2. LA APUESTA

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  Antes de entrar escucho muchas carcajadas cosa que antes no y decido pararme a escuchar tras la puerta aunque sea de mala educación.

-Verás cuando la niña se encuentre rodeada de presos. -esa es la voz de Magdalena y se escucha una carcajada por su parte- No va a durar aquí ni dos días. Después de esto no
vuelve. ¿Qué nos apostamos?

  Comienzan a apostar la mayoría contra mí menos Antonio. Bueno parece que al menos uno tiene un poco de fé en mí. Cuando veo que cesan un poco los gritos entro con una sonrisa en la cara para demostrarles que he sido eficiente y que no he caído en sus mentiras. Realmente si no hubiera sido por el chico seguramente ahora estaría agobiada sin saber qué hacer.

-¿Qué haces aquí? -Magdalena vuelve a ser dulce conmigo pero después de escucharlo todo noto que en su tono se encuentra un poco de retintín.

-He terminado de limpiar, justo a tiempo para que llegaran el resto de presos. -sonrío- ¿Por qué no nos tomamos el resto de dulces antes de seguir trabajando?

  Nos comemos los dulces que he traído y hago como que todo está bien y que no he escuchado nada. Una vez que terminamos de comer me lleva hasta los baños de los hombres. Está todo sucio y huele muy mal. Hay bastante sangre por las paredes y eso, se ve que aquí se han peleado más de una vez.

-Tienes una hora bonita. -Magdalena se va con una sonrisa algo maliciosa y eso me asusta.

  Empiezo a limpiar cuando la puerta se abre seguida de muchos gritos.

"No puede ser verdad"

-TENÉIS 1 HORA PARA DUCHAROS -se escucha al guarda gritar y un portazo seguido de un pitido que significa que esa puerta no se abrirá hasta dentro de 1 hora, justo el tiempo que tengo para limpiar el asqueroso baño.

  El baño tiene varias puertas con váteres, los inodoros donde los hombres mean pegados a la pared por otro lado aunque estos sin puertas. Pero por suerte hay una puerta para pasar a las duchas. Me meto con todo en uno de los váteres y cierro la puerta, no tiene pestillo perfecto. Rezo para que nadie diga de entrar. Gracias a Dios ninguno de los hombres me ha visto, solo espero a que se metan en las duchas para dejarlo atrancado y que me de tiempo a limpiarlo todo más o menos. Abren la puerta del váter de al lado y me pongo muy nerviosa ya que por un momento pensaba que había sido la mía y mi respiración se agita. De golpe mi puerta se abre y mis ojos se topan con los suyos grises. Rueda los ojos al verme allí, entra y cierra tras él. El baño es estrecho y nuestros cuerpos están muy cerca. Estaba tan centrada en ver si me iba a delatar que no me he percatado de que solo lleva una toalla alrededor de la cintura.

-¿Qué haces aquí, tú estás loca? -susurra para que no se enteren aunque con el jaleo que están formando estoy casi segura de que aunque gritáramos no nos oirían.

-Son mis compañeras de trabajo me están haciendo miles de jugarretas para que mañana no vuelva por aquí, incluso están apostando para ver lo que duro. -estoy algo enfadada porque me ha hablado como si yo quisiera estar donde estoy. Él se limita a suspirar algo cabreado mientras aprieta su mandíbula- Tengo una hora para limpiar esto lo mismo que vosotros para ducharos, si no lo hago me despiden.

-¿Y qué pretendes que haga? No puedes salir de aquí, hay 20 presos desnudos ahí fuera y como te vean no van a ser muy agradables, no sé si te has fijado pero las paredes están
llenas de sangre por algo. -me habla resignado- Es mejor que te despidan niñata, esto no es un trabajo para crías, si te quieres sacar un dinerito extra te vas a cuidar niños no a una
puta cárcel. ¿Eso no te lo han dicho tus padres?

  Cuando nombra a mis padres mi sangre comienza a hervir, mis padres fallecieron el año pasado y aún me costaba asimilarlo.

-Sal de aquí y déjame hacer lo que quiera, soy lo suficientemente adulta como enfrentarme a un problema como este. -le miro seria enfadada. Sin darme cuenta por la impotencia me
había acercado a él, teniéndole tan cerca como para sentir su respiración agitada en mis labios.

•[SIEMPRE mientras ESTÉ]• (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora