Capítulo 18

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Capítulo dieciocho

Mel se reunió con Corinne en la habitación, para decirle que todo estaba en orden y que estaban con tiempo suficiente todavía; hacía cerca de una hora que Ethan había desaparecido de su vista, y aún se preguntaba a dónde había ido; ahora tenía la respuesta

-conque aquí estás – Ethan había estado hablando con su hermana, de todos los eventos que los habían llevado a los dos, a unirse a la familia Hunter – hola Cori; el estilista y la maquillista vendrán a las cuatro; a esa hora ya debes estar bañada ¿tienes tu vestido?

- así es; todo está bien Mel. Te voy a estar agradecida por siempre; no sé qué hubiera hecho si no has venido a hacerte cargo

- no te inquietes Cori, estoy pensando seriamente en pagarme adueñándome del guapo de tu hermano – dicho esto se dirigió hacia la puerta, pero Ethan fue más rápido, corriendo hacia ella y tomándola entre sus brazos la besó delante de su hermana

- ya lo tienes cariño, el sujeto es todo tuyo – confesó Ethan sonriendo – seré tu esclavo por el resto de tu vida

- Ethan, aún no estamos los dos frente al ministro; cuando sea nuestro turno te recordaré estas palabras

- ¡Vaya! También han pensado en casarse ¿Eh? - preguntó Corinne sonriente

- creo que es natural; me parece que es el mejor estado, cuando se ama de verdad - la que dijo eso fue Mel - te veo luego Ethan. Corinne, no vayas a estresarte; todo está en orden

Intentando mantener el orden, sin carreras que elevaran el nivel de ansiedad, Melania dirigió cada detalle de la boda con admirable precisión; ella se encargó personalmente de los anillos, el ramo, los decoradores, la elección del menú, los vinos; en fin.

Ethan le ayudó a organizarlo todo; yendo a dar en determinado momento a la cocina para ayudarle con el almuerzo, que comieron los tres, puesto que Jefferson llegaría para la boda.

Después de eso, le robó un par de besos más a la joven, en el despacho de la mansión y salió para tomar un taxi, e ir a prepararse, debía entregar a su hermana, a Jefferson frente al ministro.

Pensaba en el destino; Melania había aparecido en su vida como un relámpago que lo había empapado de licor, y luego y otra vez había vuelto a aparecer, hasta convertirse en una necesidad en su vida, su razón de vivir; y ahora resultaba que su hermana y el padre de Mel, habían incluso empezado a salir antes que ellos; les habían tomado ventaja e incluso se iban a casar.

La boda estaba programada para las ocho; el ministro llegó temprano y conversó con la pareja, aunque lo hizo por separado; después de firmar los documentos de la boda, estuvieron listos.

Jefferson Lucía un smoking hecho a medida, camisa blanca, corbata de pajarita; en palabras de su hija, un verdadero manjar; Ethan también lucía un smoking, pero decidió prescindir de la pajarita, para no competir con su suegro, de todas maneras Mel lo aprobaba con lo que sea que llevara puesto.

Melania por su parte, había elegido un vestido le lentejuelas, color crema; largo hasta los pies con mangas angostas que se cruzaban en su espalda dejándola casi toda descubierta hasta la cintura; se amoldaba a su figura, ampliándose solo un poco, a partir de las rodillas con una abertura en la parte de atrás, no muy alta, tan solo lo suficiente para caminar.

Dio comienzo la ceremonia con la aparición de la novia en lo alto de la escalera; Ethan la esperaba al pie y cuando ella llegó, deslumbrante en su vestido de raso blanco, impoluto, un tocado de velo y perlas en su cabeza, que la hacía lucir majestuosa; zapatos decorados en fina pedrería.

Corinne llegó junto a su hermano sonriendo nervioso, reteniendo las lágrimas que amenazaban lluvia.

- para esto me he preparado desde que tenía quince años - dijo Ethan - ha sido uno de mis grandes anhelos; llevarte al altar para entregarte a un buen hombre

TORPE, PELIGROSA Y ÚNICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora