Jimin es un cachorro de tan solo meses cuando es abandonado en la puerta de la mansión de la adinerada familia Kim por un simple pecado ante los ojos de los lobos que rinden culto a la madre luna; un cachorro sin aroma.
JungKook es un claro alfa des...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Habían pasado unas semanas tranquilas, todo parecía en orden y casualmente meditado para que fuera así. Los hermanos Kim habían prometido al pequeño Jimin guardar silencio sobre su relación con JungKook; lo primordial era hacer saber a los padres Kim que TaeHyung ya tenía Omega y que venía con él adicional de un Beta.
Aquella cena fue un caos, su madre estaba contenta y orgullosa de que su pequeño hubiera encontrado a sus destinados y lo dijera con esa enorme sonrisa única suya cuadrada. Sin embargo su padre no dejó de entrar en pánico por lo que conllevaría esa relación con los Min-Jung; el Alfa patriarca era conocedor del carácter antiguo, único y perfeccionista de esa familia. Como conclusión habían decidido organizar una cena de ambas familias para asentar los ánimos antes de que se caldearan y la Alfa Min apareciera gritando exigencias para con su hijo y su hijastro.
Por su lado el mayor de los hermanos Kim estaba agotado, estaba adelantando trabajo en la empresa familiar con la intención de poder librar la semana del celo de su Omega y poder dedicarse cien por cien en la creación de su cachorro. Todavía tenía sus dudas, sus miedos, pero ahora que los compartía con su encantador esposo se disipaban antes. Comenzaba a creer que podrían llevarlo, ser esos padres ejemplares y amorosos que tanto anhelaban.
El pequeño Park era otra cosa; se escapaba de casa de noche, tenía llamadas de horas y ponía excusas simples sobre su próxima incorporación a la universidad o salidas con sus amigos para poder juntarse con su novio. Un novio que lo abrazaba y llenaba de besos cada vez que tenía la oportunidad; Jimin jamás pensó que su Hyung fuera tan cariñoso y eso le encantaba.
Era su primer día de clases en la universidad, Tae lo había acompañado hasta su clase y dado ánimos antes de ir a las suyas propias. Para la hora del almuerzo el pelirrosa se sentía incómodo, agobiado y cansado, y no era por las clases dadas ya que le gustaban y tenían toda su atención, sino por el gran número de Alfas e incluso Betas que habían intentado acercarse a él con dobles intenciones. Sus aromas neutros o fuertes expandidos tratando de encandilarlo.
Seguido por esos mismos lobos se dirigía con sonrisas educadas hacia la cafetería para la hora del almuerzo, los Omegas de su clase también los seguían molestos y enfadados por tener, el joven y nuevo Omega, tanta atención.
-Solo es el cachorro eterno. -Había escuchado varías veces de fondo por el eco de la clase o los pasillos, todos conocían su rostro y le molestaba demasiado que siguieran llamándolo así cuando era bastante obvio que ya no era un cachorro.
Al llegar a la cafetería y, cortésmente, denegar la invitación de varios de sus compañeros para almorzar juntos vio la mesa de sus amigos por lo que sonrió feliz e incluso relajado.
-¡Jiminie! -Gritó San levantándose hasta llegar a su lado. Sus "acosadores" miraban todo curiosos.
-¿Podéis ser menos desesperados? Su Alfa podría enfadarse. -Ataca Yeosang tomando la mano del pelirrosa para alejarlo de esos chicos/chicas Alfas y Betas tanto como de los Omegas curioso.
-¿Alfa? ¿Qué Alfa? -Pregunta uno de los que más cerca de Jimin había estado toda la mañana mirando con descaro el cuello del Omega, incluso trató de tocarlo. Quería bajar más el cuello de ese suéter para corroborar si aquello dicho por el Omega arisco era cierto. Mas una mano varonil, fuerte y grande lo apartó de un empujón en el centro de su pecho. La cafetería quedó en completo silencio.
-Toca a mi Omega y eres lobo muerto. -La gruesa voz de mando del Alfa de Jeon puso rígido a todo Alfa presente, incómodo a todo Beta y sumiso a todo Omega. -Es mío. -TaeHyung miraba todo orgulloso desde su silla en la mesa de sus amigos pues él quería levantarse a defender a su hermano, pero supo que no era necesario cuán Jeon lo hizo veloz.
-Sí, soy tuyo. Vamos Nochu. -Le susurra Jimin sosteniendo su mejilla y delineando su marcada mandíbula tensa con su pequeño pulgar.
Su pequeño secreto no tardaría en llegar a oídos de sus padres después de esa escena territorial involuntaria e instintiva.
