—¿Quién es Byun Baekhyun en realidad Hye-Yoon?
Fue directo al grano, Seohyun había ido a visitar a su hermano con la excusa de una asociación en la empresa, necesitaba respuestas, como ¿Por qué el extraño comportamiento de su hermano ante el nombre? ¿Quién era su niñero? la pregunta le causaba tanta intriga por saber las respuestas.
Tras llegar a Busan, se tomó un día de descanso para poder procesar el viaje y relajarse un poco para lo que sea que su hermano llegase a decirle. Al siguiente amanecer ya estaba emprendiendo camino en auto hasta la dichosa casa del mayor, llevándose consigo unos cuantos minutos para estar frente a la puerta de este.
—Seo.... Baekhyun puede quebrantar con facilidad el delgado hilo que sostiene tu matrimonio con Chanyeol.
La castaña se llevó la taza de cerámica con bordes dorados cayendo en decores a los lados hasta el arrecife de los labios; tomó un sorbo de la fusión y la depositó nuevamente sobre el soporte del mismo material.
—¿Por qué podría hacer eso?—dijo con una nota de arrogancia implantada en su voz.
—Si él se da cuenta de quién eres tú, va a destruirte Seohyun.
—¿Baekhyun puede destruirme?—bufó—No hay ningún inconveniente entre nosotros.
El mayor suspiró, apoyándose en los reposabrazos del sofá para levantarse y encaminarse hasta la habitación propia. La noción del tiempo fue contada, uno o dos minutos Hye Yoon ya se vislumbraba regresando de nuevo, con al parecer una folleto de archivos en mano.
Le entregó una carpeta de papel color amarillo vintage, donde al simple toque se podía presagiar los papeles dentro del contenido. Seohyun lo observó con una alta sensación de grima.
—¿Qué es esto?—le interrogó, recogiendo el papeleo en manos.
Su pulgar sirvió de ayuda para abrir el libreto, hojeando la primer palabra. La mujer quedó estupefacta en su sitio, intentando hacerse la idea de los que estaba leyendo era completamente inadmisible.
Y de pronto, un balde de oscuridad se volcó sobre su ser, trayendo en sus sentidos la resonante risa de Baekhyun en cada pieza de la estructura de su locura.
—¿Qué mierda es esto Hye-Yoon?—cuestionó alarmada, encarnando las uñas acrílicas en la palma delicada de su muñeca.
—Baekhyun quien está en tu casa en este momento, es el mismo chico quien sirvió de ayuda para resolver tu problema de nacimiento.
—¿Por qué carajo no me dijiste esto desde antes?, ¿Sabes lo que pasará en cuanto tenga idea de quiénes somos? ¡Podemos ir a la maldita cárcel Hye-Yoon! Y mis cuentas bancarias no nos van a permitir quedar libres por ese acto ilegal.
De pronto la castaña se volvió estéril ante las ideas, los dedos finos y acrílicos se hundieron en la sedosa y corta cabellera castaña, consiguiendo despeinar las hebras por completo.
—Seohyun escúchame.
Hye Yoon se movió rápido ante los ataques de infamia de su hermana, poniendo fuerza al momento de agarrarle ambas muñecas y detenerla de cualquier impulso enrabiado.
—Podemos salir de esta, pero debes encargarte de mostrarte lo menos sospechosa ante él.
—¿¡Como hago eso Hye-Yoon!? Tengo a un tipo dentro de mí casa que puede cagarme todo mi plan cuando lo descubra.—las orbes que solían ser de un tono marrón clásico, se envolvieron putrefactos en la oscuridad infraganti, cual copa de veneno derramándose contra ellos.
—Usa una segunda faceta, coloca ese mismo tono suave que sueles usar con tu familia, engaña a Baekhyun con la misma personalidad. Y cuando todo sea menos sospechoso, busca la manera de sacarlo de tu casa, yo me encargaré de buscar otro niñero para los niños.
— Hazlo Seohyun, porque tienes a un gato astuto dentro de tu jaula de ratones.
❖
La noche era tranquila y relajante, autos destellando con sus luces, los lentes de la ciudad. Edificios adornados con millones de lámparas, el sol decayendo y la luna elevándose con elegancia. A veces se preguntaba a sí mismo ¿Cómo algo tan oscuro puede tener partes que brillen? La noche es la faceta del día que pocos conocen, algunos no se permiten aventarse hacia el vacío de la oscuridad embriagante por caminar hasta los rayos solares.
La noche no es peligrosa, existe una belleza en ella, algo que atrae a las personas y hace que estos se amen bajo los astros estelares sin importar que. Una parte del universo que permite los pecados de la humanidad salir a flote con tarjeta V.I.P.
Las perlas blanquecinas que portaba la sonrisa de Baekhyun, resplandecieron condescendientes al contacto con las luces amarillas y oscuras de la noche.
El vehículo deportivo de Chanyeol, iba en marcha camino a casa. Gastaron toda una tarde en compras necesarias para la fiesta de mañana.
La delgada mano del rubio se deslizó por el muslo del alto, arrastrándose con lentitud cerca de la descendente curva que bajaba hacia la entrepierna. La polla de Chanyeol dio un respingo ante el acto suave y astuto, soltando un jadeo ronco cuando aquella blanquecina dio un sutil encierro adherido al tamaño.
—Baekhyun, quédate quieto.—musitó, deteniendo el vehículo en una señal de espera de tráfico.
—¿O sino qué?
Baekhyun se mordió el labio inferior, soltándolo con lentitud prolongada ante la vista. El mayor tenía las venosas manos aferradas al volante, mostrando a la visión pública el costoso reloj de muñeca.
Por instinto desvió su rostro hasta donde su niñero, siendo parte de la sonrisita gruesa que se iluminó por el foco rojizo del semáforo, luciendo al contraste de la luz cada facción complacida.
Baekhyun no esperó nada más con aquella mirada penetrante y seductora, para moverse de su sitio y acunarle el rostro al ajeno con ambas palmas, robándole un beso que pudo convertirse en una pelea salvaje de dientes y chasquidos, si claramente Chanyeol no tuviese que continuar conduciendo.
Al separarse por dicha zona, regresó a su puesto siendo cómplice de la amplia sonrisa que detonó sobre sus labios.
''Tenía un dardo caminando en dirección a su blanco preferido.''
Continuará....
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Two Faces «ChanBaek»
RomancePark Chanyeol podía asegurar que nunca estuvo convencido con la idea de haberse casado, mucho menos imaginó que después de un polvo terminaría convirtiéndose en padre de dos mellizos. Una noche, su esposa decide contratar a un niñero, sin saber que...