20:00h
Flavio tocó un par de canciones con el piano mientras Samantha le miraba desde el sofá de sky marrón, y poco después la chica anunció que estaba cansada y no sabía si ducharse o echarse un rato en el sofá del salón, a lo cual se contestó sola y optó por hacer un rato la siesta. Le pidió que la llamara para la cena en caso de que consiguiera conciliar el sueño, y le dejó solo al piano.
El murciano se quedó allí e intentó retocar, avanzar, editar y revisar composiciones antiguas, incluyendo la que había sacado hacía escasos momentos observando a su compañera mientras ambos ensayaban sus respectivas canciones.
Y mientras tocaba de memoria y de manera instintiva alguna pieza de piano clásico, se paró a pensar cómo hubiera sido el día si hubiera ocurrido al revés, si al levantarse hubiera sido él quien podía escuchar los pensamientos de Samantha, ¿se habría apartado ella durante prácticamente todo el día de él como él había hecho de ella? ¿Se habría agobiado sintiéndose invadida y sobrepasada y habría evitado todo contacto posible? Y lo reflexionó durante un solo segundo, un solo segundo le bastó para darse cuenta de que Samantha habría reaccionado de una manera radicalmente distinta. Puede ser que en un primer momento el estupor fuera el mismo, y que pasados esos primeros momentos de incredulidad, habría enfocado aquello como una ventaja y no como un inconveniente, y que seguramente habría aprovechado para tomarle el pelo, ponerle nervioso y buscarle las cosquillas durante todo el día. Habría sido cuanto menos gracioso.
Detuvo un momento las manos sobre las teclas del piano y miró a la pared azul, haciendo examen de conciencia.
¿Qué era lo peor que podía haber en la mente de Samantha? ¿Y qué era lo peor de la suya para que le diera tanto pavor que la chica lo escuchara? ¿Los pensamientos obscenos? Tampoco era nada fuera de lo normal ni por supuesto algo que Samantha no supiera, el deseo sexual que despertaba en él, porque más de una vez se había hecho evidente. ¿Acaso iba ella a pensar que estaba loco, o que no era normal, si escuchara sus pensamientos? ¿O el tener acceso a algo tan íntimo, intrínseco e inmodificable haría que la percepción que la valenciana tenía de él cambiara? Se lo había dicho durante la clase de Capde, e instantes antes de repetir el pase de micros con los compañeros, porque no era igual, ni por asomo, conocer a una persona que escoge lo que quiere mostrarte, incluso aunque lo que te muestre sea la versión más sencilla, real y llana de sí mismo, que escuchar absolutamente todo lo que es capaz de elucubrar una cabeza, algunas de cuyas cosas ni siquiera somos culpables conscientemente. Entonces, ¿cómo puedes convencer a alguien en esas circunstancias de que lo que estás pensando no te representa al cien por cien? Que ese pensamiento fugaz, nacido de ninguna parte, no te identifica. ¿Y si había pensado algo malo de algún compañero en un instante en que no se hubiera podido controlar? ¿Lo habría escuchado ella? ¿Pensaría que era un falso, o una mala persona? ¿Dejaría de verlo con los mismos ojos?
Sacudió la cabeza, murmurando que al final quien se iba a volver loco era él, y comenzó una pieza nueva, pero se equivocó mil veces, y la frustración no hizo otra cosa que aumentar y nublarle la concentración.
¿Qué habría hecho Samantha si hubiera sido él quien se hubiera colado en su cabeza? No podía dejar de pensarlo, en si la chica lo habría encajado bien, si se habría asustado, si habría sido igual de indiscreta que él. ¿Le habría hecho llorar como lo había hecho él? ¿Se habría ido a dormir la siesta con la sensación de desconcierto y frialdad con la que se había ido ella hacía unos minutos por su culpa?
Resopló.
- A la mierda Shostakóvich - dijo, y recogiendo su libreta se dirigió al salón.
Samantha estaba tumbada en la primera ala del sillón, de espaldas a la puerta y con la cabeza hacia la televisión. No podía verle la cara, pero dedujo que se había dormido porque su respiración cadenciosa transmitía calma.
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Only love can hurt like this - [ Flamantha ]
FanficSamantha descubre que de la noche a la mañana puede leerle el pensamiento a Flavio. No sabe cómo, ni sabe por qué, pero puede. Historia concluida.