Sálvame

8

Alfonso estiró su brazo en la cama, buscando en pequeño cuerpo de Anahí con los ojos cerrados y una tonta sonrisa. Pero ese lado de la cama estaba frío, abrió un ojo y levantó la cabeza confirmando que ella no estaba ahí. Se levantó de la cama y fue al baño, pero tampoco estaba ahí. Suspiró y se dejó caer en la cama de nuevo. Miró la habitación y se dio cuenta que su ropa tampoco estaba. Se había ido. Sin decir nada.

- Hey - dijo en el bufé al verla sentada tomando un café - pensaba que te habías ido en mitad de la noche.
- Me fui en mitad de la noche - susurró sin apartar la vista del café.
- ¿Por qué? Quería que durmieses conmigo.
- Yo quería volver a mi habitación - se encogió de hombros.
- Anahí...
- No sigas Alfonso, lo de ayer no puede volver a pasar.
- ¿Qué? Pensé que ayer nosotros...
- Si, y fue maravilloso, pero fue solo sexo, por favor, basta. Ve a por algo para desayunar, Tomás estará de vuelta en unas horas.

Anahí no había podido pegar ojo desde que volvió a su habitación y el café que se estaba tomando cuando Alfonso llegó hasta ella era el tercero de la mañana. Había bajado cinco minutos antes de abrir el bufé y el camarero le había preguntado si quería algo de beber mientras esperaba a que colocasen la comida. Cuando Alfonso regresó su cara era muy distinta a la primera vez. Al verla su expresión se había relajado, él había pensado que ella se había arrepentido y le había dejado, pero creyó que simplemente no le había querido despertar. Pero Anahí le confirmó sus sospechas y, después de prepararse un desayuno completo, estaba muy serio y callado. Anahí desvió su mirada varias veces, observando como desayunaba con el rostro tenso y mirando por la ventana, pero no dijo nada.

- Yo... subiré a bañarme - dijo después de un rato en un silencio incómodo - ¿quedamos en recepción en una hora?
- Como quieras Anahí.

Ni siquiera la miró, cosa que la hizo ponerse más tensa. La había cagado acostándose con él, pero anoche no pudo pararlo. Cuando salió de su habitación de nuevo, ya cambiada y maquillada, suspiró al pasar por la puerta de Alfonso. No sabía si ya había bajado o no, pero decidió que era mejor esperarlo abajo y pasar el menor tiempo posible con él a solas. Las puertas del ascensor se abrieron en el recibidor y Anahí se encontró a Tomás charlando animadamente con un muy sonriente Alfonso. Ambos se giraron a verla cuando llegó a su lado.

- ¡Anahí! - la saludó Tomás efusivamente.
- Tomás vino un poco antes y me hizo llamar para bajar. Supuse que no habías terminado y no te quise molestar - ¿Alfonso la estaba sonriendo a ella?
- No pasa nada, acabo de terminar - mintió, ella siempre estaba lista diez minutos antes de quedar - ¿Cómo estás Tomás? ¿Qué tal tu esposa y los niños?

La reunión les llevó toda la mañana e incluso terminaron comiendo con él, cosa que Anahí agradeció enormemente porque así pasaba menos tiempo con él.

- Disculpad, me voy a tener que ir ya... mirad, voy a estar fuera los próximos dos días. Christian me dijo que estaríais hasta el sábado por la mañana. Yo llegaré el jueves por la noche ¿quedamos el viernes para cerrar todo? - Tomás les sonrió antes de despedirse.
- Alfon... - empezó a decir cuando su teléfono sonó - oh, debo contestar, perdón.
- Como sea, me subo - dijo, aunque no estaba muy convencido de que Anahí le hubiese escuchado.
- Hola mi amor - dijo sonriente - ¿cómo estás? - Alfonso paró en secó al oír mi amor.
- Te echo de menos tata - la voz de Lucas llegaba desde el otro lado de la línea, haciendo sonreír a Anahí.
- Yo también bichito, pero el sábado estoy allí y podemos hacer lo que tú quieras.
- ¿Podemos ir al cine?
- Claro, pero yo invito a las palomitas ¿si?
- ¿Y me traerás un juguetito?
- Oye y tú desde cuando pides tanto - se rió Anahí entrando al ascensor.
- Uno chiquito.
- Bueno, veré que puedo hacer, siempre te sales con la tuya granuja - Anahí arrugo su nariz bajo la atenta mirada de Alfonso, que parecía cada vez más enfadado - era Lucas - le informó cuando colgó.
- Pues bien - dijo mirando al frente.
- Alfonso... - las puertas del ascensor se abrieron.
- No me tienes que dar explicaciones Anahí. Nos vemos.

Alfonso cerró la puerta de su habitación dejando a Anahí en el pasillo del hotel, se quedó un rato estática en el sitio. Incapaz de moverse, hasta que sintió como las puertas del ascensor se volvían a abrir y una pareja salía riendo. Anahí se encerró en su cuarto y decidió escribir a Maite.

Anahí
La cague...

Maite
Y ahora que hiciste, Anahí...

Anahí
Me acosté con Alfonso

Maite se desconectó en ese mismo momento y Anahí miró el nombre de su amiga confundida. En ese momento, su móvil empezó a sonar.

- Cuéntamelo todo - dijo Maite cuando sintió que su amiga había descolgado - ahora mismo.
- Estás loca - rió y después le contó todo.
- Eres idiota.
- ¿Por qué?
- Y me lo preguntas... Anahí explícale lo que pasa. Es normal que el pobre no quiera ni verte.
- No quiere hablar conmigo. Es difícil explicar algo cuando la otra persona te ignora...
- Tú verás como lo haces, te creía inteligente...
- May...
- ¿Disfrutaste anoche?
- Si pero...
- Ah, ah, ah, ah, ah, para ahí amiga. Habla con él, quien sabe, lo mismo puedes disfrutar un poco más... chauuuu.

Cuando Anahí fue a responder su amiga ya había colgado. Tenía razón, debía explicar a Alfonso lo que pasaba. Además, iban a estar dos días completamente solos.

Anahí
Alfonso... ¿quieres venir a la piscina del hotel conmigo?

Anahi se sintió ridícula cuando, al ver que Alfonso leía el mensaje por los dos ticks azules, se desconectaba sin contestar. Suspiró y se dejó caer en la cama. Cerró los ojos y decidió que lo mejor sería dejarle espacio, por lo menos hoy. Puso una película en la televisión y pidió la cena al servicio de habitaciones. No quería salir y encontrarse con él en el restaurante.