quince

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Simon miró hacia abajo, los demás edificios se veían pequeños desde donde estaban y las personas parecían pequeñas hormigas corriendo sin destino alguno.

— ¿Te gusta? — Dante sonrió, aunque se podía notar un poco de duda en su rostro.

— Es muy lindo — Simon le devolvió la sonrisa asintiendo — ¿Quién vive aquí? ¿Taylor Swift?

— No — el rubio se apresuró a contestar, como si hubiera estado esperando esa pregunta —, Taylor vive a unas calles de aquí. Este edificio está abandonado, los dueños murieron y en realidad yo soy el dueño oficial.

— ¿Y por qué no vives aquí?

— Este edificio lo único que puede ofrecerme es una increíble vista y soledad absoluta, no es lo que busco en realidad — Dante se encogió de hombros —, ¿Quieres sangre? ¿Vino? Debería haber algo por aquí.

Simon negó con la cabeza y giró para seguir observando, se sentó sobre el borde y quedó balanceando sus pies, en otras circunstancias le hubiera dado terror pero ahora, ya estaba muerto ¿Qué era peor que eso?

El mayor tomó asiento a su lado delicadamente, sosteniendo una copa con un líquido rojo en su mano derecha. Simon no entendía como pudo hacer aquellos movimientos sin derramar ni una gota más no preguntó, supuso que sería una habilidad de vampiros.

— ¿Te sientes mejor, cachorrito? — Dante preguntó antes de darle un sorbo a su bebida.

— Estoy bien — Simon frunció el ceno — ¿Por qué me llamas así?

— ¿Prefieres que use el término “perra”? Porque no tengo problemas en sustituirlo, pensé que cachorrito sonaba más agradable. Aparte, eres como un pequeño cachorro, uno asustadizo y pequeño. Como un chihuahua.

El castaño rodó los ojos y dejó pasar el comentario de su acompañante, las estrellas llegaban a notarse un poco desde la altura en la que estaban. Brillaban, pero no tanto como los ojos de Simon al mirar a Dante. Él no iba a admitirlo y el rubio tampoco.

— Estarás bien, me tienes — Dante susurró y probablemente si Simon no hubiese sido un vampiro no lo habría oído.

El castaño giró la cabeza y observó a Dante, sus ojos verdes estaban más claros de lo normal por la iluminación y su cabello rubio se movía en todas las direcciones por el viento, era imposible mirarlo y no pensar que era extremadamente atractivo. En menos de lo que él se quiso dar cuenta, estaban más cerca de lo que habían estado cinco segundos atrás, sus manos se rozaban pero Dante no parecía hacerle caso, él seguía bebiendo lo que Simon sospechaba que era sangre y eso desesperaba a Simon, ¿Acaso no iba a decir nada al respecto de que estaban extremadamente cerca?

— ¿Dante? — Simon preguntó dudoso.

El mayor giró su cabeza al mismo tiempo que murmuraba un “Uhm” y Simon ni siquiera lo vio venir, se estiró y acortó la pequeña distancia que los separaba, apoyó sus labios con los de Dante y se asustó al ver que el mayor no le correspondía, cuando el rubio dejó la copa a su lado y coló ambas manos sobre sus hombros pensó que iba a alejarlo pero por el contrario lo atrajo más hacia él y comenzó a devolverle el beso.

El beso tenía un ligero sabor a sangre mezclado con vino y aunque probablemente se arrepientan de eso más tarde, no podrían haber pedido más.

VAMPIRE, simon lewis².Donde viven las historias. Descúbrelo ahora