05:52h.
Tal y como Samantha había predicho, no consiguió dormirse con facilidad.
Eran las cinco y cuarto de la mañana cuando los cinco finalistas cerraron la puerta del dormitorio, pero no pudieron evitar seguir comentando algunas cosas sobre la gala hasta casi las seis de la mañana. La energía, la tensión y las emociones seguían burbujeando dentro de algunos, sobre todo de Nia, que no podía parar de sonreír y repetir que no se lo creía.
Para cuando el dormitorio quedó en silencio, Samantha empezó a sentir ansiedad por no ser capaz de conciliar el sueño.
A las ocho y media de la mañana tenían que estar de pie porque dos horas después les esperaban los medios para la primera entrevista que iban a realizar sobre su paso por el programa, y tenían que pasar por maquillaje y vestuario antes. Después, les habían comentado muy por encima que tendrían cada uno el transporte de vuelta a sus hogares, y que todos marcharían por la tarde, prácticamente a las mismas horas, así que tenían que dejar las maletas cerradas antes de salir hacia el plató porque ya no volverían más a la Academia.
Flavio, pese a ser impropio de él, tampoco podía conciliar el sueño. Tenía parte de culpa que no podía dejar de escuchar la verborrea interna de la valenciana, pero el paracetamol tampoco había hecho efecto todavía y la cabeza le dolía por los cuatro costados.
El murciano se dio la vuelta y abrazó a Samantha por la espalda, acercándose a ella para poder colocar su nariz en la nuca de ella y respirar el olor de su pelo. Abrazó su cuerpo con el brazo derecho y la atrajo hacia sí, sintiendo segundos después cómo los dedos de ella se entrelazaban con los suyos y los acariciaba haciendo círculos con el pulgar.
¿Estás bien?, le preguntó. Sam no respondió pero suspiró.
No podía contestar que no, porque lo cierto era que estaba muy bien, de hecho, estaba en la gloria. Sentía que haber acabado el concurso le había quitado una presión de encima que en las últimas semanas se había vuelto dura y en ocasiones insostenible. No tener que demostrarle ya nada a nadie después de semanas en el punto de mira, te permitía relajarte por fin y poder respirar profundamente sin sentir el cuchillo pendiendo sobre tu cabeza. Y sentía ese alivio, pero había tantas cosas más que no sabía encajarlas demasiado bien.
Me siento como una niña pequeña que no quiere dormir el último día de vacaciones porque no quiere volver a casa, contestó al cabo de un rato.
Ambos tenían los ojos cerrados hasta ese momento y la oscuridad del dormitorio era casi total porque alguien había cerrado la persiana, pero Flavio le hizo un gesto mínimo a Sam y esta se dio la vuelta, quedando boca arriba para poder mirarle a la cara.
Te entiendo, dijo, buscando en la penumbra la luz de sus ojos azules. Casi duele más irte el último que ser expulsado, después de tanto tiempo aquí, es como si no perteneciéramos a otro sitio.
Ella volvió a suspirar, él se frotó los ojos.
No te estoy dejando dormir..., murmuró Samantha, enfadada consigo misma.
No pasa nada.
Sí que pasa, mañana te van a brear a preguntas porque has quedado segundo y no vas a tener agilidad mental para contestar y vas a estar todo el día para el arrastre.
Me voy a dormir en el tren segurísimo.
Le acarició la mejilla y se dio un poco más la vuelta, para quedar de lado pero de frente hacia él. Esa noche no llevaba camiseta de pijama porque hacía un calor asfixiante en el dormitorio, y Sam pudo trazar líneas inconcretas por su pecho desnudo, tratando así de relajarse a sí misma.
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Only love can hurt like this - [ Flamantha ]
FanfictionSamantha descubre que de la noche a la mañana puede leerle el pensamiento a Flavio. No sabe cómo, ni sabe por qué, pero puede. Historia concluida.