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Anahí llegó a casa cuando ya era de noche. Su hermana insistió para que se quedase a dormir, pero le dijo que tenía algo de trabajo que hacer y se dio por vencida. Cuando llegó a su cuarto se quitó la ropa, se desmaquilló y se puso el pijama. Se tumbó en la cama y vio que tenía un mensaje.

Alfonso
No sabía que tenías una hermana, ¿Dulce?

Anahí
Claro que tengo una hermana jajaja qué clase de pregunta es esa

Alfonso
La verdad es que era una excusa para hablar contigo

Anahi
Ahora lo entiendo todo jajajaja  siento lo de hoy, y lo de ayer... creo que mereces una explicación

Alfonso
Yo también lo creo, cuando quieras, sabes que siempre estaré

Anahi suspiró al ver el último mensaje. Solo le conocía de una semana, pero ya se había besado con él y prácticamente habían pasado el fin de semana juntos. Sin embargo, Anahí no le dio ninguna explicación al día siguiente, ni a la semana siguiente, ni a la siguiente cuando Alfonso, cansado de esperar, suspiró detrás de su escritorio.

- Al menos podríamos salir... - dijo Alfonso.
- ¿A qué te refieres? - preguntó ella, ajena a lo que pasaba por la mente de Alfonso.
- Hagamos algo este fin de semana. Ya casi va a hacer un mes de la última vez que salimos... quiero verte fuera de la oficina Anahí.
- Eh... Pero este fin de semana no puedo...
- ¿Lucas? - suspiró.
- No - sonrió ella - Dulce, va a celebrar su cumpleaños.
- ¿Cuantos?
- Treinta y tres.
- ¿Os lleváis seis años? - Anahí asintió.
- Tardé un poco más en nacer de lo que mis padres tenían planeado - rió ella - me buscaron desde que Dulce tenía tres.
- Bueno, yo tardé casi diez años en aparecer en la vida de mis padres. Para cuando me tuvieron, dijeron que eran muy mayores para buscar otro hijo.
- ¿No tienes hermanos?
- Si - rió - dijeron que eran mayores, pero a los dos años nació mi hermano Dani. Fue una sorpresa bien recibida.

Cuando Alfonso le fue a preguntar otra vez para salir la puerta de su despacho sonó y, después de responder, Christian apareció con una sonrisa enorme. Anahí dudó si irse o no, pero Christian le dijo que se sentase, la noticia iba para los dos.

- Hay un negocio muy importante en juego - les miró a los dos - así que necesito que viajéis.
- ¿Viajemos? ¿Los dos? Lo has dicho en plural... - Anahí se puso nerviosa.
- Si - Christian la miró divertido - el lunes saldrá vuestro vuelo, a primera hora de la mañana. Estaréis toda la semana fuera, como mucho.

Anahí estuvo todo el fin de semana nerviosa. Su hermana le dijo que no se preocupase por Lucas, que la vecina estaría encantada de ayudarles con él por las mañanas. Y que además disfrutase del viaje con Alfonso, que la llamaría todas las noches.

- ¿Lista? - Alfonso la sonrió cuando llegó al aeropuerto.
- La verdad es que nunca he montado en avión...
- ¿No? Es divertido, supongo - rió - no será un vuelo largo, tranquila.

Pero Anahí no estaba tranquila. Alfonso le dejó la ventanilla, aunque le había tocado a él, para que ella pudiese ver todo, pero ella no estaba muy convencida de querer hacerlo. Él la sonrió cuando el avión se empezó a poner en marcha y cuando aceleró para coger altura Anahí sintió un nudo en la garganta.

- Shhhh - Alfonso agarró su mano fuerte - ven.

Levantó el pequeño apoyabrazos que los separaba e hizo que Anahí apoyase su cabeza en él mientras la abrazaba y acariciaba su mano.

- Cierra los ojos y relájate, te avisaré cuando lleguemos.

Anahí no dijo nada, simplemente se acurrucó junto a él y, con las caricias que recibía su mano y su brazo, se fue relajando hasta que se quedó profundamente dormida en los brazos de Alfonso que la miraba sonriente por tenerla para él solo durante toda la semana.

- Hacen una pareja estupenda - le comentó a Alfonso el señor que iba sentado a su lado - ¿llevan mucho tiempo?
- Poco en realidad - sonrió Alfonso.
- Que suerte tienes amigo - ambos sonrieron - si yo encontrase una chica así, no la dejaría por nada del mundo.

Alfonso sonrió al hombre mirando de nuevo a Anahí. Él tampoco la dejaría por nada del mundo. Ni aunque tuviese un hijo y varios amantes a su espalda. La despertó cuando el avión estaba aterrizando, su cara al principio del vuelo era de terror, así que prefirió ahorrarle ese tiempo abrazándola unos minutos más.

- Aaah - dijo cansada - estoy deseando darme un baño y dormir.
- Dormiste todo el vuelo.
- ¿Y? ¿Sabes lo que tuve que madrugar? Necesito descansar.
- Esta bien - rió Alfonso - pero recuerda que esta noche tenemos la primera reunión.
- ¿Por la noche?
- Si, en la cena.

Anahí subió a su habitación tan rápido como pudo. No necesitaba descansar, sino alejarse de Alfonso un rato. Aún sentía sus brazos a su alrededor, su olor y sus caricias. Y había dormido como no lo había hecho en años, incluso en un avión, el cual resultaba bastante incómodo. Decidió colocar su ropa en el armario de la habitación y después encender el grifo para llenar la bañera. Una vez todo ordenado y la bañera lista se desnudó y entró en el agua caliente, relajándola desde ese primer momento. Suspiró un par de veces y al poco su teléfono sonó.

- ¿Como fue el viaje? - era Maite.
- Bien, dormí durante todo el vuelo.
- ¿Teniendo a Alfonso al lado? ¿Que te pasa amiga? ¿Por qué no disfrutas de su compañía?
- He descubierto que me da miedo volar - rió Anahí con los ojos cerrados en la bañera.
- ¿Estás con él ahora?
- Me estoy dando un baño.
- ¿Con él?
- ¡No! ¿Qué te pasa? - rió - te dije que no volvió a pasar nada entre nosotros.
- Me preocupo por ti.
- Más bien por mi vida sexual.
- También, la necesitas Annie.
- Sobreviviré - rió - Gracias por tu preocupación idiota.

Alfonso se tumbó en la cama después de deshacer su equipaje, le ponía muy nervioso tener ropa en la maleta cuando ya había llegado a su destino. Suspiró con fuerza y cerró los ojos y a sus oídos llegaba una pequeña voz, aunque no entendía muy bien lo que decía, sabía que era Anahí desde el otro lado de la pared que separaba sus habitaciones.

- Me estoy dando un baño - consiguió escuchar antes de unas risas - más bien mi vida sexual - Alfonso abrió bien los ojos ¿con quién hablaba Anahí? - sobreviviré - volvió a reír y Alfonso se pegó a la pared para intentar escuchar más - Gracias por tu preocupación idiota - otra risa - si, nos vemos a la vuelta, chau, te quiero.
- ¿Te quiero? No puede ser - susurró Alfonso.

Sálvame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora