Capítulo 10

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Capítulo diez

Por los siguientes días, Ethan cuidó a sus dos convalecientes pacientes; dejando sola a Melania tan solo para ir a hacer rondas cortas vigilando las montañas en derredor.

Habían pasado cuatro días y el muchacho regresó después de una de esas salidas y se encontró a Melania bajando la escalera, sus miradas conectaron y ella le obsequió una dulce sonrisa

- ¿te estás divirtiendo sin mí? – preguntó ella en clara broma; se sentía agradecida con él por su dedicación y sus cuidados

- si vieras que no, es mucho más divertido cuando vas conmigo; en esos días yendo a los bosques en tu compañía, tuve que exigirles a mis sentidos, su máximo rendimiento – ella fingió estar dolida y dándole la espalda, retrocedió hacia su cuarto; Ethan por un momento pensó que ella de verdad se había molestado, pero luego se dijo que quizá y fuera parte de la broma, entonces se decidió y corrió hacia la escalera, no se equivocó, ella estaba recargada en la pared del pasillo, a unos cuantos pasos de la escalera

- entonces ¿te hago o no te hago falta en tus salidas al bosque? – él se le acercó caminado lentamente y cuando estuvo a solo unos centímetros de ella susurró

- ¿de verdad quieres una respuesta que creo que conoces a la perfección? – le puso una mano en la cintura y dejó la otra apoyada en la pared por sobre su cabeza, mientras sus ojos le recorrían el rostro

- Ethan... - susurró Mel sin aliento; sintiendo que su necesidad de él se aumentaba; los días anteriores habían sido perfectos para ella, despertando cada mañana con él durmiendo a su lado, recibiendo los buenos días con besos cada vez más intensos y en el transcurso del día, mientras la cuidaba, no dejaba de darle algunos besos cargados de significado, que la empezaban a hacer sentir febril; luego estaban las caricias, ya fuera en su rostro, sus manos, sus pies; incluso el que le tocara el cabello se había vuelto algo maravilloso para ella

- me estás enloqueciendo Mel – respondió él también en un susurro, para luego apoderarse de su boca, con ansiedad; la besó persuasivo y generoso, saboreándola y dejando que lo probara; el beso se hizo carnal e incendiario, haciendo que desearan dejarse llevar por lo que sentían. Mel sintió el efecto del beso en todo su cuerpo, y de inmediato se aferró a él, pensando en que sus piernas no resistirían y entonces Ethan se obligó a calmarse y viéndola a los ojos, lo golpeo el deseo que descubrió en los de ella – Mel, te deseo como un loco; pero necesito que pienses bien si de verdad quieres llegar tan lejos conmigo – ella lo vio por un momento sin comprender del todo; luego empezó a sentirse como si le hubiesen arrojado un cubo de agua fría sobre todo su cuerpo; es más, ella podría asegurar que veía las llamas retrocediendo, en la medida que su mente se aclaraba y pensaba en las palabras de Ethan; entonces respondió mientras lo alejaba de ella con suave firmeza

- no – y dándole la espalda corrió a su habitación y se encerró dentro; sintiéndose terriblemente mal, aunque luego de un par de minutos, empezó a preguntarse porque se sentía así

Ethan por su parte, quería darse contra la pared de troncos del pasillo; pensaba que algunas cosas no se debían preguntar, y menos en un momento como el que ellos estaban compartiendo; si ella no quería acostarse con él, no necesitaba que se lo preguntara, ella se lo diría; pero hasta ahora, todo indicaba que ella si quería hacer el amor, tanto como él mismo.

Tomó la decisión y fue al cuarto de ella, tocó la puerta y después intentó abrirla; pero ni ella le abrió y la puerta estaba asegurada por dentro; tuvo su momento de duda, pensando en que tal vez era mejor dejar las cosas hasta allí; pero luego los recuerdos, los besos compartidos, el deseo de explorar, de descubrir la suave piel centímetro a centímetro, lo obligaron a ir y buscar la llave y venir a abrir la puerta.

TORPE, PELIGROSA Y ÚNICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora