veinticinco

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Simon sonrió al ver a Dante sentado en la misma mesa que la primera vez que habían estado en ese lugar juntos, Vlad asintió con la cabeza al verlo pasar a su lado y el castaño le devolvió el saludo sorprendido, no había esperado que lo mirara siquiera.

Cuando llegó al lugar donde su ex maestro lo estaba esperando, tomó asiento frente a él. Dante miraba por la ventana sin interés alguno, cuando escuchó la llegada de Simon se giró a verlo.

— Hola — habló en voz baja, Simon se preguntó si él se dió cuenta de en qué tono estaba hablando o fue involuntario.

— Hey — Simon contestó — ¿Cómo te encuentras?

— Tengo que contarte algo.

— Lo sé, eso dijiste en el mensaje.

Dante asintió y se removió en su lugar, era bastante obvio para Simon que lo que el rubio debía comunicarle era importante.

Vlad estaba caminando hacia ellos cuando el mayor le hizo una seña con su mano izquierda para que los dejara solos, Simon comenzó a desesperarse al verlo hacer aquello, ¿Qué era tan importante que necesitan estar solos?.

— Habla de una vez, por favor, que cada segundo que pasa me desespero más — el menor pronunció apoyando ambas manos sobre la mesa, sentía sus manos sudadas aunque eso fuera biológicamente imposible.

Dante separó sus labios para comenzar a hablar cuando Simon lo interrumpió.

— Mejor primero respóndeme algo.

— De acuerdo — El hombre de ojos verdes rodó los ojos divertido —, sólo una pregunta y será mi turno.

Simon asintió.

— Isabelle hizo que se me metiera esta duda en mi cabeza, y, bueno ¿Por qué Olivia y tú terminaron?

— ¿Hablas sobre mí con tus amigas?

Es de mala educación contestar una pregunta con otra, ¿no lo sabías? — Simon contestó divertido, diciendo lo mismo que Dante el primer día que se conocieron —, De todas formas, lo hago. Ahora cuéntame.

Dante rió.

— Touché. De acuerdo, — el vampiro sonrió levemente y apoyó su codo sobre la mesa mientras su cara estaba en su mano, luciendo aburrido — terminamos porque Olivia estaba siendo demasiado co-dependiente de mí más que nada.

— ¿Eras su señor?.

Dante volvió a reír al entender la referencia.

— Podría decirse, sí. Pero no estamos aquí para hablar de ella ¿Está bien?, Necesito contarte lo que te dije.

— Bien, dime.

Dante dejó de sostenerse y estiró sus manos para tomar las del menor, un hábito que había adquirido sin darse cuenta.

— Simon, ¿Recuerdas el motivo por el cuál Olivia llegó al hotel?.

— Dijiste que ya no hablaríamos de ella — se burló —, pero sí, había tenido problemas con su clan pero no me dijo qué había sucedido.

— Olivia se enteró que la mayoría en su clan estaban asesinando mundanos, drenando su sangre y esas cosas. Ella se los dijo a los cazadores de sombras de esa jurisdicción, por eso tuvo que irse.

— La salvadora de mundanos, ¿Quién lo diría? Que alguien le de una tarjeta — Simon contestó sarcástico, no entendía porqué Dante estaba contándole esto ahora —, ¿Qué tiene que ver esto con nosotros?

Dante hizo una mueca, algo en su interior se movió cuando oyó a Simon llamarlos nosotros como si fueran un equipo pero dejó ese sentimiento atrás rápidamente y se concentró en lo que debía decir.

— Ellos, los vampiros de Chicago, perdonarán a Olivia si yo vuelvo a ese lugar con ella.

— ¿T-te irás a Chicago? — Simon tartamudeó y frunció el ceño, estaba confundido y una tristeza estaba apunto de inundar su ser, podía sentirlo.

— Simon, ¿Quieres ir a Chicago conmigo?

VAMPIRE, simon lewis².Donde viven las historias. Descúbrelo ahora