Capítulo 39

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Tras bajarse del transporte público, pudo ver como a simple vista se podía ver el edificio alto de tonos apastelados como rosa, gris y blanco. Su nombre se postulaba en grandes letras de color negro, conjuntándolo con las cristalinas ventanas que se parchaban en sus paredes.

Dispuesto y decidido a confirmar sus sospechas de dolores; se animó a entrar en el hospital. Las puertas de vidrio se abrieron y él pudo darse paso a entrar, teniendo como principal sujeto a la recepcionista detrás del mostrador.

Portaba su característico uniforme azulado, el cabello sujeto en un moño negro y los lentes reposando en el puente de su nariz. Sin detallar con tanta atención, se podía calcular el estatus de su edad. Tal vez recorría a unos treinta y cinco, o treinta tres años de edad, pues en su rostro ya salían perforadas arrugas leves y visibles al contraste de sus muecas que indicaban signos de adultez promedio. 

—Disculpe.—le llamó, acercándose hasta reposar ambas muñecas en el mostrador, con ello atrajo la atención de la chica. Tal susodicha alejó su mirada de los formularios en los que trabajaba para quien sabe que; haciendo su trabajo, le sonrió con suavidad.

—Buenas tardes, dígame ¿En qué puedo ayudarle?—preguntó viéndole al mismo tiempo a los ojos.

—Vengo a una cita con el doctor Zhang.

La mujer despegó su mirada antes de regresar a su computador, provocando el ruidoso sonido de las teclas chocando con empujes.—¿Solicitó la cita en días anteriores, o es una solicitación de hoy? 

—Ya tengo agendada la cita para hoy.

—Está bien, déjeme confirmarlo entre los archivos para verificar.—dijo, tecleando un par de letras en su pantalla—Nombre completo por favor.

—Byun Baekhyun.

Luego de buscar entre los nombres de citas previas para el día dado, volvió a hablar.—Oh, tiene razón, pido una disculpa por la tardanza pero mi trabajo es asegurarme de todos los detalles que surgen alrededor, y no puedo dejar pasar de falta a un cliente. —Baekhyun asintió tranquilo. La mujer se movió de su lugar un poco, cogiendo el teléfono alámbrico de la mesita arriba del cajón de expedientes recientes. Por lo que pudo ver desde su sitio, tal persona hizo una llamada. Escuchar lo que decía era algo casi imposible, pues no se podía apreciar nada más que la voz de ella intercalando unas cuantas silabas. Cuando acabó, regresó y le dijo:

—Ya le pase el comunicado al doctor Zhang sobre su llegada, ahorita se encuentra entregando una receta médica por lo cual lo atenderá dentro de unos siete minutos a más tardar, si gusta puede tomar asiento mientras espera al doctor.—habló, señalando las sillas de plástico frente a ellos.

No había de otra más que aceptar la oferta de coger asiento en las sillas, por lo cual Baekhyun se sentó en ellas durante el tiempo pasaba. Los hospitales nunca le habían agradado, la simple razón de saber que cuando una persona caía allí adentro significaba que no todo estaba bien, que sus signos sanos no estaban en su totalidad. Más que todo, disgustaba estar en uno por tener los recuerdos de su madre, la bella mujer que una vez entró allí y nunca jamás volvió a salir. Mientras se encontraba pensando entre sus recuerdos, no tuvo tiempo para darle atención a una invitada al lado suyo, no hasta que sintió la extrovertida colonia con aroma a achicoria silvestre, un olor tan intenso como para transpirar con tranquilidad. Giro un poco en su puesto, encontrándose con una anciana que sostenía una pequeña bolsa tejida a mano, entre sus brazos. Dicha señora le sonrió, achinando sus ojos al mismo margen en que sus arrugas más notorias, se unían con su sonrisa vejez.

—Buenas tardes abuela.—mencionó inclinándose con precisión para mostrar respeto.

—¿Es tu primera vez?—ella le cuestionó cansina, sin abandonar la sonrisa en su rostro, algo que confundió un tanto al rubio. 

Two Faces «ChanBaek»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora