Sálvame

17

- ¡Tata! - gritó Lucas llegando hasta Anahí y saltando a sus brazos.
- Hola bichito - rió ella levantándolo, pero de pronto su sobrino comenzó a removerse.
- ¡Alfonso! - sonrió entusiasmado.
- Hola campeón - rió Alfonso revolviéndole el pelo - ¿cómo estás?
- ¿Vienes a comer?
- Eso parece - se acercó al oído libre de Anahí - creo que le caigo bien - susurró.
- ¿Tengo que ponerme celosa?

Alfonso soltó una carcajada mientras Christopher se acercaba a ellos con dos cervezas.

- Alfonso - le ofreció una mientras levantaba las cejas a modo de pregunta.
- Gracias - sonrió dando un sorbo - mmm fresquísima.
- De los míos - rió Christopher - llámame Ucker, todos lo hacen menos estas dos señoritas. Bueno, Lucas me llama papá.
- A mi me dicen Poncho - sonrió ya en confianza.

Anahí desapareció para ir a saludar a su hermana que estaba terminando de poner la mesa.

- Gracias - rió - según escuchó la puerta, Christopher me dejó aquí sola para ir a por unas cervezas - rió - No lo culpo, es la primera vez que traes un chico para que pueda hablar con él.
- ¿De qué están hablando? - sonó alarmada - no había pensado en eso...
- Oh vamos, conocer a Chris... seguramente le esté hablando de fútbol ahora mismo. El caso es que creo que está más emocionado que Lucas por tener a Alfonso aquí.
- Bueno, ya se ha presentado como Poncho, están en total confianza Ucker y él - dijo imitando a su cuñado.
- ¿Ya le dijo que le llamase Ucker? - Anahí asintió - wow, si que le ha caído bien - rió - ¿te acuerdas cuánto tardo en decírselo a Manuel?

Anahí llevaba año y pico con Manuel cuando, después de pasar un día en el campo con su hermana y su cuñado, y algunos amigos más, Manuel había venido contento a verla a mitad de tarde.

- Annie, Annie, ¡tu cuñado me ha dicho que le puedo llamar Ucker! Por fin - ambos rieron - pensaba que nunca me lo diría - le dio un beso - te amo - y se alejó de nuevo con los chicos que estaban por jugar un partido de fútbol.

Ella se había puesto muy contenta. Cuando a su cuñado le gustaba alguien le decía que lo llamase Ucker. Estuvo insistiendo a Anahí durante dos largos años, cuando conoció a Dulce, pero ella no dejaba de llamarle Christopher o Chris porque le gustaba hacerle rabiar, pero al final nunca consiguió que lo llamase Ucker. Al igual que su mujer, que pasó de llamarle Christopher a llamarle amor, cariño, bebé y otras cursilerías.

- Huele increíble - la voz de Alfonso la sacó de sus recuerdos y su mano en su cintura hizo que se le nublara la mente.
- Gracias Alfonso - sonrió Dulce.
- Dime Poncho tú también por favor - sonrió dejando a Dulce encantada.
- Está bien, gracias Poncho - sonrió Dulce - aunque he de decir que el mayor cocinillas aquí es mi marido - Christopher dio un beso casto a su mujer - somos un buen equipo.
- Estoy deseando probarlo todo.

Los cinco se sentaron en la mesa y Anahí dio gracias a que Lucas insistiese en sentarse entre ella y él. No sabía cómo había accedido a esa comida, pero no quería que su hermana o su cuñado contasen nada embarazoso. En cambio, fue Lucas quien abrió su preciosa boquita.

- ¿Entonces yo cómo te llamo? - miró a Alfonso - ¿tío Poncho? - Anahí sintió como su corazón se aceleraba y los demás se carcajeaban por el comentario.
- De momento solo Poncho, ¿si campeón?
- Pero quiero que seas mi tío... mi tío Poncho - volvió a repetir el niño.
- Cariño - intervino su madre entre risas - para un poco o le vas a espantar.
- Vale ya Dul - dijo Anahí en un susurro con los ojos clavados en los de su hermana.
- Oh vamos Annie, es una broma - rió ella - solo es un niño...
- Lo sé - susurró.
- Llámame como quieras campeón - le guiñó un ojo y desvió su mirada a Anahí.
- Tío Poncho - dijo el niño satisfecho.

Después de comer Lucas se acurrucó un poco en el sofá con Anahí bajo la atenta mirada de Alfonso que no podía dejar de sonreír. Lucas bostezo y Anahí se levantó con el para llevarle a dormir la siesta pero el niño agarró también la mano de Alfonso.

- Tío Poncho y tata - sonrió y Anahí miró a su hermana para que la salvase.
- Lucas manda Annie - le dijo sonriente - descansa mi amor.

Ambos subieron a la habitación con Lucas y, mientras Anahí encontraba un cuento corto, Lucas enseñaba sus cosas a Alfonso feliz de que los dos estuviesen con él. Volvió a bostezar y Alfonso lo colocó en su cama, tapándolo un poco para que no se quedase frío. Lucas agarró su mano y ambos escucharon a Anahí contar un bonito cuento hasta que los ojos de Lucas se cerraron del todo y su mano soltó la de Alfonso.

- Vamos - susurró Anahí muy cerca de Alfonso.
- Lo haces genial - le respondió sin moverse.
- Gra...cías - sonrió un poco y Alfonso le dio un casto y rápido beso antes de levantarse.

Bajaron las escaleras en silencio pero sonrientes. Dulce y Christopher los sonreían también abrazados en el sofá. Hablaron un poco más y Anahí decidió que era hora de irse.

- Nos vemos el lunes - dijo Christopher a Alfonso y Anahí los miró.
- ¿El lunes?
- ¿No vais a venir a por Lucas? Tiene clase - rio su hermana.
- Oh, cierto - Anahí se puso nerviosa - cierto...
- Pero nos encantará que vuelvas el sábado que viene Poncho - sonrió Dulce - siempre serás bien recibido aquí - le dio dos besos y se acercó a Anahí - quita esa cara - le susurró abrazándola - tú también has disfrutado.

Cuando salió de la casa Anahí sintió algo extraño. Algo nuevo. Normalmente al llegar a su coche ya sentía la tristeza de la soledad que la esperaba el resto del fin de semana, pero ahora no sentía eso. Se sentía diferente. Triste por irse pero no incompleta. Alfonso entrelazó sus dedos con los de ella y lo miró divertido.

- Creo que no ha ido tan mal como parece que esperabas - rió al ver su cara.
- No... no es eso.
- ¿Entonces?
- Sabía que les caías bien. Mi cuñado te ha dicho que le llames Ucker y no te ha visto más que cinco veces contadas... y Dulce... bueno, con solo ver cómo se expresa contigo ya se que te quiere.
- Y Lucas...
- Te llama tío Poncho, nunca le he visto tan relajado con alguien "extraño". Desde el primer momento fue él el que se acercó, en la empresa... estoy impresionada.