Conociendo a mis héroes (los vengadores y tú)

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POV: _____/Physicist

La fiesta no podría ir mejor, pues todo era un perfecto ambiente lleno de armonía en el que todos reíamos, era sin duda un buen rato para olvidar las penas. O bueno, para casi todos lo era, ya que en lo a mí respecta es un tanto incómodo el estar frente a algunos de los aquí presentes, por ejemplo los futuros padres en los Fantastic 4, pues recuerdo perfectamente que Dark Scientist amenazó a Invisible Woman para capturar al resto, aunque los recuerdos de esa desgraciada siguen mezclados con los míos, es por ello que que se siente como si yo lo hubiese hecho.

No estaba muy metida en la fiesta, como si fuera un baile escolar y yo fuera la típica anti-social que va por obligación; de vez en cuando hablaba con Lila, Peter, Harley, Kamala o incluso Natasha, Wade o Jean, de modo que no siempre estaba sola mirando cómo los demás se divertían.

Todo iba lo mejor posible hasta que Sam sacó el tema de DS y yo. En realidad estoy más de acuerdo con él que con quienes me defienden, mas me quedo callada mientras busco alguna razón entre todos los argumentos para dejar de pensar en mí como un monstruo, hasta que ya me había hartado de que peleasen por mi culpa.

—¡Basta! —les frené, encerrándolos en campos anti-gravedad individuales—. Ni siquiera yo sé sí soy una amenaza o un aliado para ustedes, no puedo saberlo cuando mis memorias están mezcladas con las de DS. Incluso siento lo que quien fuera que mató a todas esas personas sentía, y es horrible ver cuánta emoción había en ella al quitar vidas. Sigo atormentándome día y noche por todo lo sucedido, cada vez sintiéndome más mierda y con más miedo de que esa perra regrese y mate a alguno de ustedes. No me comparen con Winter Soldier o con alguno de los demás, con los que sí se les dice héroes. Tienes razón, Sam, no debería estar aquí, no cuando soy lo peor...

No noté cuándo mi voz se rompía, ni el momento en que unas pocas lágrimas comenzaban a bajar por mi rostro

—No eres lo peor _____ —replica Tony, intentando calmarme, logrando que mis campos se borren y todos volvieran a sus lugares—. Tenemos en claro que no fue tu culpa, nada de esto

—¿Entonces quién pudo haber detenido a esa perra antes de que todo empezara? —interrogué cada vez más melancólica—. Haya sido ella o yo quien mató a más de 4 millones de personas, pude haberlo evitado. No entiendo el porqué siguen pensando lo mismo de mí que antes, cuando tengo en claro que soy un monstruo.

En ese momento un impulso por correr se apoderó de mí, por lo que salí del comedor corriendo lo más rápido que podía

— ¡_____, espera! —gritó Peter cuando ya estaba en las escaleras, dirigiéndome hacia mi habitación.

Una vez entré ahí, saqué sólo el bisturí del doctor Strange, lo metí en mi shoulder bag y salí de ahí, en dirección al ascensor de la torre. Para mi suerte, estaba desocupado, así que con éste bajé al lobby, para luego seguir corriendo hacia donde mis instintos me guiaban, mientras barría las lágrimas que seguían saliendo e intentaba dejar de llorar, al menos por ahora. Lo último que necesito ahora son lágrimas. Tengo que estar sola.

En cuanto me detuve, noté en seguida adónde había llegado: el departamento que solía compartir con Cobby. No me fue tan extraño, pues fue él quien más estuvo conmigo tras la muerte de mis padres, envuelta en sus brazos me sentía segura, me brindaban consuelo y con su ayuda volvía a levantarme cuando algo me tiraba al suelo. No me había dado cuenta de cuán vital era Jacob para mí hasta que fue él quien me tiró al suelo y no tuve fuerzas para levantarme. Ahora que lo necesitaba, él ya no estaba conmigo, tampoco mis padres. Estaba sola.

No dudé en entrar en el edificio e ingresar al departamento, cuya puerta había sido forzada, tal vez cuando Peter y Wade vinieron a buscarme cuando HYDRA me tenía aún. A excepción de la falta de mis cosas, descubrí que todo seguía igual a esa última vez que estuvimos ambos aquí: los muebles de mi familia, los cajones que él había conseguido, la cocina con los mismos alimentos que habíamos comprado en el supermercado, el baño con sus respectivos productos dentro, su habitación, la mesa de nuestra última cena...