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- Me podrías dar un poco de agua al menos - se quejó Anahí.
- Cállate mejor - le dijo Manuel - No tengo agua aquí, no ves que tuve que salir corriendo por tu noviecito.

Anahí lo miró desafiante, estaba atada a una silla de pies y manos, su ropa estaba rasgada y sucia con varias manchas de sangre de algunos cortes que tenía por el cuerpo. Todos los días la había golpeado porque, según él, le había desobedecido en algo. Tenía una tela cubriendo su cuello que usaba cuando quería que se callase y el pelo revuelto por la tela que le cubría a veces los ojos.

- En unas horas saldré a por algo, de beber y de comer - la miró después de un rato - tengo que asegurarme que esta todo tranquilo porque créeme, si me pillan, dejaré que te mueras aquí. No diré nada a nadie de dónde estás y te pudrirás aquí. ¿Me oyes? - levantó su barbilla para que lo mirase - siempre me calentaron tus ojos felinos mi amor - dijo con sorna antes de besarla con fuerza.

Anahi sintió sus ojos arder pero no quería llorar delante de Manuel, cuando se fuese a por la comida tendría oportunidad de hacerlo sola. Manuel la miró de arriba a abajo sonriente, sabía lo que quería, lo había tenido que hacer otras veces. Se acercó un poco a ella y le susurró en el oído mientras la desataba poco a poco.

- Ya sabes lo que tienes que hacer ¿no? - sonrió de lado - aunque hoy tendrá que ser rápido, no tenemos mucho tiempo.
- Pe... pero aquí no... no hay...
- Bueno, tendremos que improvisar - se pegó a ella, restregándole su erección, las piernas de Anahí temblaron.

Todos los días Anahí tenía que dejar que Manuel viese como se desnudaba y se daba una ducha. Él decidía lo que tenía que hacer y en que momento, a veces incluso entraba con ella para, según él, ayudarla. Pero ahí no había ducha, era un almacén. Anahí sintió la mano de Manuel sobre su espalda, desabrochando su sujetador.

- Mmmm - ronroneo dejando su parte de arriba al descubierto - puede que te deje así un rato en lo que voy a por tu agua. Aunque lo que de verdad me gustaría sería otra cosa - volvió a chocar su erección contra ella - ven.

Anahi sentía temblar todo el cuerpo, la llevo hasta una cama mal hecha que había allí e hizo que se tumbase antes de atarla.

- Volveré enseguida - sonrió y volvió a besarla introduciendo su lengua y tocando uno de sus pechos - No me eches de menos.

Cuando sintió que la puerta se cerraba se permitió llorar. Necesitaba que la encontrasen ya, no podía soportar más cosas de Manuel. Alfonso lo reconoció en la oscuridad.

- Es él - anunció a los policías - es Manuel.
- Parece que tiene prisa - anunció uno de ellos al verlo casi correr.
- Entonces será mejor que nos demos prisa. Vamos.

Los tres salieron del coche después de anunciar su ubicación y pedir refuerzos. Alfonso estaba cada vez más nervioso, si Manuel había salido de ahí tan rápido tenían dos o había matado a Anahí y se había fugado o la había dejado ahí porque necesitaba salir a por algo pero no quería dejarla sola mucho tiempo. Sin duda creyó en la segunda. Necesitaba que fuese la segunda. Entraron en el edificio y comenzaron a avanzar, todas las puertas estaban cerradas, claramente, era un almacén y la gente no quería que les robasen. Pero algo les llamo la atención, un llanto desconsolado. Como Anahí, la había escuchado pocas veces, pero era ella, sin duda.

- Seguid el llanto - susurró uno de los agentes - estamos cerca.

Anahí lloro lo que le pareció una eternidad, hasta que el sonido de un disparo llegó a sus oídos. En ese momento de calló y escuchó otro seguido de algunas voces.

- ¿Anahi? - escuchó una voz desde la oscuridad - ¿Anahí estás ahí dentro?

Dudó unos segundos, por si era una trampa que Manuel había preparado, pero prefería morir en ese mismo momento que tener que vivir con él.

- ¡Socorro! Me ha dejado aquí - gritó - soy Anahí, soy Anahí, sacadme de aquí antes de que vuelva - dijo dejándose la voz con cada palabra intentando no llorar.

Se escuchó otro disparo y después como la puerta se abría de par en par dejando ver tres sombras de hombres. Cuando Alfonso la vio en la oscuridad, tirada sobre una cama y medio vestida corrió hacia ella. Ambos con lágrimas en los ojos. Alfonso recogió su ropa del suelo y se la colocó como pudo.

- Mi amor - susurró - ¿Cómo estás? Eh... Anahí, Annie... soy yo, Alfonso, tú Poncho... - se acercó a sus labios pero ella retrocedido.
- No todavía - susurró - sácame de aquí. Va a volver, fue a por agua, volverá...
- Dice que va a volver, tenemos que salir de aquí ahora - miró las esposas de Anahí - está atada.

Los policías se miraron rápido. Debían salir de ahí, no sabían si sus compañeros habían llegado ya o no, y no podían arriesgarse.

- Mierda - susurró uno - Alan, busca algo para cortar las esposas, cualquier cosa, vigilaré la puerta.

Alfonso dejó un beso en la frente de Anahí, la sonrió, y buscó algo que pudiese romper unas cadenas. Alan encontró unas grandes tenazas y corrió a romper las cadenas. Cuando estuvo libre Anahí abrazó fuerte a Alfonso sin dejar de llorar.

-Ssshh chiquita - le susurró apretándola contra él - estás a salvo, nos vamos a casa, sssshhh...

Se pusieron entre los dos policías, ambos preparados para disparar si fuese necesario y fueron saliendo poco a poco del almacén. Cuando llegaron a la puerta se encontraron con otros dos coches de policía y con Manuel de rodillas en el suelo.

- Siempre en el momento perfecto - sonrió Martín mirando a su compañero y después sonriendo a Alfonso y Anahí - ahora si que estás a salvo totalmente, ese cabrón se va a pudrir en la cárcel.

Manuel fijó su mirada en Alfonso, queriendo matarlo desde ahí y después pasó su mirada a Anahí que la apartó rápido escondiéndose más pegada a Alfonso. Se montaron en el coche y, antes de volver a casa los llevaron a la comisaría para declarar.

- Necesito ducharme - susurró Anahí a Alfonso cuando salieron.
- En cuanto lleguemos, déjame aviso a tu hermana... - dijo sacando su teléfono.
- ¡No! - Alfonso la miró extrañado - déjame darme un baño y yo la llamaré, por favor - Alfonso asintió y se acercó a darle un beso pero ella se volvió a apartar - todavía no Poncho, de verdad, necesito ese baño.

Sálvame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora