37. NO PUEDO

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Cuando Baco me giró para marcharnos de allí, volví mi cabeza para echarle un último vistazo. Estaba en el bote, se mantenía mirando como me marchaba. Sonreí pícara y le guiñé un ojo. Después miré de nuevo hacia delante.

-¿Qué le has hecho? -rió por lo bajo Baco- El tío estaba prendado de ti.

-En eso consistía, ¿no? -reí.

-Vamos dime qué le has hecho. -salimos del recinto y nos subimos al coche que habíamos alquilado.

-Realmente nada, la imaginación de ese tío será la perdición de su mujer. -me reí algo más alterada.

-Bueno, ¿cómo lo has seducido? -siguió insistiendo.

Solo me comí una aceituna de una forma delicada e insinué que te era infiel con muchos hombres para satisfacer mi deseo sexual tan apasionado. -le miré para ver como se quedaba.

-Vaya, tú también tienes mucha imaginación niñita. -me miró por un segundo y después miró de nuevo la carretera- Entonces me eres infiel. Pues quiero el divorcio.

-¿Cómo te atreves? -me reí- Es tu culpa que no me satisfaces sexualmente.

-Ninguna mujer, nunca se ha atrevido a decirme eso. No dejaré que tú seas la primera. -se rió deleitándome con su melodía.

-Bueno, cuando me satisfagas me callaré. -giré mi cuerpo para mirarlo más fijamente.

-Cuando te satisfaga te aseguro que no podrás callar. -mordió su labio mirando aún la carretera. Aquellas palabras hicieron que me ruborizara.

Después de aquellas palabras el silencio dominó la situación. Nos mantuvimos así hasta que llegamos hasta un aparcamiento de un bar de carretera. Allí nos reuniríamos con Cameron y Carol. Ellos ya habían llegado, se les notaba bastantes impacientes por ver que el plan iba bien por ahora.

-¿Habéis conseguido que os diga dónde está el collar? -los asalté cuando estuve lo suficiente cerca de ellos.

-¿Lo dudabas? -abracé a mi amiga y la llené de besos riendo- Ya, ya.

-Yo creo que ha caído en el anzuelo, solo hace falta que llame. -saqué el móvil desechable.

-Encontré la sala de grabaciones, no está a penas protegida. -Cameron prosiguió- Mientras tú estás allí puedo entrar y borrar todas las grabaciones en las que aparecéis, también borraré las de ese día para que no puedan identificaros.

-Ese es mi chico. -Carol besó la mejilla de mi hermano, este sonrió y la rodeó con el brazo.

-Bueno volvamos a casa y recemos para que llame. -nos subimos todos en el mismo coche.

Nada más llegar a casa mi teléfono sonó. Lo saqué precipitadamente. Esperé unos segundo.

-Cógelo ya. Va a colgar. -dijo Baco desesperado.

-No puedo dejárselo tan tan fácil. Tengo que hacerme de rogar. -justo cuando se iba a colgar lo cogí- ¿Sí?

A la otra línea se escuchó la voz agitada del marqués.

-¿Trix? -preguntó nervioso.

-La misma. ¿Qué querías? -todos estaban a mi alrededor para comprobar que todo salía según lo planeado. Me miraban expectantes.

-Me gustaría invitarla mañana por la tarde, mi mujer no estará pero no se preocupe. Así podemos estar más cómodos. -dijo al fin.

-¿Mañana? -me hice la remolona- Creo que sí puedo.

-Perfecto entonces. -se le podía notar emocionado a través de su voz.

-Buenas noches marqués. -dije en un susurro. Colgué antes de que pudiera decir nada más- Hecho, está justo donde queríamos. Mañana por la tarde iré. Iré un poco más tarde para que así sea todo más natural.

-Bueno pues a esperar. -concluyó Carol yendo hasta el sofá.

-Yo me voy ya a dormir estoy bastante casada. -subí las escaleras.

Cameron se sentó con Carol y Baco me siguió de cerca. Una vez que llegamos arriba agarró mi brazo. Me giró hacía él, seguidamente me pegó a la pared.

-¿Qué haces? -susurré impactada por su comportamiento.

-Dakota, yo… no… -se acercó más a mis labios, mi respiración se cortó. No podía dejar de mirar sus labios entreabiertos tan cerca de los míos.

-¡Baco! ¿Qué te queda? Queremos empezar ya la peli. -gritó mi hermano desde el sofá. Tan oportuno como siempre.

Baco golpeó la pared levemente a modo de resentimiento. Se apartó de mí a la misma velocidad que se había acercado pero agarré su mano antes de que bajara por las escaleras.

-Espera, Baco. ¿Qué querías decirme? -estaba deseosa de que fuera lo que quería oír.

-No puedo niñita, debo bajar. Descansa. -se volvió y me besó la frente antes de desaparecer en las escaleras.

Aquella muestra de afecto me conmovió bastante. Me esperaba cualquier cosa menos esa. Fui a mi habitación desconcertada y sin cambiarme siquiera de ropa me tumbé en la cama. Me quedé pensando en la sutileza de sus labios sobre mi frente. Quería decirme algo que parecía que le costaba bastante, ¿admitir? Al poco me quedé dormida engatusada por mis propios pensamientos.

•[SIEMPRE mientras ESTÉ]• (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora