Prólogo

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La Serie de Once Upon a Time y sus personajes aquí mencionados no me pertenecen.

Esta historia va dedicada con mucho cariño para Lau, quien a lo largo de tres años ha estado ahí para mí en todo lo que he necesitado.

ADVERTENCIAS: Contenido para adultos que puede herir susceptibilidades (posibles muertes, posible violencia, entre otros). Si piensa que podría no ser de su agrado, es mejor que no lea.

El fic es un EvilCharming por ende, tanto Regina como David son los protagonistas de la historia. Algo más que debe ser mencionado es que este será un slowburn, así que, vamos con calma.

Gracias por la portada, Lau :)

Espero puedan perdonar errores...

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Hacía dos meses que se suponía la paz debió haber comenzado a reinar en el Reino Blanco. Dos meses desde que desterraran a la Reina Malvada. Dos meses desde la boda ante el reino, donde David y Snow fueron coronados como Rey y Reina del legítimo reino de la princesa.

Eran los dos mismos meses desde los cuales, Regina había aparecido en medio de la boda para amenazar con destruir el final feliz de Snow, jurando que lo lograría, aunque fuese lo último que hiciera.

Las palabras aún resonaban en la cabeza de la Reina Snow.

Gracias a Rumpelstiltskin sabían que la Reina Malvada estaba preparando un plan para acabar con todos los finales felices y no sólo el de su más grande enemiga. Y era esa la razón por la cual, ahora David y Snow, se dirigían hacia el Castillo Oscuro para detener a Regina de una vez por todas.

Con la ayuda de Azul y los enanitos, habían logrado construir otra celda como la del Oscuro a fin de encerrar a la Reina Malvada ahí por siempre, para que no volviera a causar ningún daño a nadie.

Snow suspiró cansina mientras veía por la ventana del carruaje y colocaba una de sus manos sobre su notable vientre de cuatro meses de embarazo.

Frente a ella, y mirando también hacia afuera, estaba David, pensando en lo que significa volver a ver a esa mujer que hacía exactamente dos meses fuera su prisionera.

La misma en la cual, no había dejado de pensar desde entonces.

El carruaje se detuvo de pronto y ambos bajaron sabiendo bien que era el momento de acercarse lo más cautelosamente que les fuera posible para lograr penetrar el castillo sin ser vistos. La ex princesa conocía perfectamente la forma y no tardaron mucho en hacerlo.

Snow portaba su arco y David su espada mientras se adentraban en la habitación de Regina buscándola

- ¿Dónde está? - preguntó el Rey volteando a todos lados del lugar sin dejar de avanzar

- ¿Me estaban buscando? - preguntó la enigmática reina llamando la atención de los dos idiotas intrusos que estaban dentro de sus aposentos.

Ambos se sorprendieron al escucharla y dieron la vuelta de inmediato con sus armas en alto.

La mirada de David se cruzó con la hermosa, imponente e hipnotizante de Regina por unos segundos que, a él, le parecieron eternos, pero después, la reina fijó su mirada en la ex princesa y comenzó a avanzar hacia ella

- Oh, Snow White. No había tenido la oportunidad de felicitarte por el pequeño pastel en el horno - bromeó burlesca y de pronto el ex príncipe le apuntó directamente con la espalda amenazante

- Ya es suficiente, Majestad. No compliques más las cosas para ti y accede a venir con nosotros - le dijo y no pudo evitar tragar pesado cuando Regina le miró con intensidad y algo de rencor

- ¿A ir como la última vez, encantador? - preguntó con suspicacia y algo de malicia en sus palabras, una de la que sólo David podía darse cuenta. A no ser claro, que hubiera sido completamente sincero con la ex princesa, algo que Regina dudaba.

Molesta por la actitud del Rey, invocó una bola de fuego que le arrojó a ambos, pero pronto se dio cuenta que el hechizo de Rumpelstiltskin seguía prevaleciendo y no podía lastimarlos, mucho menos dañarlos

- Ríndete, Regina - exigió Snow apuntándole fijamente con su arco y flecha, la cual, estaba impregnada de un hechizo que dejaría a la reina sin magia temporalmente

- ¡Nunca! - respondió con rabia y se fue sobre la ex princesa, más por instinto que por otra cosa, porque sabía bien que no podía hacerle daño.

David intervino, desde luego que no se pudo quedar de brazos cruzados y Regina le hizo frente con un porte impresionante que le hacía flaquear por momentos por la determinación de esa malvada, pero hermosa mujer.

Hasta que al final, la espada del Rey quedó contra la garganta de la Reina Malvada quien le sonreía con algo de ironía

- Anda, encantador. Mata a la madre de tu hijo - le retó y le miró triunfante, sobre todo al ver de reojo la confusión en el rostro de Snow

- ¿David? - preguntó la ex princesa respirando entrecortadamente - ¿De qué está hablando? - presionó un poco exasperada.

El ex príncipe tragó pesado sin apartar su impactada mirada ni un sólo segundo de la firme, divertida y ligeramente expectante de Regina.

A New BeginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora