ocho

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Dante golpeó la puerta de la habitación de Simon dos veces y esperó que éste lo dejara pasar, había decidido darle un día libre a Simon y tal vez ayudarlo de otra forma, había pasado mucho tiempo desde su transición pero recordaba él sentimiento de soledad al principio y como no se detenía. No quería que el castaño pasara por aquello solo, al menos no si él estaba allí para ayudar.

La puerta fue abierta lentamente y un pálido Simon asomó detrás de ella, llevaba un celular en la mano y se podía ver una conversación de whatsapp abierta.

— Um, si estás ocupado puedo irme — Dante habló apuntando el celular — no quiero molestarte, al menos no hoy.

Simon rió levemente.

— No, quédate. Estaba hablando con Clary pero de todas formas ella ya se fue.

El rubio asintió y siguió a Simon dentro de la habitación, la computadora descansaba sobre el escritorio de esta y la cama estaba perfectamente hecha, sorprendiendo al mayor más no dijo nada. Dante caminó hasta la cama, se sentó en ella y espero que Simon lo imitara.

— Pensé que no haríamos nada hoy — Simon acotó —, creí que estarías en casa de Tauriel o algo así.

— Vine con ella, está abajo hablando con Raphael — Dante se encogió de hombros — quería saber cómo te encuentras, el cambio que hiciste es demasiado grande.

— Estoy bien — el castaño asintió —, a veces siento que esto es mucho para mí pero sé que si pongo empeño todo saldrá bien.

Dante sonrió y le dió una palmada en el hombro al menor, Simon pensó que era la primera muestra de afecto que recibía en un buen tiempo y le devolvió la sonrisa a su acompañante.

— Hay personas que quieren ser vampiros, ya sea por influencia de esas series que ves o por el simple hecho de permanecer jóvenes e inmortales — Dante declaró — y otras que solamente terminan siendo vampiros por accidente, ¿cuál eres tú?.

— Creo que ya no importa demasiado, ¿no crees? Al fin y al cabo ya lo soy.

— Tienes razón, Simon. De todas formas, si quieres hablar de algo puedes hacerlo conmigo o con Tauriel, estoy seguro de que ella estaría encantada de ayudarte — el rubio habló en voz baja, como si tuviera miedo de que alguien ajeno lo escuchara — sólo tienes que pedirlo.

Simon asintió e hizo una mueca parecida a una sonrisa, al principio él había creído que Dante era ese tipo de chico que podría beber tu sangre hasta la última gota sólo por diversión pero ahora, ahora Simon estaba seguro de que Dante no era tan malo como se hacía ver. Tal vez en un universo alternativo (muy alternativo) ellos se podrían haber conocido siendo humanos en la preparatoria y Dante podría haber sido parte de su grupo de amigos, él hasta podría haber sido el vocalista de la banda y millones de adolescentes habrían caído por él, porque Simon sabía que Dante era condenadamente atractivo y no hacía falta ser homosexual para darse cuenta. Pero, pensar en otros escenarios no cambiaba nada, nada podía cambiar lo que eran.

Un golpe en la puerta lo hizo salir de sus pensamientos, antes de que pudiera decir algo Dante ya había contestado por él pidiendo que pasaran, Tauriel abrió la puerta y sonrió al verlos sentados.

— Siento interrumpir, no quería molestarlos pero alguien anda buscándote, Dante — la pelinegra hizo una mueca de disculpas.

— ¿Quién es? No tengo ganas ni tiempo de ver a nadie — Dante contestó levantándose de su lugar.

Simon sonrió levemente aprovechando que Dante ya no podía verlo y que él impedía a la bruja verlo también, si Dante no quería hablar con nadie pero aún así se había tomado el tiempo de ir a él para saber cómo estaba debía significar algo y Simon lo que más necesitaba en ese momento era una amistad en las mismas condiciones que él.

— Es — Tauriel tosió, incómoda — Es la abuela.

El castaño dejó de sonreír abruptamente, ¿abuela? ¿eso significaba que Dante estaba en una relación desde hacía mucho tiempo, más de los que él tenía inclusive? ¿por qué nadie se lo había dicho?.

VAMPIRE, simon lewis².Donde viven las historias. Descúbrelo ahora