Pasamos por delante de unos cuantos moteles de ruinoso aspecto, algunos ocupados y otros no. Me enderecé cuando vi que Liam entraba en el aparcamiento de un viejo establecimiento de la cadena Comfort Inn para, rápidamente, dar un silbido y salir de allí en marcha atrás. En el aparcamiento no había coches, pero sí una docena de personas en el exterior, hombres y mujeres, fumando, charlando, peleando.¬ Lo hemos visto muy a menudo conduciendo por Ohio. ¬ Me contó sin que se lo hubiese preguntado ¬ Después de perder la casa, la gente intenta conseguir una habitación en el hotel más próximo. Y se pelean por ello. Hay bandas criminales y mierda de todo tipo.
¬ Eeeh, yo no puedo decir malas palabras, pero tú acabas de decir 'mierda'. ¬ le recriminé.
El sureño se limitó a lanzarme una sonrisa y ignorarme deliberadamente. Le bufé con gracia.
El motel en el que finalmente nos detuvimos era un Howard Johnson Express, con una cuarta parte del aparcamiento ocupado por diferentes tipos de vehículos y el cartel azul de 'LIBRE' colgado de forma ostentosa.
Contuve la respiración cuando recorrimos lentamente el círculo exterior de habitaciones del complejo, evitando pasar por delante del edificio de las oficinas.
Después de inspeccionar por fuera las habitaciones más próximas, Liam eligió un lugar en un extremo del aparcamiento.
Dos de las habitaciones quedaban claramente descartadas - se veía el resplandor del televisor a través de las cortinas -, pero las demás podían estar libres.¬ Esperad un segundo aquí. ¬ dijo, desabrochándose el cinturón ¬ Voy a inspeccionar el área para asegurarme de que es un lugar seguro. Y, como era habitual en él, no se tomó la molestia de esperar nuestra respuesta.
ajó del coche, desfiló por delante de las habitaciones para echarles un vistazo y empezó a forzar la puerta de la elegida.
Chubs y yo recibimos el encargo de repartir la poca comida que nos quedaba de la estación de servicio de Marlinton. El inventario se reducía a una bolsa de Cheetos, galletas saladas con mantequilla de cacahuete, algo de regaliz y un paquetito de Oreo, además del caramelo que había logrado meter yo en mi pantalón. Un banquete de ensueño para un niño de seis años.
Trabajamos en silencio, evitando mutuamente las miradas, como verdaderos campeones.
Chubs abrió sus galletas de mantequilla con dedos ágiles y rápidos y empezó a comer. Seguía con aquel andrajoso libro en el regazo, abierto, como si le sonriera. Sabía que era imposible que estuviera leyéndolo con una vista tan mala como la suya.
Pero cuando por fin decidió hablarme, ni siquiera levantó la vista de sus páginas.¬ ¿Aún te gusta nuestra vida criminal? Por lo que se ve, el General piensa que tienes dotes innatas para esto.
Alargué el brazo hacia atrás para despertar a Zu, haciendo caso omiso de lo que pretendiera decir con aquello. Estaba demasiado cansada para enfrentarme a él y, francamente, ninguna de las réplicas que tenía en aquel momento en la punta de la lengua servirían para derrotarle.
Me disponía a bajar del monovolumen, con la mochila y la comida, cuando Chubs estiró el brazo para volver a cerrar la puerta. Con la escasa luz que proyectaba el edificio del hotel, me dio la impresión de que Chubs estaba no exactamente enfadado, aunque tampoco tenía una expresión amistosa.
¬ Tengo algo que decirte.
¬ Ya has dicho bastante, gracias.
Esperó a que le mirara por encima del hombro para seguir hablando. ¬ No voy a ignorar el hecho de que hoy nos has ayudado, o de que has pasado años viviendo en un agujero de mierda, pero te lo digo ahora: aprovecha esta noche para plantearte muy en serio tu decisión de quedarte con nosotros, y si decides pirarte de madrugada, que sepas que seguramente habrás tomado la decisión correcta.
ESTÁS LEYENDO
All For Us | The Darkest Minds | #AFU1
FanficPronto ya no quedarán adolescentes en ninguna parte. Al gobierno ya no le preocupaba lo que pasó con los que perdieron la vida, le preocupábamos nosotros; porque los que conseguimos sobrevivir a la ENIAA, cambiamos. Anika es el lobo disfrazado de...