Una arena burocrática

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Nos meten en un coche con los cristales tintados para que los ciudadanos no nos molesten en nuestro recorrido por las calles del Capitolio hasta la mansión presidencial. De camino, miro por la ventana y recuerdo el día que llegué, como Yimaima me explicó los nombres de las calles y me enseñó los edificios principales, entre ellos, la mansión presidencial. ¿Quién podría haber sabido que volvería aquí como un vencedor? Porque hubo momentos en la arena en los que ni a mi mismo se me pasaba por la cabeza.

La fiesta en la mansión presidencial es una autentica locura. Tiene lugar en un salón muy lujoso e increíblemente grande. Está repleto de mesas cargadas con miles de platos distintos y los invitados, vestidos de forma elegante pero con esa ropa tan estrafalaria que llevan aquí, van de un lugar a otro mientras se ríen con sus copas en la mano.
No tengo hambre pero la variedad de platos es tan llamativa que capta mi atención, aunque apenas consigo comer. Los invitados pertenecen a las más altas esferas de la ciudad, entre ellos están altos funcionarios del Capitolio, cargos importantes de la ciudad, familias poderosas y algunos de mis patrocinadores más generosos, como la familia Donnelance, que además de controlar toda la red de telecomunicaciones del Capitolio, también me enviaron el tridente.

— Muchas gracias. Sé perfectamente que no habría podido ganar sin él. Debió de ser un regalo muy caro y no puedo estar más agradecido. — les digo con sinceridad, aunque esta respuesta ha sido elegida por mis mentoras y Yimaima. Ambos sonríen y la mujer hace un gesto elegante con la mano para restarle importancia.

— No te preocupes por eso, el dinero no importa. Tú sabías como utilizar ese tridente y poder enviarte el arma con la que te has convertido en vencedor ha sido todo un honor para nosotros. — responde. Charlamos un rato más, nos hacemos una foto y me invitan a cenar a su mansión del Capitolio con el resto de su familia cuando vuelva en mi Gira de la Victoria, y por supuesto acepto. ¿Cómo voy a negarles esto a las personas responsables de que esté aquí?

No podría decir cuántas personas se acercan para hablar conmigo, abrazarme, pedirme fotos o expresar su ilusión ante mi victoria. Al principio me resulta extraño pero al cabo de media hora, tras ver que tanta gente que no conocía hasta hoy me recibe con tanta efusividad, reconozco que me dejo llevar por lo que me trasmiten. Les devuelvo con fuerza los abrazos, poso con ellos de forma ridícula en las fotos que me piden y hasta acepto las invitaciones a sus fiestas durante el tiempo que vuelva al Capitolio por mi Gira de la Victoria, la cual esperan ansiosos.

Por otro lado, no se me escapan las miradas que me lanza Mags, que niega con la cabeza desde la distancia. Parece que no le gusta mi actitud y casi puedo escucharla diciéndome "No te dejes impresionar por esto, Finnick" pero no se atreve venir a reprocharme nada. Y que lo haga. Esta es mi fiesta. Esta gente está aquí por mi. Ahora soy un vencedor. Hasta este momento he disfrutado poco o más bien de nada de lo que eso significa, pero hoy no será así.

La noche avanza pero la diversión no decae, lo único que cambia es que los invitados están cada vez más borrachos, pero no por ello me dedican menos atención. Puedo jurar que he hablado con absolutamente todo el mundo, incluso con Sagonia Snow, la mujer de presidente, que me felicita y besa mis mejillas. Aunque su conversación es cordial, me intimida tanto como su marido. Es altiva y pese a que la creo cuando dice que se alegra mucho de mi victoria, nunca pierde esa esencia que te deja claro que ella es muy superior a ti.
Aún así, me lo paso fenomenal. Voy de un lado a otro hablando con toda la gente que puedo hasta que tengo que sentarme a descansar porque creo que no puedo aguantar de pie ni un solo segundo más. Busco a mi equipo con la mirada y poco a poco, los localizo a todos excepto a Defne, que ha desaparecido, como siempre, pero esta vez tampoco encuentro a Mags y pasa un buen rato hasta que consigo localizarla. En cuanto lo hago, me pongo de pie de forma instintiva. Algo va mal.

Los Juegos De Finnick Odair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora