Capítulo 23

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Capitulo veintitrés

Muy temprano en la mañana, Jefferson estaba en camino, siguiendo a Irina, quien lo guiaba en una vieja camioneta; Lane aún no le había respondido el mensaje que le había enviado la noche anterior, pero él no podía sentarse a esperarlo; debía dar con Ethan e intentar convencerlo de regresar y ponerse a salvo con su familia.

Pero al llegar a la cabaña, se encontraron con que allí no había nadie; el lugar estaba solo, ni siquiera los animales de Ethan estaban por allí

- ha de estar en los bosques desarmando trampas o rescatando animales – Jefferson lo dudó por unos instantes, pero luego se dio cuenta que las huellas de las ruedas de la camioneta de Ethan, eran muy evidentes, gracias a las lluvias, entonces dijo

- intentaré encontrarlo siguiendo las huellas de su auto; si no lo hago, regreso por el mismo lugar, y me quedo a esperarle

- le aconsejo que abra bien los ojos; el bosque es peligroso, más para un citadino; sin embargo llevé unas dos bengalas y si se pierde, quédese en su lugar y dispare una, teniendo cuidado de no dañar a los animales; también puede ir por el sendero que va al noreste, a veinte kilómetros está la oficina de los guardabosques. seguro que se encuentra con Isaac o sus ayudantes – indicó Irina

- muy bien; le agradezco. Les veo a mi regreso

Jefferson se puso en camino, tras las huellas del camión de Ethan, mientras Irina regresaba al pueblo.

Mientras más se adentraba en las montañas, el padre de Mel, más entendía a su hija; ese lugar era asombroso, con gusto pasaría alguna temporada con ellos allí; incluso diría que era mágico; los caminos eran un tanto accidentados, pero eso no era algo que él no disfrutara; al fin y al cabo, eso era como volver a vivir su juventud.

Encontró el camión de Ethan, después de dos largas horas, junto a la ribera del río y deteniendo el Jeep a un lado, se apeó y examinó el lugar, preguntándose dónde andaría el muchacho; no estaba por ninguna parte y tampoco se escuchaban ruidos que pudiera seguir. Sin embargo, observó bien el suelo a su alrededor, y pudo encontrar huellas de pisadas, bien visibles, gracias al terreno; tomó una bolsa dónde llevaba una linterna, un spray pimienta y algunas cosas de un botiquín y se puso en camino, ahora siguiendo las huellas de un hombre, que esperaba fueran las del muchacho que estaba buscando.

Caminó siguiendo hacia arriba por el curso del río, sin saber que su hija había estado precisamente por esos mismos lugares, y que muy cerca de donde él estaba, había tenido su terapia de choque, y le había perdido algo de temor a las masas de agua.

Luego de cubrir un buen terreno, se encontró con un puente, hecho con maderas y cuerdas; se veía en buen estado, pero no dejó de pensar que podía ser peligroso; examinó con cuidado alrededor, para estar seguro que Ethan si hubiera cruzado por allí; y como no encontró huellas que se alejaran del puente, se animó a pasar.

Avanzó unos cuantos metros, y en un segundo de distracción, resbaló y se tambaleó peligrosamente, haciendo que el puente se moviera, causándole un poco de aprehensión; se quedó quieto hasta que el puente se estabilizó, y luego sí, avanzó con mucho cuidado; respiró profundo por varias ocasiones, cuando estuvo nuevamente en tierra firme y luego nuevamente se puso en camino, hacia el interior del bosque.

Encontró una cabaña un poco herrumbrosa y la estuvo observando por unos minutos, por descubrir si había alguien en ella; no vio movimiento alguno, sin embargo se dijo que aún podía haber alguien al interior.

Entró cauteloso, y la encontró vacía, sin embargo, sobre una mesa, que a pesar de los años, se veía fuerte, estaba una mochila; se acercó a echarle una ojeada para comprobar a quien pertenecía; solo que no llegó a tocarla, cuando una voz se escuchó a sus espaldas

TORPE, PELIGROSA Y ÚNICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora