Armas que advierten, enfoques que amenazan

250 14 8
                                    

— ¿Todo esto es solo para nosotros? — pregunto mientras volvemos al enorme salón. Yimaima nos ha hecho un recorrido completo por nuestra planta del Centro de Entrenamiento, donde viviremos hasta que empiecen Los Juegos. Durante el itinerario he intentado controlar mis emociones y no ser demasiado impresionable ya que no quiero tener que aguantar otra bronca de Mags, pero enseguida me siento abrumado por todos los lujos de la que será nuestra casa estos días.

— Claro. — Yimaima me dedica una sonrisa sin dejar de avanzar por el elegante salón. — ¿No querréis vivir con el resto de profesionales, no?

— Podríamos perfectamente.— dice Jade con la cabeza levantada para examinar los altos techos de los que cuelgan lámparas de cristal — esto es tan grande que si quisiéramos no tendríamos que ver al idiota de Lartius Edevane.

Jade y yo empezamos a reírnos pero Yimaima no tarda en reprocharnos nuestro comportamiento.

— ¡Esos modales! — nos señala a los dos con el dedo y con cara de no haber oído nada más horrible en toda su vida — Las cosas malas se piensan pero nunca se dicen ¡Y mucho menos con otras personas delante! ¿Que van a pensar de vosotros?

— No es nada que nadie sepa.

La voz de Defne nos sorprende y nos damos la vuelta para verla acercarse con Mags. Después de llegar, nuestras mentoras se apartaron de nosotros mientras Yimaima nos mantenía ocupados enseñándonos nuestra planta. Aunque por la expresión de Defne, mucho más relajada que hace un rato, deduzco que está mejor, sigo preguntándome que mensaje oculto había en las palabras del mentor de Distrito 1 que fuera capaz de herirla tanto.

— Tienen que aprender a comportarse.— se defiende Yimaima — Si no aprenden a ser correctos no superarán la entrevista y todos sabemos que es algo decisivo, muchos tributos no han conseguido patrocinadores por no saber mantener las formas.

Mags suspira y le da la razón aunque por su tono de voz monótono siento que solo lo hace para que no siga. Aún así, su estrategia es más que suficiente para que Yimaima sonría satisfecha al recibir su apoyo. Después mi mentora pone orden en el grupo.

— Vosotros a la ducha. Quiero que os quitéis todo eso antes de cenar. Luego vemos la repetición de la ceremonia de apertura, hablamos de un par de cosas y a la cama. Venga, quiero movimiento, vamos.— dice apremiándonos.

Pongo los ojos en blanco cuando me doy la vuelta. De verdad, ¿Cómo puede ser tan mandona? ¿Los tributos tienen que soportarla cada año? Si mi equipo de preparación estuviera aquí serían mucho más amables.

— Finnick — estoy seguro de que me ha visto poner los ojos en blanco y de que me va a echar la bronca. — Vas a necesitar ayuda para quitarte las gemas que llevas pegadas por la espalda. En un minuto voy a tu habitación a ayudarte, que no entre tu equipo.

— ¿Por qué no?

— Pierdes mucho cuando preguntas tanto ¡Venga a la ducha! — dice señalando el camino a la habitación.

Frunzo el ceño y me voy de mala gana haciendo todo lo posible porque note que estoy enfadado con ella. Una vez en mi habitación, que es más grande que nuestra casa del Distrito 4, me quito el traje de la ceremonia de apertura y lo dejo tirado en el suelo para cubrirme con una bata mullida. Empiezo a quitarme todas las gemas que puedo alcanzar pero al final me resulta imposible llegar a las de la espalda sin hacerme daño y tengo que esperar a que llegue Mags.

— ¿Qué es eso?— pregunta al abrir la puerta después de llamar.

— ¿El qué?

Ella cierra tras de sí y se acerca mi señalando el traje en el suelo.

Los Juegos De Finnick Odair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora