Las verdades salen a la lluvia

233 13 19
                                    

Las amenazas de Lartius, la necesidad de huir, Jade alerta, escuchándolo todo y preparada para atacar... ¿Desde cuando estaba despierta? ¿De verdad estaba dispuesta a acuchillar a Lartius si me atacaba?
He juzgado mal a Jade. No está robando y tampoco me está mintiendo. Si quisiera verme muerto le habría bastado con no intervenir esta noche. Pase lo que pase, Jade y yo somos de casa y, aunque solo pueda quedar uno, hasta entonces tenemos la obligación o la necesidad más bien, de confiar el uno en el otro.

Al menos hasta mañana, cuando consigamos escapar de este infierno que está siendo la alianza. Después... después solo podremos esperar no tener que acabar el uno con el otro.

Me paso toda la guardia alerta, dividido entre la atención por proteger los suministros y la creación de una estrategia para que Jade y yo podamos huir. La idea de sobrevivir en soledad me asusta y más aún sabiendo que es muy probable que tengamos que renunciar a los suministros. Una botella de agua y un par de armas. Son las dos únicas cosas que podremos llevarnos sin levantar sospechas, básicamente porque siempre las llevamos encima.

Despierto a Sylk para que me releve un par de horas antes del amanecer. Mientras me acuesto en el saco la observo ocupar mi lugar en la entrada. Sylk. ¿Y si estoy equivocado con ella? ¿Y si no está robando? Si nuestro plan sale bien y Jade y yo conseguimos escapar, ¿Qué pasará con ella? ¿Le dará tiempo a irse de la alianza o la matará Lartius?.
"Igual tiene suerte" me digo. Sylk no es floja y tampoco estúpida. Tiene habilidades de sobra para sobrevivir sola, además, ya demostró en los entrenamientos que es perfectamente capaz de defenderse. No nos necesita. Si nos vamos sabrá que hacer. No puedo preocuparme por ella.

Trato de convencerme de que nuestro plan de escape es justo y de que es mejor no contarle nada a nadie. Ya va a ser bastante complicado escapar como para tener que contar con otra persona.
Aún así, mientras intento coger el sueño, no puedo evitar sentir una opresión en el pecho al pensar que vamos a dejar atrás a Sylk.

Los gritos de entusiasmo de mis compañeros me hacen despertar sobresaltado. No escucho la lluvia contra la Cornucopia pero la luz sigue siendo tan blanquecina como la de días atrás.

— ¡Mirad! ¡Nos han enviado cosas! ¡Venid a verlo! — escucho gritar a Heriot.

¿Tenemos un envío? ¿Será arroz otra vez? Por los gritos de Heriot parece que se trata de algo importante. Salgo del saco y me uno al grupo, colocándome al lado de Jade mientras vemos como Heriot abre el enorme paquete que ha dejado un paracaídas.

— Son... ¿Cerillas? — dice con decepción.

— Hay más cosas. — Sylk se agacha a su lado, abre otro paquete y saca un botecito con un líquido amarillento. Desenrosca el tápon y lo huele — Uff — arruga la nariz — Es Blambare.

¿Blambare? Había oído hablar de ello pero nunca lo había visto y mucho menos así, embotellado. Es una sustancia altamente inflamable que se crea en el Distrito 3 y se exporta al 2 en cuanto se termina su fabricación, ya que es muy peligro y se considera un arma. Se dice que las bombas nucleares con las que bombardearon el Distrito 13 estaban compuestas en su mayoría por Blambare y que hizo falta una semana para sofocar el fuego tóxico que arrasó el Distrito. Al ser un inflamable artificial creado con fines bélicos, está diseñado para que las llamas aguanten al máximo y consigan un efecto devastador.
Desde luego que el frío no será un problema esta noche, con tan solo dos gotas de esa cosa podríamos quemar la Cornucopia entera y ni siquiera una tormenta de de dos días sería capaz de apagar las llamas.
Aunque es útil, enseguida me arrepiento de que nos lo hayan enviado.

— También hay pastillas potabilizadoras y una bolsa de carne seca. — concluye Sylk — Podremos prepararla si encendemos un fuego.

— Menos mal. — dice Bethyna — Seguir comiendo arroz es como no comer nada.

Los Juegos De Finnick Odair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora