Capítulo 18. VOLKSWAGEN

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Por primera vez, la música estaba apagada. Pero el silencio de los altavoces me ponía nerviosa, más que las carreteras desiertas o los cascarones vacíos de las casas embargadas.

Liam no paraba de moverse. Examinaba con la mirada los pequeños pueblos abandonados por los que pasábamos, vigilaba el nivel de combustible del depósito, jugueteaba con el mando del intermitente, tamborileaba con los dedos sobre el volante. 

Chubs, en el asiento del acompañante, doblaba y desdoblaba un papel que tenía en el regazo, una y otra vez, casi de manera inconsciente.

¬ ¿Puedes parar ya con eso? ¬ explotó Liam, desasosegado. ¬ Lo romperás.  

Chubs paró de inmediato. ¬ ¿No podemos intentarlo? ¿Necesitamos al Huidizo para hacerlo?  

¬ ¿De verdad querrías correr ese riesgo?  

¬ Jack lo habría hecho.  

¬ Sí, pero Jack ¬ Liam se interrumpió ¬ Es mejor ir a lo seguro. Él nos ayudará cuando demos con él.  

¬ Si es que damos con él. ¬ dijo enfurruñado Chubs.

No me estaba enterando de nada, pero prefería ignorar sus asuntos personales. Si yo no quería que se inmiscuyesen en los míos, lo justo era hacer lo mismo. Así que, aunque me moría de curiosidad, apreté los labios y seguí pintando con Zu.

¬ ¿Jack? ¬ comenté en voz baja, hablando conmigo misma, intentando hacer memoria a ver si me sonaba el nombre.

¬ A ti no te importa. ¬ dijo Chubs.  

"¿Cómo me ha oído tan siquiera?"

En cambio Liam se mostró solo algo más explícito. ¬ Era nuestro amigo en la habitación del campamento, me refiero. Estamos intentando intentamos ponernos en contacto con su padre. Es uno de los motivos por los que tenemos que localizar al Huidizo.

¬ Y antes de que os separarais, ¿escribió una carta?

¬ Cada uno de nosotros escribió una, ¬ explicó Liam ¬ por si acaso alguno se echaba atrás en el último momento y no quería venir o no lo conseguía.  

"Fue una jugada inteligente."

Yo también escribiría una carta si tuviese a alguien, pero sólo era yo contra el mundo.

¬ Y Jack no lo consiguió. ¬ La voz de Chubs era capaz de cortar el acero.

A su espalda, pasaban en trepidante sucesión elegantes casas coloniales, cuyos colores nos guiñaban el ojo a través de la ventanilla.

¬ Da igual. ¬ dijo Liam, tosiendo para aclararse la garganta ¬ Intentamos entregar esta carta a su padre. Fuimos a la dirección que Jack nos proporcionó, pero la casa había sido embargada. El padre dejó una nota diciendo que había ido a trabajar a Washington, D. C., pero sin dirección ni número de teléfono. Por eso necesitamos la ayuda del Huidizo para averiguar dónde está. 

¬ ¿Y no podéis enviarla por correo y ya está?  

¬ Unos dos años después de que te internaran en Thurmond, empezaron a revisar el correo precisamente por esto. ¬ explicó Liam ¬ El gobierno lo lee todo, lo dice todo y lo escribe todo. Han elaborado una encantadora historieta según la cual nos han salvado a todos y en los campamentos se dedican a reprogramarnos para convertirnos de nuevo en muchachitos encantadores. No quieren que nadie descubra la verdad.  

¬ Lo siento. No era mi intención que me lo contaras todo.  

¬ No pasa nada. ¬ dijo Liam, después de que el silencio se tensara tanto que se hizo necesario romperlo ¬ Tranquila.

All For Us  |  The Darkest Minds | #AFU1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora