48. BESARTE CUANDO QUIERA

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Después de llamar al jefe comencé a hacer mis maletas, salíamos para la hora de comer. Por lo visto Kayla y sus cómplices ya se encontraban en la cabaña.

La noche anterior después de cenar le dije que estaba muy cansada y necesitaba dormir ya. Me fui a la cama como alma que lleva el diablo antes de que pudiera volver a mencionar el tema. Aquella noche sus manos volvieron a acariciar mi cuerpo pero esta vez en mis sueños. Quería volver a besarlo y sentirlo pero sabía que faltaba mucho para que volviera a pasar, si volvía a pasar.

BACO

Quería contarle a Dakota lo que sentía. Nunca había sentido aquello al hacerlo, fue diferente aunque al mismo tiempo fue mucho más sencillo. Normalmente para satisfacerme hace falta mucho más que eso pero con ella… Había sido como una explosión de sentimientos en mi interior. Por un momento me había sentido inseguro con mi cuerpo. Quería ser lo suficientemente bueno con ella. Dakota se merecía lo mejor y si yo quería estar a su lado debía serlo.

Ahora mismo estaba en el sótano cargando mis maletas a la parte trasera del coche. Me hubiera gustado ir en mi moto pero estaba bastante lejos. Aún así me la iba a llevar. En este tipo de misiones era mejor moverse en moto. La moto no era un blanco tan fácil al que disparar y era mucho más ligera que un coche.

Cogí un pequeño remolque que solía utilizar para llevar a los viajes largos mi moto. Después la enganché bien y la cubrí para que no le ocurriera nada. En ese momento bajó Dakota con sus maletas, esperaba que llevara más pero con una de mano y otra colgada a la espalda le fue suficiente. Las metió en el maletero. Yo mientras arranqué el coche. Iba a aprovechar este tiempo en coche para hablar sobre el asunto, sabía que ayer había intentado esquivarme. Aquí, en cambio, no tenía escapatoria.

Tras un tiempo de viaje bastante incómodo decidí romper el silencio.

-Dakota, quiero hablar sobre lo de ayer. -dije serio mirando hacia la carretera.

-Vale, lo olvidaré como todos nuestros encuentros. Sé que mi hermano te importa mucho y no puedo hacer elegir entre mí o él. Lo respeto Baco. Prefiero no hablar más del tema. -la miré por un segundo. Miraba por la ventana, sus mofletes estaban un poco enrojecidos.

-Solo has acertado con que tu hermano me importa mucho. -la había rechazado tantas veces que ya no esperaba nada de mí- Niñita te iba a decir que tu hermano me importa, es cierto. Pero no está bien que me haga elegir entre él y tú. Dakota no puedo expresar lo que siento porque solo lo he sentido una vez y ni siquiera es comparable con lo que siento por ti. No se si me entiendes.

-Lo intento, pero no mucho. -escuché como se reía de una forma tímida.

-A ver, niñita. -paré en una entrada que había al lado de la carretera. Me giré y la miré a los ojos- Cada vez que te miro me es imposible no sentirme feliz, no soporto pensar que algo te haga daño. Creo que te he conocido de la peor manera que se puede conocer a alguien pero adoro que cuando te enfades cruces los brazos como una niña chica; adoro que luches por lo que quieres. Nadie habría podido llevar esta situación tan bien como tú. Tu mundo se vino abajo en cuestión de días y aún así lo enfrentaste. Podrías haberte retirado de esta mierda pero decidiste ayudar a tu hermano. Todo esto demuestra lo maravillosa que eres. Dakota ante mis ojos eres la persona más increíble que he conocido. Quiero que sigamos enfadándonos como siempre, me encanta que nos piquemos. Sé que puedes pensar que me conoces muy poco pero eres quien más conoce de mi vida después de mi hermano. A nadie nunca le he contado lo de mi familia, ni siquiera a Anna. Con esto quiero que veas que eres muy importante en mi vida, por ti tengo un poco de esperanza. Por ti creo que puedo salir de esta mierda de vida. Es cierto que me enfadé cuando lo decidiste sin consultármelo pero no sabes cuánto te lo agradezco. -tomé aire para tomar fuerzas para poder continuar- Dakota eres lo único normal en mi vida.

-¿Qué me quieres decir con eso Baco? -parecía impresionada e incluso un poco desconcertada.

No sabía cómo expresar todo ese fuego que llevaba dentro y que al soltarlo se había convertido en sosiego. Sin saber cómo explicarle todos los cambios que ella me provocaba puse una de mis manos en su mejilla y la besé. Un beso lento y suave, parecía un vals en el que nuestros labios eran los bailarines. Me separé un poco de sus labios para mirarla de cerca. Quería saber si eso había aclarado sus preguntas. Se había quedado sin palabras pero comencé a hablar.

-Quiero besarte cuando quiera, no quiero pensar que otro puede ganar tu cariño y afecto. Sé mi novia Dakota. Ya pensaremos en tu hermano cuando despierte pero mientras creo que deberíamos de ser libres. Ambos sabemos que hemos estado conteniéndonos, ha habido momentos en los que ha sido realmente complicado no besarte niñita. Tus labios son un imán para mí. -acaricié su mejilla con mi pulgar y acaricié su nariz con la mía- ¿Qué dices?

-Creo que no tengo ni que responder Baco. -mordió su labio y sonreí. Dakota beso mi sonrisa, después reaccioné y la besé feliz. Con mi otra mano acaricié su sedoso pelo.

•[SIEMPRE mientras ESTÉ]• (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora