34. TRATO HECHO

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-Bueno si no es posible bajar el pago. Quiero que a partir de ahora todas las tareas arriesgadas sean asignadas a mí. -me senté derecha en la silla apoyándome en la mesa.

-Vale, me parece justo. -sonrió- Me recuerdas a tu padre, tu actitud es igual de impulsiva.

-La verdad es que ahora mismo no me gustaría que me compararas con mi padre. -solté molesta. Sus errores estaban perjudicando mi presente y seguramente mi futuro. Debía de aceptarlo, cuanto antes mejor. Pero eso no quita que sienta algo de resentimiento hacia él.

-Perdón, señorita. -asintió levemente- Bueno creo que no hay más negocios que hacer.

-Realmente sí. -volví mi vista por un segundo a Baco. Después dirigí mi mirada de nuevo al jefe que me miraba interesado- Quiero que cuando mi hermano y yo saldemos nuestra deuda, Baco se venga con nosotros. Que pueda dejar este trabajo sin represalias.

-¿Eres consciente de lo que me estás pidiendo? -rio incrédulo- Baco es mi mejor chico, lo he entrenado desde que era un crío. No voy a dejarlo así como así.

-¿Y si aumento nuestra deuda? -le miré desafiante esperando una respuesta afirmativa.

Antes de que pudiera contestar Baco reaccionó.

-Dakota, ¿qué cojones haces? -me miró enfadado- No he pedido que me salven. Ni siquiera sabes si me gusta hacer esto. No puedes hacer esto sin consultarme antes, a parte esto solo te perjudica a ti y a Cameron.

-Baco, estoy haciendo negocios. -le miré intentando que se callara- Si te compraron una vez, no entiendo por qué no hacerlo otra vez.

Sabía que aquello le iba a doler, pero era lo único que haría entrar en razón al jefe. Sabía que esto no me lo perdonaría. Creo que era lo mejor para él, estaba segura de que si no era así no le dejarían salir de esta mierda.

Baco resignado ante mis palabras se apartó y dejó que prosiguiera.

-¿Cuánto darías por él? -enarcó una ceja mordiendo sus uñas con nerviosismo.

-Baco no tiene precio, pero si tenemos que decir algo… Un millón más. -dije segura de mis palabras.

-Es una cifra bastante elevada, es el doble de lo que debes. Por lo tanto es el doble de trabajo y tiempo. -parecía estar pensando en lo que debía de hacer.

-No me importa, ya que no he tenido elección en ningún momento me gustaría poder elegir sobre algo. -aparentaba una falsa seguridad.

-Vale, puede irse Baco con un millón más. -me gustaría saber por qué era tan importante Baco en todo esto.

-De acuerdo. -sonreí- Pero necesito que consigáis que estudie desde casa, no puedo faltar tanto al instituto o enviarán a los asuntos sociales. Y eso no nos conviene a ninguno.

-Chica lista, con un par de llamadas estará listo. ¿Algo más? -sonrió satisfecho.

-Equipamiento, si vamos a enfrentarnos a situaciones peligrosas creo que deberíamos de ir bien equipados. Por lo tanto con cada misión quiero que nos envíen el equipamiento que necesitaremos.

-Después lo devolveremos a la sede. -asintió- Perfecto, bueno ahora antes
de irme de nuevo a mi casa a esperar sus preciadas órdenes. Me gustaría saber una cosa.

-Pregunte lo que quiera señorita. Su actitud y firmeza me hacen imposible mentirle. -se recostó en su silla.

-¿Por qué es tan importante para ti Baco? -necesitaba respuestas porque un millón por una persona era mucho.

-¿Para mí? -sonrió- Lo he criado pero no es importante para mí. Creo que ha entrado en terreno peligroso señorita. Mejor vuelvan a casa y no seas tan impertinente. Todo tiene un límite.

-De acuerdo jefe. Lo tendré en cuenta. -después de eso me levanté. Baco y yo salimos de aquel lugar y nos reunimos con el resto.

•[SIEMPRE mientras ESTÉ]• (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora