Sonrío a la audiencia en un intento de recuperar el control mientras espero que no se me note demasiado lo aturdido que estoy.
— Bueno, si lo dice la audiencia no soy quien para contradecirles.
— Oh, no, no eres nadie, solo el vencedor más joven de la historia de Los Juegos del Hambre. — responde Caesar de forma exagerada volviendo a arrancar las risas entre el público. Yo también me rio y antes de que pueda responder Caesar me da un par de palmaditas en la espalda de forma amistosa — No te preocupes, creo que todos entendemos perfectamente que esto es un gran cambio y que necesitas tiempo para adaptarte, así que estaremos aquí para ayudarte. — Le doy las gracias mientras vuelvo a girarme hacia la audiencia sin perder la sonrisa, pero Caesar sigue hablando decidido a continuar con el espectáculo — Todo Panem tiene muchas preguntas para tí, Finnick, y serán respondidas mañana, en tu última entrevista, pero por favor, antes de que disfrutemos de la proyección que resume tus Juegos, permíteme hacerte dos últimas preguntas.
Asiento y espero con algo de ansiedad, pero Caesar se toma su tiempo para hacerlas en un esfuerzo por aumentar la emoción.
— Me gustaría saber — comienza al fin, con rostro serio — como han sido estos seis días de recuperación después de la arena y que es lo que sientes ahora, antes de ver Los Juegos, con respecto a la forma en la que se han desarrollado.
¿Cómo han sido estos seis días? Hay dos versiones. La primera es la realidad y curiosamente también es la que tengo prohibida contar. La primera norma de un vencedor es que nunca puedes contar nada negativo sobre tu vida como vencedor, Yimaima se ha encargado de dejármelo bien claro.
La verdad es que cuando me sacaron de la Arena no podía hablar. Los médicos del Capitolio se pasaron todo el viaje en aerodeslizador tratando de averiguar si había algún motivo físico que me lo impidiera pero no lo encontraron, así que llegaron a la conclusión de que estaba en estado de shock post traumático y que se me pasaría en los próximos días. Después recuerdo que me pincharon algo en el brazo y me quedé dormido. Cuando me desperté estaba en una cama, en el Capitolio supongo. Me habían quitado toda la ropa que llevé en la Arena y estaba limpio, como si me hubieran duchado, aunque no recuero que pasara. Las marcas de las heridas que tenía, como cortes o las quemaduras de ácido por los brazos, habían desaparecido o empezaban a hacerlo. Mientras estuve en la cama, ese fue el rato que estuve más tiempo consciente. El resto del tiempo estaba sedado y solo me despertaban para comer, hasta que un día, cuando abrí los ojos, reconocí que estaba en la que fue mi habitación de la planta 4 del Centro de Entrenamiento.
Cuando intenté salir de la cama me enredé con las sábanas y me caí al suelo. Mags escuchó el golpe y entró corriendo. Me ayudó a levantarme y después se sentó conmigo en la cama mientras intentaba tranquilizarme porque no podía dejar de llorar, pero por lo menos podía volver a hablar. Así salí del estado de shock, por la necesidad de contarle a Mags el miedo que había pasado en la arena, a lo que ella solo podía responderme que lo sabía pero que ya estaba a salvo.
Y desde ese momento, los cuatro días restantes se han pasado como si nada. El apoyo de Mags, la buena alimentación y las sesiones matinales con los psicólogos del Capitolio han conseguido estabilizarme, como ellos dicen, sin embargo, cuando llega la noche empieza otra vez el infierno.
No quiero quedarme solo ni dormirme porque los pocos segundos me despierto gritando por unas pesadillas horribles. Además, no sé porqué pero desde la discusión con Ananda, Mags le ha prohibido al resto del equipo entrar de noche en mi habitación. Solo puede entrar ella, que se queda conmigo hasta que me duermo, pero después se va y solo vuelve corriendo para tranquilizarme cuando la despierto con mis gritos.
Este ha sido mi día a día desde que salí de la Arena. Ha habido momentos en los que he querido hablar de Los Juegos o de Jade o hasta de Lartius con mis mentoras, pero no he podido porque el poco tiempo restante hemos estado preparando las entrevistas y los eventos de esta noche.
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Los Juegos De Finnick Odair
Hayran KurguCuando Finnick Odair, un adolescente de catorce años se presenta voluntario como tributo para los Sexagésimo Quintos Juegos del Hambre, solo puede ver el honor de representar a su Distrito y la importancia de demostrar que, pese a su edad, es todo u...