Cap 20

244 14 1
                                    


Me encantaba verla, esta vez tomaré el consejo de la mamá de Ross qué fue demasiado cierto, voy a intentarlo. Y aunque yo no cometí el error se merece ser conquistada en verdad se arrepintió demasiado.

—Hola linda. —Llegué a la cafetería donde trabajaba y le di un ramo de flores.

—Hola Gavin. —Se sonrojó.

—Vine aquí por un descafeinado y a preguntar si... ¿Tienes la tarde libre?

—Eres testigo de como esta mi casa por las tardes, ¿crees que la tengo libre?

—Es que tenia pensado salir contigo y con George por un helado o algo así.

—¿Quieres que le contemos todo?

—Si aun no estas lista, no.

—Es mejor que lo sepa a seguir ocultandolo.

—Bien, ¿a que hora sales de aquí?

—A las 2.

—Paso por ti, y luego vamos por George.

—Ok, le diré a la niñera.

—Si.

—Por cierto Gavin...

—Dime...

—Le haz dicho a alguien de George.

—No. Aunque me encantaría gritarle a todo el mundo qué soy padre. —Sonrió.

—No seas exagerado.

—Bien, era uno de nuestros propósitos.

—Cierto, tengo que trabajar, a las 2 entonces.

—Nos vemos más tarde. —Le di un beso en la mejilla y luego me fui. Ni siquiera me había percatado qué había gente observando nuestros movimientos.

Me dirigí al estudio me gustaría contárselo a Ross pero no sé, aún no acordamos nada de decir algo.

—Hola Gav. —Me saludó mi amigo rubio.

—Hola.

—¿Qué tienes? A kilómetros de distancia se nota que ocultas algo.

—No para nada. —Respondí en seco.

—¿Acaso no soy merecedor de saber que pasa contigo? Me siento ofendido tú eres mi mejor amigo, un hermano. —Y este es Lynch haciendo un drama.

—Me he estado viendo con una chica ¿feliz?

—Hermano por fin te recuperas. —Si tan solo supiera toda la verdad.

—¿Qué pasó contigo y Maggie? Mi hermana ya los ve casados.

—Va a sonar feo pero ella y yo solo es sexo.

—No anda tan perdido el muchacho.

—Aprendí del mejor. —Sonreí.

—No digas eso, Abbey me trae aplacado.

—Bueno eso si.

—Por cierto hablando de ella ¿la haz visto?

—¿A quien ha visto? —La pelirroja se hizo presente.

—Le preguntaba por ti amor.

—Bueno. —Se besaron y era incomodo ser el mal tercio.

—Nos vamos, Gav  ¿vienes?

—Vayan los veo luego tengo algo importante que hacer.

—Adiós. —Dijeron el rubio y la pelirroja al unísono.


Tomando y perdiendo el control Donde viven las historias. Descúbrelo ahora