard y Anne también se voltearon, y Gèrard, sintiéndose aún un poco culpable de no haber parado la caída, buscó con la mirada a Pablo Wessling para que alguien pudiera llevarlo a la Academia.

- ¿Voy a por Noe o Pablo?

Bruno dejó una conversación a medias con algún exconcursante de ediciones pasadas y se giró para mirarlo.

- ¿Te mareas? ¿Estás bien?

Y Samantha, que no se había movido de su lado, dejó su cerveza sobre la primera superficie plana que encontró y se ajustó su banda de tercera clasificada.

- Voy contigo.

A decir verdad, tanta atención le hizo sentirse un poco abrumado. No necesitaba que le acompañaran, ni que llamaran a nadie ni que dejaran de disfrutar de una fiesta que se merecían todos. Negó con la cabeza, contestando a todos con un mismo gesto.

- Se me está pasando el efecto del diclofenaco y me duele la cabeza - le dijo a Maialen. - No os preocupéis que busco a Pablo y le digo que me voy con Alejandra o con Clara. Quedaos aquí.

La última orden la emitió mirando especialmente a Samantha porque sabía que la chica no se conformaría con lo que le dijera.

- Que no, que vamos contigo - insistió Gèrard. - Además, esto está caliente ya.

Elevó la bebida y Flavio sonrió.

- Pues pídete otra, que no pagas tú - bromeó.

Se dio cuenta de que todavía tenía la coca-cola a medias, los hielos ya derretidos. Samantha se la quitó de la mano y la dejó junto a su tercio de Desperados.

- Va, vamos. Avisamos a Pablo y nos vamos.

El murciano la miró, quietecito sin moverse del sitio.

Sam, quédate, de verdad, le dijo sin hablar. No te pierdas esto por venirte conmigo, la fiesta es para todos.

No quiero que te vayas solo.

No pasa nada, voy a cenar algo y a meterme en la cama.

Ella no contestó.

¿Qué pasa?

Que no quiero que te duermas sin mí.

Flavio sonrió, bajo la atenta mirada de sus amigos, que no entendían muy bien qué estaba pasando y por qué se miraban tanto sin decirse nada.

Es nuestra última noche juntos, susurró ella. Por fuera aparentaba total normalidad, pero Flavio podía ver que por dentro era un nudito de nostalgia y ganas de llorar.

Only love can hurt like this - [ Flamantha ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora