Capítulo 5

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Las olas descansaban plácidamente sobre las orillas del mar, corrientes suaves que se arrastraban junto a la arena hasta disolverse en un ráfaga capa fina de cristal. La luna se posaba contra el cielo oscuro, dando a reflejar su faro lunar contra las aguas de la playa.

La familia estaba reunida en una cabaña del hotel, donde las mesas eran caracterizadas por madera rústica y barniz. Sillas del mismo material, junto a una decoración vacacional. Entre estas teníamos, techo de paja, ventanales sin vidrio y solamente con barrotes de troncos de palmera, fundidos en barniz. Desde donde a través de estos, la brisa nocturna y fresca, podía entrar sin permiso, envolviendo la comida con el aroma salado de la marea.

—¡Chan, tomemos una foto!—pidió la castaña, poniendo sus pestañas a revolotear incontables veces.

—Tómala si quieres.

Respondió el aludido, tomando tranquilamente un camarón empanizado con los palillos de madera; se lo llevó hasta la boca para disfrutar de su sabor, mientras Seohyun acomodaba su cabello para salir impecable en la foto. Al encontrar la pose, dirigió su mirada hasta donde Baekhyun, quien estaba en un completo silencio, debido a que tenía un popote de plástico en su boca, succionando el ponche de frutas que había pedido para acompañar.

—Baek, ¿Podrías tomarnos una foto?—la chica le preguntó, y por inercia y buena educación, el nombrado asintió, prosiguiendo a tomar la cámara instantánea.

Con la cámara en manos, la levantó hasta la altura de sus ojos, achinando un ojo para calcular tal ángulo.

Chanyeol sonrió calculador, anclando su mirada en el chico, en cambio su esposa se acostó sobre su hombro, sonriendo achinado hasta mostrar la pila de dientes blancos.

—Uno, Dos, Tres.

Clic

Tras haber presionado el botón, la cámara procesó rápidamente la fotografía, haciéndola aparecer por la ranura de abajo, fresca e impresa en un cuadro blanco.

Agarró la fotografía y se la tendió a una sonriente Seohyun. En el transcurso la castaña le comentó lo hermosa que quedo la toma, fantaseando con su esposo sobre otros temas cotidianos que podrían hacer en las vacaciones.

—¡A Byunnie gustarle los caramones!—exclamó la melliza, sonriendo amplio ante todos.

Casi toda la mesa a excepción de Seohyun, se echaron a reír. La castaña solo observó con desaprobación a la niña que se había ensuciado la boca, haciendo un desastre en su piel, pero claro, disimuló ante la mirada reprochante de su esposo.

—Mira, hiciste todo un caos en tu boca.—formuló el bajo, agarrando una de las servilletas de la mesa para retirarle con cuidado los rastros de comida en la boca de esta. Al finalizar, la pequeña Byunnie, le sonrió.

—¿A Baekkie le gustan los caramones también?—dijo.

Baekhyun sonrió en grande, mostrando aquella sonrisa cuadrilátera que se hacía igualdad a un cuadro de arte, pintado en su rostro.—Claro que me gustan, pero prefiero comer los camarones, tesoro.—cuestionó, acomodando un mechón rubio tras su oreja.

—Oh, ca-ma-rones.

La infante aplaudió, con la felicidad llenándole porque pudo pronunciar la palabra.

—¿Baekkie puedo probar de tu jugo?

Esta vez fue Byeol quien habló para preguntar sobre el jugo del bajo, obteniendo un asentimiento por parte de este; se paró sobre la silla para tomar el vaso de jugo, pero al hacer la tarea perdió el equilibrio, tambaleándose peligrosamente en la silla. Lo siguiente que Baekhyun presenció, fue el vaso de ponche de frutas cayendo en dirección a Seohyun, consiguiendo derramarse por completo sobre el vestido blanquecino de la castaña. Acto que no le fue agradable. Como pudo, el pequeño se incorporó en la silla con ayuda de su padre, quien al instante se levantó para evitar que se cayese.

—¡Byeol te he enseñado a no pararte sobre las sillas! Solo mira el desastre que has causado.—reprochó, levantándose de la silla tras infundir las palabras.

El niño solo se mantuvo quieto escuchando a su madre, cabizbajo.—Mi vestido se estropeó por completo, todo por uno de tus caprichos....

—Seohyun.

La voz gruesa del mayor se hizo presente, deteniendo el alboroto que esta, estaba causando.—Fue un accidente, no culpes a Byeol por haber perdido el equilibrio con un refresco ¿O acaso porque tu estúpido vestido se manchó, lo culparas?

—Chanyeol, si él no hubiera querido tomar del vaso de Baekhyun, esto no hubiera sucedido. El sabe que le hemos enseñado a no pedir algo de otra persona, le hemos enseñado modales ¿Dónde están?—exclamó con sorna.

—Es un niño, porque tu quieras verte como la mujer más perfecta ante la ciudad, no dice que obligaras a mis hijos hacer lo mismo. Si tanto le enseñaste modales, porque mejor no los pones en practica tú y dejas de hacer un maldito alboroto en un restaurante. Por una vez en tu vida, deja de intentar verte como algo que no eres Seohyun, y déjanos a mi y a mis hijos compartir de una cena en paz.

—No vuelvas a decir tal cosa Chanyeol, y la forma de mis modales es mi problema. Si me permites, iré a cambiarme de ropa.—masculló, presionando sus uñas contra los puños, que yacían blanquecinos por la presión. Con pasos fuertes, la castaña desapareció, declamando en su rostro la rabia que se recargaba contra sus facciones.

Enseguida unos sirvientes llegaron y limpiaron el desastre de la mesa, volviendo a dejar el incómodo silencio que se había dispersado en el ambiente.

Chanyeol peinó su cabello hacia atrás, suspirando ruidoso para recostarse contra la silla; perdió toda clase de apetito con la recién pelea.

—Papá, lo siento, ¿Mamá se enojara otra vez conmigo?

El alto negó con la cabeza, sonriéndole suave al niño para revolver los cabellos rubios de su hijo. —No debes porque disculparte Byeol, solo fue un accidente.—respondió, recordando la vez anterior en la que su misma esposa había hecho otro drama en un viaje a casa de sus padres, los niños habían jugado con la colonia Chanel Nº5 de Seohyun, empezando a rociarla por toda la habitación, la mujer había conseguido tener un tic en el ojo cuando se enteró.

—Papi, Baekkie ama los caramones, no no, ca-ma-rones ¡Si!, pero ya no tengo aquí.. ¿Puedes darle uno de los tuyos para que él también esté feliz?—Byunnie preguntó, mostrando el brillo ansioso en sus ojos.

Baekhyun se ruborizó al instante, sintiendo el calor bañarle el rostro por tal propuesta. Rápido negó con las manos, teniendo dificultad al hablar.

—No, no es n-necesario que lo haga señor Park.—atajó.

Chanyeol soltó una sonrisita baja, tomando entre los palillos uno de sus camarones empanizados y fritos.—Solo dime Chanyeol me haces sentir viejo cuando agregas el ''señor'', y te prohíbo negarte a la petición de Byunnie, tuve suficiente esta noche con mi esposa y solamente quiero calmar este ambiente. Así que no digas nada, y abre la boca para mí.

Chanyeol tenía los palillos en alto, acercándolos hasta su boca, esperando con una mirada seductora, a que aceptara la comida.

Baekhyun estaba sin palabras, ¿Cómo podía estar tan tranquilo cuando acabase de pelear con su esposa? ¿Acaso a su jefe no le importaban los berrinches de Seohyun? Bueno, ello no era de su incumbencia como para preguntar o entrometerse.

Por un momento se inmutó, escuchando las órdenes del alto. Con inseguridad abrió su boca, recibiendo al instante el trozo de carne suave y frita en condimentos, dejándola en su cavidad, para abandonar en un desliz sus labios contra los palillos. Y por alguna razón desconocida, sintió una corriente bajarle, con la mirada penetrante que tal hombre le estaba dando. Con descaro el aludido, volvió a coger un camarón del plato, llevándoselo esta vez a su propia boca, saboreando el sabor de los labios ajenos que posteriormente se imprimió en la madera delgada.

¿Por que aquello le había parecido jodidamente sexy? Es más ¿Por que de pronto se excitó con la imagen de su jefe comiéndole la boca hasta saciarse? Estaba mal, el tipo tenía esposa e incluso él mismo cuidaba de sus hijos.




Continuará....

Two Faces «ChanBaek»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora