Capítulo 12. ROB

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Cate detuvo el coche cuando se acercó a una gasolinera. Enseguida vi el otro automóvil, un todo terreno ligero de color marrón claro, un modelo que no había visto nunca. Llevaba años sin ver coches nuevos y antiguos, no me sorprendía no reconocerlo. 

Lo curioso de la gasolinera era que al lado del vehículo se encontraba un hombre, que no estaba echándole gasolina a su coche. Habría sido imposible. Los surtidores estaban destrozados y las mangueras y las boquillas, desperdigadas por el suelo.

Cate tocó el claxon, pero el hombre ya nos había visto y nos hacía señas con la mano. Era de constitución ligera y tenía dos entradas en la frente que le hacía parecer más adulto de lo que en realidad era, seguramente tenía la edad de Cate. A medida que nos acercamos, la sonrisa de su rostro se fue iluminando.

Apenas hubo tirado del freno de mano, Cate abrió la puerta y se abalanzó sobre él. La oí reír con ganas al abrazarlo, chocando contra él con tanta fuerza que le tiró al suelo las gafas de sol que llevaba puestas.

Fue en ese momento, cuando Cate no podía vernos, que la mano sudorosa de Martin me rozó el punto donde el cuello entraba en contacto con la camiseta para darme un leve pellizco. 

Aquello fue demasiado incluso para mí. Iba a matarlo si no me alejaba de él.

Abrí rápidamente la puerta del coche, formando una mancha oscura en la manilla debido al calor que empezaba a salir de mi mano, y salí disparada, haciendo caso omiso de las instrucciones de Cate.

¬ Hay dos unidades buscándoos. ¿Habéis tenido algún problema? ¬ le preguntó el desconocido a Cate.  

¬ Ninguno. ¬ Cate lo abrazaba por la cintura ¬ Pero no me sorprende. En estos momentos no dan abasto. ¿Pero dónde están tus ... ?

El hombre negó enérgicamente con la cabeza y se le ensombreció el rostro. ¬ No conseguí sacarlos.

Dio la sensación de que Cate iba a desplomarse. ¬ Oh, lo siento.

¬ No pasa nada. Pero veo que tú has tenido más éxito ¿se encuentra bien? ¬ Los dos se giraron para mirarme.

¬ Ah Rob, te presento a Anika. ¬ dijo Cate ¬ Anika, este es mi ..., te presento a Rob.

¬ ¡Vaya presentación más sosa! ¬ dijo Rob, chasqueando la lengua ¬ Por lo que veo, a las más guapas las tenían escondidas en Thurmond. 

Me tendió la mano. Una mano de palma grande, cinco dedos, nudillos vellosos. Normal. Por cómo me quedé mirándola, debió de pensar que tenía la piel cubierta de escamas. Mantuve la mano pegada al muslo. Y simplemente retrocedí varios pasos, alejándome de la presencia desconocida del adulto.

No llevaba ningún arma, ni cuchillo, ni máquina de Ruido Blanco, pero vi contusiones y cortes, algunos recientes, que le cruzaban el dorso de la mano hasta la muñeca, donde las inflamadas líneas rojas desaparecían bajo las mangas de una camisa blanca. No fue hasta que retiró la mano cuando vi el ramillete de puntitos rojos que le manchaba el puño de la manga derecha de la camisa.

La expresión de Rob se tensó cuando se percató de mi mirada. Ocultó la mano tras la espalda de Cate, enlazándola por la cintura.

¿Sabes cuando alguien simplemente te da mala espina? Rob daba mala espina.


El hombre ignoró como pudo mi presencia y se centró otra vez en Cate. ¬ Una rompecorazones, ¿no te parece?

"¡Qué vergüenza!"

Cate soltó una risita y levantó la vista hacia él. ¬ Anika será perfecta para tareas de espionaje. ¿Quién podría negarle algo a una cara como esta? 

All For Us  |  The Darkest Minds | #AFU1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora