No apostaría contra mí

340 18 44
                                    

Hace al menos dos horas que Mags y Defne se marcharon para reunirse con el resto de mentores de la alianza y ultimar todos los detalles de la misma. Será la última vez que se reúnan antes de que empiecen Los Juegos y nos suelten en la arena por lo tanto, la reunión de hoy es más que decisiva.
Mientras esperamos a que vuelvan, a Yimaima se le ha ocurrido que podíamos empezar a preparar con ella algunas partes de la entrevista con Caesar Flickerman que tendrá lugar esta noche y se retransmitirá en directo para todo Panem. Tras escuchar la conversación de anoche entre Mags y Defne, tengo que admitir que no estoy demasiado preocupado por la entrevista sino que, por el contrario, estoy bastante emocionado por la oportunidad de que todo Panem me conozca, aún así, no pienso rechazar ningún apoyo, así que al principio Jade y yo hemos aceptado la ayuda de Yimaima de muy buena gana.

Por desgracia, los problemas no han tardado demasiado en hacer su aparición.

Yimaima se encarga de prepararnos para la parte grupal, que al ser del Distrito 4, consiste en mantener viva la expectativa del público de que al estar cerca del mar somos exóticos y atractivos por naturaleza, pero también se encarga de algo que ella misma ha denominado como "dicción, protocolo y lenguaje no verbal" y, sinceramente, nunca antes habría dicho que hacían falta tantas cosas para dar una buena impresión en una entrevista que durará exactamente tres minutos.

Nos ha hecho sentarnos en el sofá frente a ella, a cierta distancia el uno del otro. Cada vez nos hace una pregunta a uno de los dos, a la que debemos contestar mientras el otro escucha la respuesta con atención y mantiene las formas; después nos dice cual sería, según ella, la forma correcta de responder, reaccionar, mover las manos o incluso cuando deberíamos sonreír.
Al principio, tanto Jade como yo hemos hecho lo posible por adaptarnos y aunque la mayor parte de sus correcciones nos resultaban absurdas nos hemos esforzado en incorporarlas, pero a medida que hemos ido avanzando nuestra paciencia se ha ido agotando, al igual que la de Yimaima. Aún así no se rinde y por mucho que hagamos notar cada vez más nuestra falta de ganas, ella se empeña en que continuemos.
Hemos sido capaces de aguantar todo de la forma más estoica posible hasta que ha empezado a quejarse de nuestro acento y nos ha insistido en que lo hagamos desaparecer para esta noche, cosa que ninguno de los dos estamos dispuestos a hacer. Cuando nos negamos, Yimaima acaba desesperándose y solo sirve para hacer estallar toda la tensión que hemos acumulado hasta ahora.

Según Yimaima hablamos de una forma demasiado lineal, sin hacer énfasis en las palabras, lo que a ojos del Capitolio hace que parezcamos ridículos. Teniendo en cuenta que aquí tienen un siseo extraño al pronunciar la "s" y que dan tantas entonaciones en una sola frase que parece que en cualquier momento se podrán a cantar, creo que debemos de tener conceptos muy distintos de la palabra "ridículo" y que aquí no saben ni lo que es.

— ¡Sed razonables! — dice desesperada cuando ambos le recriminamos que se meta con nuestra forma de hablar — A la audiencia le da igual que esa sea así como se habla en vuestro Distrito. No servirá de nada que os pongan guapísimos y que tengáis muchas cosas que contar si luego abrís la boca y entonáis así. No os pido que lo hagáis perfecto pero, ¡Por lo menos podríais esforzaros un poco!

— A mi me da igual. Tengo que esforzarme en ganar Los Juegos no en hacer el tonto cambiando mi acento. — dice Jade de brazos cruzados.

— ¡Pero es que no se os entiende! ¡Espero que te parezca igual de bien perder patrocinadores porque no son capaces de entender ni una palabra de lo que dices, Jade! — termina Yimaima casi gritando.

Nos quedamos en un incómodo silencio y, por la cara de Yimaima, creo que está sopesando si perderá su trabajo como escort del Capitolio si baja a por una espada del centro de entrenamiento y nos mata a los dos.
El silencio se prolonga un par de minutos más. Jade sigue de brazos cruzados mirando al suelo con ceño mientras que yo continúo con la espalda totalmente echada sobre el respaldo del sofá, por mucho que Yimaima me haya instado varias veces a cambiar de postura, ya que estar así es poco elegante. No pienso cambiar mi acento, no pienso esforzarme lo más mínimo en intentarlo. Mañana nos soltarán en el campo de batalla y tendremos que luchar a muerte, además después de todo lo que escuché anoche entre nuestras mentoras, ¿De verdad cree Yimaima que lo que pueda pensar el Capitolio sobre mi acento me preocupa lo más mínimo?
Finalmente, Yimaima suspira y en un intento por recuperar el control de la situación se pasa las manos ligeramente por el pelo, recogido en un moño elegante, aunque estoy seguro de que es una peluca.

Los Juegos De Finnick Odair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora