Arena en las urnas

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Llevar el traje de la cosecha no me ha resultado ningún impedimento para pasear por la playa durante un rato. Estoy sentado sobre la arena seca, a la distancia justa para que las olas no puedan mojarme por completo, pero con las piernas estiradas y los pantalones remangados para que me salpiquen un poco los pies cuando rompen contra la orilla.
Hace un día precioso. El sol brilla con toda su fuerza sobre un mar ligeramente agitado, haciendo que la superficie azul intenso resplandezca como miles de diamantes.
Esto es lo que más echaré de menos cuando esté en el Capitolio, el mar.

Allí, en la ciudad más rica de Panem, situada en un gran relieve montañoso, desconocen por completo la sensación de la vida en la costa. No sé como pueden encontrar la calma si nunca han podido escuchar el sonido de las olas rompiendo contra las rocas o sin ver como el sol, convertido en una gran bola de fuego naranja, desaparece lentamente tras el horizonte.

Una ola rompe contra la orilla con más fuerza que las demás y me salpica un poco la tela, recogida hasta las rodillas, pero no me importa.

Estaré fuera prácticamente dos meses, dependiendo de la duración de Los Juegos, pero por lo general, estos suelen abarcan entre un mes y medio o dos meses. Nunca he salido del Distrito 4 porque viajar entre los Distritos está prohibido y la verdad es que no puedo esperar a conocer el Capitolio, pero esto es lo que más desearé tener cerca cuando esté allí, lo único que nunca podrían llevarse a esa ciudad.
"No importa" me digo "Cuando vuelva tendré una casa en la Aldea de los Vencedores con una parte de playa para nosotros. Podré hacer lo que quiera. Todo será mejor que ahora." La idea hace que sonría sin darme cuenta.

— ¡Finnick! — me giro sobresaltado para ver a mi madre desde las escaleras de la entrada de casa. — ¿Qué haces ahí con la ropa de la cosecha? ¡Ven aquí ahora mismo!

Me levanto, pero no sin antes hundir las manos en la arena y lavármelas en la orilla. "Cuando vuelva no seré la misma persona. Seré un vencedor. El primer vencedor del Distrito 4".

Sacudo varias veces las manos para secármelas mientras camino por la arena hasta casa. Cuando llego a la puerta, estiro los pantalones hasta los tobillos y me sacudo la escasa arena que se había quedado pegada a la ropa.

— ¿Tenías que pasearte por la playa justo hoy, así vestido? — me reprocha mi madre nada más entrar. Ella ya está lista, con un vestido lila de tela fina, largo pero sencillo, incluso se ha puesto unos pendientes de caracolas que cuelgan hasta la mitad de su cuello. Me encojo de hombros y le digo que he tenido cuidado de no estropear la ropa pero no es suficiente porque cuando Bryce salga elegido, en algún momento, nos enfocarán entre la multitud al ser su familia. Será la primera vez que los ciudadanos de Panem vean, aunque de forma fugaz, a los familiares de los tributos y mi madre está muy preocupada con que demos buena impresión.

Mi madre quiere peinarme pero yo me niego, me veo mucho mejor así aunque ella insiste en que llevo el pelo demasiado largo.

— Cuando te veas en la repetición de esta noche te arrepentirás de no haberme dejado.— suspira, aunque cuando me miro en el espejo que tenemos apoyado sobre un mueble de madera algo estropeada estoy seguro de que no lo haré.

No sé porqué a mi madre le horroriza, yo no puedo evitar verme muy guapo.
El pelo cobrizo ligeramente ondulado me tapa un poco las orejas con naturalidad y suaviza levemente mis rasgos marcados mientras que mis ojos verdes contrastan con fuerza sobre mi piel bronceada. Si no fuera por el pelo y por algunas pecas sutiles distribuidas por mi nariz y bajo mis ojos, estoy seguro de que podría aparentar más edad.
Además, la ropa de la cosecha no me sienta nada mal, una camisa verdosa que me he recogido hasta los codos, pantalones claros y unas sandalias.

Los Juegos De Finnick Odair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora