25

1K 80 5
                                    

- Tengo que volver a trabajar - dijo Alfonso, aunque no muy convencido.
- Pero sola me voy a aburrir... - se quejó.
- Duerme todo lo que no has podido por la noche - dijo juguetón y Anahí le tiró una almohada - Hey - rió - tú por lo menos puedes recuperar el sueño... yo tengo que irme a trabajar.
- ¿Hablaste con Christian? - asintió - ¿y?
- Según lo que diga tu médico podrás volver a trabajar o no. Tu sustituta hará un buen trabajo.
- ¿Es una chica? - Anahí se levantó de la cama - Ah no, Alfonso...
- Amor, te amo a ti, solo a ti ¿recuerdas?

Alfonso se fue media hora después, dejando a Anahí sola tirada en la cama mirando al techo. Nadie le había dicho que había una chica sustituyéndola, pero se enteraría de todo.

- Hola May - sonrió.
- ¿Qué quieres saber? - dijo riendo.
- Ay como crees... llamaba para ver cómo estabas...
- ¿Tan pronto? Alfonso se acaba de ir ¿verdad? - volvió a reír - ¿ya sabes sobre tu sustituta?
- Cuéntamelo todo sobre ella.
- Si te conozco amiga - se rió alto - Bueno... a ver... es muy simpática, muy eficiente, aunque no tiene mucha experiencia... es alegre, divertida... ¡podríais ser amigas!
- No te burles porque te cuelgo.
- ¿Quien quiere saber tú o yo? - rió Maite.

Anahí bufó mientras su amiga no dejaba de reírse y comentarla cosa sobre su sustituta que, al parecer, todo el mundo quería y adoraba... seguro que el propio Alfonso lo hacía.

- Ya... ya - dijo cansada - seguro me quita a Alfonso.
- No creo - se rió ella.
- ¿Con todo lo que me has dicho? Por favor... seguro que ya le tiene comiendo del bote.
- ¿Por qué no vienes a conocerla? - rió ella - seguro que te gustará.
- Estoy allí en media hora.

Maite guiñó el ojo a Alfonso cuando llegó, todo estaba saliendo según su plan.

- Acabo de colgar, en media hora estará aquí.
- Genial, su familia está aparcando abajo, los llevaré directamente a mi despacho. Espero que Lucas no se aburra mucho y se ponga a gritar o algo - ambos rieron.
- Creo que a Anahí le va a gustar mucho tu sorpresa - lo abrazo rápidamente - me alegra que te haya encontrado.
- Yo si que me alegro de haberla encontrado - sonrió - es muy especial para mi. Siempre lo ha sido.

Anahi entró en el edificio media hora después, tan puntual como siempre había sido. Subió con la cara seria en el ascensor y cuando las puertas se abrieron se encontró a una Maite sonriendo mirándola tranquilamente.

- ¡Annie! Como me alegro de verte - sonrió su amiga abrazándola.
- ¿Mi sustituta? ¿Ya está de descanso? - preguntó enfadada - vaya irresponsable...
- Bueno ha llegado un poco tarde, solo es eso...
- Pues vaya - se cruzó de brazos.
- Siéntate en tu sitio anda - su amiga rió y Anahí se preguntó porque estaba tan feliz.

Pero cuando se sentó lo comprobó. Había un papel amarillo con letras en mayúsculas.

¡BIENVENIDA DE NUEVO ANAHÍ!

Anahi miró sin comprender a Maite que la miraba sonriente y entusiasmada.

- ¡Te he echado tanto de menos! - dijo lanzándose sobre ella - nunca ha habido ninguna sustituta - rió - Yo ayudaba a Alfonso cuando lo necesitaba, esto ha sido idea suya.
- Pero él...
- Sabia que diciéndote ciertas palabras me llamarías y terminarías viniendo - sacó la lengua - bienvenida de nuevo, creo que debes darle las gracias a Alfonso.

Anahi asintió y se levantó feliz, Alfonso había conseguido que volviese de una manera especial y eso era lo más hermoso que nadie había hecho nunca por ella. Tocó varias veces la puerta pero no hubo contestación hasta unos segundos más tarde.

- Pase - anunció Alfonso.

Anahi entró sonriente para darle las gracias pero, cuando vio a su cuñado juntos a su hermana y a Lucas se quedó estática.

- Pero... - comenzó sin comprender.
- ¡Bienvenida al trabajo hermanita! - dijo Dulce abrazándola.

Después se puso detrás de ella, Lucas también la abrazó y por último Christopher. Maite apareció por la puerta cuando Alfonso se levantaba hacia Anahí.

- Annie... me ha costado mantener el secreto con esta pandilla - todos rieron - pero ha merecido la pena por verte esa carita tan bonita que tienes sorprendida.
- Yo... no sé qué decir... - sonrió - Gracias por todo - se giró un poco - a todos - vio que Christian también había llegado y sonreía apoyado en la puerta.
- Déjame continuar - rió Alfonso nervioso.
- ¿Aún hay más? - dijo sorprendida y Alfonso asintió.
- Si. Mira, Anahí... te conocí en una cafetería, de la forma más absurda y ridícula que nadie pueda imaginar... luego descubrí que trabajaríamos juntos y tú te pusiste más nerviosa que aquella tarde compartiendo tarta - Anahí estaba colorada - el viaje fue increíble, al igual que todos los momentos a tu lado - Alfonso sonrió poniéndose frente a ella - y aunque hemos pasado cosas malas que ojalá pudiese poder borrar de nuestra historia, no las cambiaría por nada del mundo. Porque todas esas historias, buenas y malas, nos han convertido en lo que somos y en lo que seremos. Por eso quiero, delante de toda esta gente - Alfonso se inclinó sobre una rodilla y sacó una cajita roja de su bolsillo mientras Anahí se llevaba las manos a la boca sorprendida y a punto de llorar - preguntarte si tú, Anahí Puente, me harías el honor de casarte conmigo.

Todos estaban en silencio, expectantes a su contestación. Maite estaba con el móvil dirigido hacia ellos grabando el momento para la posteridad, Lucas miraba sonriente a sus tíos que por fin se iban a casar, y Dulce sentía las lágrimas correr por sus mejillas orgullosa de su hermana mientras Christopher la abrazaba amorosamente.

- Si - susurró Anahí sonriente limpiándose una lágrima - Si quiero - dijo más alto - ¡Si me voy a casar contigo! - gritó mientras Alfonso le ponía el anillo y la abrazaba fuerte.
- Te amo, te amo - dijo Alfonso riendo - ¿escucharon bien? ¡Nos casamos! - dijo mirando al teléfono de Maite divertido - ¡me voy a casar con este bombón de aquí!

Todos se abrazaron felices por la pareja mientras Anahí lloraba de felicidad. Nunca había podido imaginar que su vida llegaría a ser así de maravillosa después de tanto dolor que había sentido. En ese momento se dio cuenta, aunque tú creas que no necesitas a nadie, que tú puedes con todo, siempre es bueno decir de vez en cuando "sálvame" a alguien.


FIN

Sálvame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora