17. UNA PESADILLA

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DAKOTA

Estaba en casa de Carol, llevaba bastante sin quedar con ella y la verdad necesitaba su opinión más que nunca. Mientras mirábamos el techo de su habitación tumbadas en la cama le conté todo lo que me había estado pasando con Baco ya que sabía que había vuelto con Andrew y también le conté lo que sentía al lado de ambos.

-A ver Dakota, has engañado a Andrew y eso no está para nada bien.

-Carol se incorporó y me miró- Mira o te olvidas de Baco o te olvidas de Andrew.

-Ya lo sé y bueno supongo que yo tampoco tengo que elegir porque está claro que es imposible que entre Baco y yo ocurra algo más de lo que ya ha ocurrido. -suspiré- Siempre voy a ser una molestia y un problema más en su vida.

-Dudo que sea así con lo que ha pasado hoy. Pero si tú lo dices... Aun así lo que cuenta es a quien quieres de verdad no las posibilidades que tienes con cada uno.

-Ya pero a ver es que a Baco no lo conozco apenas nada. No sé nada de su familia, ni de su trabajo, ni cuál es su comida favorita, ni su color preferido, no sé qué tipo de música
escucha, ni... -Carol me paró para proseguir hablando.

-Sabes que eso da igual Dakota, es cierto que lo sabes todo de Andrew. Pero, ¿acaso lo sabías cuando comenzaste a salir con él? -negué con la cabeza y suspiré- Pues eso, mira soy tu mejor amiga y no quiero que te pase nada grave creo que deberías dejarte llevar un poco. Siempre lo has calculado todo, sobretodo en relaciones amorosas. Simplemente haz lo que sientas, pero teniendo en cuenta los sentimientos de las personas que te rodean. Andrew está enamorado de ti Dakota, no lo utilices como excusa para alejarte de lo que te da miedo.

-Y según tú, ¿qué es lo que me da miedo? -puse mis manos en mi cara.

-Lo que no conoces, Baco no es un chico fácil de tratar y es muy cerrado pero las circunstancias lo han hecho ser así.

-Carol, ¿lo conoces? -me incorporé para ponerme a su altura e intentar ver si me mentía.

-No, claro que no. Cuando lo conocí ya viste que estaba borracha como una cuba es imposible que me acuerde.

-Simplemente han sido suposiciones que he ido sacando según me has ido contando. Últimamente solo me hablas de Baco esto, Baco lo otro... Me lo nombras tanto que es como si lo conociera. -su respuesta no me convenció mucho y ella debió notarlo en mi expresión- Venga Dakota ahí están nuestras conversaciones de
Whatsapp para demostrarlo. No te vayas a emparanollar que tú eres propensa a eso.

Se rió y me abrazó revolviendo mi pelo mientras me quejaba.

BACO

Estaba desesperado, no sabía a dónde acudir. Acababa de salir de una entrega y ya le había dado varias vueltas a la ciudad en mi moto. La tensión invadía mi cuerpo, debía parar pero no sabía dónde. No podía ir a mi casa tan rápido después de una entrega. Había pensado en ir a algún bar pero no me apetecía hacer lo de siempre. No tenía ganas de que una tía viniera y me tirara los trastos mientras estaba sentado tomando una copa, necesitaba sus labios. Entonces el recuerdo de sus labios contra los míos de hace unas horas apareció en mi mente. Quería verla, quería sentir esos labios de nuevo en mis labios.

Y eso es lo que iba a hacer, iba a buscarla y a besarla para poder sentir como la suavidad de sus labios apaciguaba mi desesperación. Paré frente al bloque de pisos en los que vivía Andrew y donde se había mudado Dakota esa misma tarde.

Seguramente no quería verme por lo que había pasado con Anna esta tarde, pero no me importaba. Iba a verla aunque ella no quisiera. Esperé a que alguno de los vecinos saliera del bloque para poder entrar y mientras subía las escaleras me paré a pensar en las diferentes maneras en las que podía encontrar a Dakota.

A lo mejor estaba en la cama con su novio, o quizá estaba teniendo una cena romántica con él. Me la estaba jugando, pero era demasiado tarde como para que estuvieran cenando o para que ese pijo estuviera despierto. Sabía que dormía temprano siempre que había venido a nuestra casa se había ido temprano.

Una vez arriba toqué al timbre con el corazón en un puño rezando para que la que abriera la puerta fuera mi niñita y no su asqueroso novio. Se escuchó como la mirilla de la puerta se abría desde el otro lado para después abrir una rendija de la puerta.

-Baco, ¿qué haces aquí? -respire tranquilo después de escuchar su voz.

-Necesito verte por favor, solo un rato. Te necesito niñita. -Dakota abrió la puerta al completo.

Llevaba una de las camisetas de ese pijo, mis camisetas le quedarían mucho mejor y además tendría más estilo. Su pelo estaba alborotado pero aún así estaba realmente hermosa. Pues tenía los labios hinchados de dormir y las mejillas coloradas, proporcionándole así una dulzura a su rostro inexplicable. Bajé mi mirada hasta sus piernas al desnudo. Solo se encontraba tapada su piel hasta la pantorrilla con unos calcetines algo altos de pelo.

-Pasa venga, pero no hables muy alto. Todos están durmiendo. -pasé de una forma silenciosa y tras cerrar la puerta la seguí hasta la que supongo que sería su habitación.

Cuando llegamos a esta cerró con pestillo tras de mí y se sentó en la cama con una expresión interrogante. Esperando a que le explicara el por qué de mi visita.

-Acabo de terminar un trabajo y estoy agotado, no sé me apetecía verte. Antes de pensar si era buena idea verte ya me encontraba subiendo las escaleras de este piso. -me senté a su
lado mirando hacia el suelo con los codos apoyados en mis muslos, dejando mis manos caer.

-Eso es muy enternecedor Baco, pero solo estás aquí porque me has perdido. Si me encontrara en tu casa te aseguro que ya nos habríamos peleado y me habrías dicho que no
quieres verme y que soy una carga. Estoy segurísima de ello. -moví una de mis manos y la posé sobre su muslo para después mirarla a los ojos.

-Ya sé que parece eso pero no es cierto. Enserio necesito volver a besarte Dakota y no quiero verte con ese imbécil de Andrew, te mereces algo mejor. No te digo que yo sea esa
cosa mejor porque yo soy una real mierda que solo te metería en problemas pero me estoy comenzando a enamorar de ti. -mis palabras salieron de mi boca sin apenas pensarlas.

Solo me paré a pensarlas cuando vi la sorpresa en su cara. Me dedicó una sonrisa sincera y afable. Después posó su mano en mi mejilla y acercó su cara a la mía. Posó su frente en la mía con delicadeza rozando con cuidado nuestras narices. Una media sonrisa apareció en mi rostro y como ya había asegurado una paz se instauró en mi pecho.

-Déjame besarte otra vez por favor. -susurré deseando escuchar una afirmación en su respuesta.

-Esas cosas no se preguntan Baco. -se rió en mis labios y antes de que su risa sosegara me abalancé sobre sus labios robándole un beso que comenzó siendo apasionado y acabó siendo calmado. De nuevo ella me interrumpió- Yo también creo que me estoy enamorando de ti Baco.

Mi corazón comenzó a incrementar el número de latidos por segundo. No podía calmarme, me había costado tanto escuchar esas palabras de alguien realmente sincero que no podía creérmelo siquiera.

Pero al cabo de un poco de tiempo no solo se escuchaban los latidos de mi corazón en la sala sino unos pasos que subían las escaleras haciendo mucho ruido. Empecé a asustarme con temor de que esos pasos que subían las escaleras subieran hasta este piso.

Después de unos minutos un grupo de mafiosos se habían apoderado de la habitación y tras haber matado a los compañeros de piso de Dakota ahora la sujetaban con un cuchillo
en su cuello. Me quedé completamente en shock, tan en shock estaba que no pude reaccionar cuando se la llevaron en contra de su voluntad. Eran los mismos a los que les había entregado hoy la mercancía. A lo mejor no habían quedado satisfechos, estos eran propensos en cobrarse el ajuste de cuentas con los mandados no con los jefes. Siempre
resultaba más fácil enfrentarse al mensajero que al cabecilla.

La imagen de Dakota gritando mi nombre mientras se la llevaban quedó grabada en mi mente. Mi respiración se agitó, no podía moverme, no era capaz de mandar sobre mi sistema nervioso que había decidido paralizarse en el peor de los casos. Ni siquiera podía pronunciar una palabra.

Y entonces abrí los ojos.

•[SIEMPRE mientras ESTÉ]• (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora