Epílogo

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Epílogo

Dos mil trescientos cincuenta y nueve baños de bebidas después...

Melania y su esposo habían salido de excursión por las montañas rocosas de Idaho, buscando el rastro de un cazador escurridizo, del que habían tenido noticias a través del guardabosques; querían encontrar al sujeto antes de esa noche, ya que al día siguiente partirían a Seattle para celebrar el primer año del pequeño Jeff, el hijo de Corinne y Jefferson; y luego quedarse hasta que su hija tuviera su pastel por su primer año.

En cuanto estuvieron seguros de haberlo encontrado, dieron aviso al servicio forestal y regresaron a Panther Cougar para preparar el viaje a reunirse con su familia; dejaron a Irina a cargo de la cabaña, junto a la señora que les ayudaba y un chico que se les había unido y que en ocasiones pilotaba el helicóptero de la organización; él había querido quedarse para aprender más de su trabajo con los pumas, de los cuales también era un asiduo admirador; su nombre era Kyle Dustan y provenía de San Francisco.

Salieron de Boise a dónde los llevó Kyle en el helicóptero, en un avión pequeño; y en poco tiempo estuvieron en Seattle; era muy poco lo que hacían el recorrido de más de siete horas en auto, mientras que lo pudieran hacer en menos de una hora en avión.

En cuanto arribaron a la ciudad, fueron recogidos personalmente por Corinne y Jefferson, que se mostraban ansiosos de saludar a la pequeña

-que bueno que hayan llegado dos días antes del cumpleaños de Jeff – dijo Corinne feliz de ver a su sobrina – Jefferson y yo decidimos que para celebrar su visita, iremos a cine mañana en la noche, y veremos la misma película que vimos aquella noche en que nos encontramos los cuatro

- me parece un excelente plan – aprobó Ethan – y aunque ya perdí la cuenta de los baños que me ha dado mi amada esposa, el de esa noche, bien vale la pena recordarlo – Mel se volvió a verle haciendo un mohín, y él como siempre, la besó conciliador y luego dijo – adoro tus baños amor, lo sabes

- tienes razón, lo sé – en el tiempo que llevaban juntos, él había provocado varios de esos baños accidentales, para luego cobrarle de una manera bastante placentera, el hecho de que ella lo hubiese lavado con alguna bebida; lo que ella había terminado amando

- por otro lado, Mel y yo haremos una visita a un lugar, mañana en la mañana, Annette se quedará con ustedes – informó Ethan

- perfecto – Jefferson llevaba a su hijo en brazos en tanto que Corinne se hacía cargo de la pequeña

Al día siguiente, Ethan llevó a su esposa hasta uno de los autos que había en la mansión, y abriéndole la puerta del pasajero, la ayudó a acomodarse; enseguida se puso al puesto del conductor, y partió hacia las afueras, a un puesto de limonada que estaba cerca de un lavado automático de autos

-definitivamente amas que te eche las bebidas encima – Melania sonreía sabiendo lo que iba a suceder

- bueno, esta es la única oportunidad que he tenido de poner puntos en mi parte del tablero; pero sabes tan bien como yo, que nunca te podré dar alcance – bajaron del auto y se acercaron al puesto de limonadas; en lugar de la anterior vendedora, había un chico de tal vez unos trece años – danos dos vasos de limonada – pidió Ethan

- ¿dónde está la chiquilla que vendía la limonada? – preguntó Mel intentando distraer a su esposo

- es mi hermana – explicó el pequeño vendedor – le ayudo por unos dólares que necesito – les sirvió las bebidas y entonces tuvo que ver atónito lo que ocurría con ellas; sus clientes tomaron los vasos y se arrojaron la bebida encima, en medio de risas y besos - ¡¿Qué... qué hacen?!

- no te apures niño – respondió Ethan – es una tradición familiar – le dio cinco dólares y le dijo – dile a tu hermana quienes vinieron por su limonada y dile que por favor no deje de salir a venderla. Volveremos

- oh sí; eso es lo que haremos – Mel se colgó del cuello de su esposo y este la levantó del suelo, llevándola al auto

- te llevaré para que te limpies; creo que esta vez el punto es mío, casi no pudiste aventarme tu limonada

- tal vez por que me lanzaste la tuya a la cara – se quejó ella

Fueron a la casa de Ethan en la ciudad, y sin detenerse terminaron en la ducha, desnudándose sin pausas, para luego dejar que el agua les limpiara los restos de la dulce bebida de encima; sin embargo, su juego llevaba otras intenciones; cualquier excusa era buena para que ellos se dedicaran a una de sus actividades favoritas.

Unos minutos después, y luego de hacer el amor en la ducha, los dos estaban en la cama unidos una vez más, amándose con pasión, olvidándose de todo, como solo ellos podían hacer.

-¿me amas como antes Ethan?

- no, nunca como antes; te amo más con cada día que pasa; no podría ser de otra manera. Siempre cuando despierto y te veo a mi lado, pienso en que soy el más afortunado de los hombres por tenerte

- también es así conmigo; despierto en cuanto siento tus besos, amo la sensación que produces en mi en cuanto me miras. Amor todo de ti y cada uno de mis días a tu lado.

Las palabras se perdieron mientras ellos ocupaban sus bocas en besarse; después de todo, eso era algo que también amaban hacer y para lo que no perdían oportunidad.

Después de celebrar con su familia, el primer año de los dos pequeños, regresaron a las montañas a su cabaña; a cuidar de sus pumas y de otros animales que algunas veces encontraban heridos. Ellos los llevaban a Panther Cougar, los atendían y luego los regresaban a su hábitat, para que continuaran su vida con normalidad.

FIN

TORPE, PELIGROSA Y ÚNICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora