Te encontré

XX

— El chico de mis sueños se llamaba KookJi. — Se levantó de la cama.

Al saber esto se dirigió rápido hacia el cuaderno que le había dado su madre al despertar del coma pero al intentar abrirlo su celular sonó. Deje la libreta de lado y se fue a su celular.

JKie

Estaba pensado en...
Si mañana tu quieres...
¿Dormir en mi cuarto?.

Yo...
Esta bien Kookie.
Mañana te veo.
Iré como a las...
Ocho de la mañana, ¿Te parece?.

Por supuesto.
Te dejare la tarjeta bajo la alfombra.

Bueno Kookie, te veo mañana.
Descansa ♥.

Descansa bebé.

JiMin suspiro nuevamente como un completo enamorado por la conversación antes tenida tanto que se olvido del tema antes recordado.

Escucho la puerta abrirse y para el esa fue la señal de que su hermano había llegado, así que salio fuera de su cuarto para después bajar por las escaleras, afirmativamente era el.

— JiMinie. — Su hermano le abrazo. — Mamá me dijo que estaría con papá unos días y que yo estoy a cargo. — Sonrió y le soltó.

— Ya veo. — Nervioso. — Hermanito. — Puso su mejor sonrisa.

— Dime. — Se dirigió a la mesa para dejar unas bolsas que traía.

— Yo mañana quiero dormir con una amiga. — Soltó esperando aprobación.

— ¿Así?. — Alzó una ceja. — Está "amiga" ¿se llama JungKook?. — Pregunto irónicamente.

— Yo... — Soltó una riza nerviosa mientras pasaba su mano en su cuello.

— Lo sabia. — Río. — Minnie ni siquiera son novios todavía como para dormir con el. — Hablo serio.

— Eso lo dices por que crees que haremos cosas indebidas. — Cruzó los brazos.

— ¿No es así?. — Le hizo burla.

— No. — Negó. — De todas maneras no se por que te pido permiso, ya soy mayor. —

— Eres un niño mayor. — Burlón. — Tu ganas, mañana ve a dormir con el. — Ji sonrió de inmediato. — No olvides que la salud es primero. —

— Hermano, no haremos nada. — Sonrió. — Sólo pasaremos tiempo de calidad. — Se sentó en el sofá.

— Si claro. — Empezó a irse. — Me iré a dormir, tengo sueño. — Aviso en el transcurso.

— Descansa. — Grito para que le escuchase.

— ¡Tu también!. — Repitió el acto para después empezar a reír.

Aunque después de esto lo que paso fue lo mismo que hizo Jae, JiMin se movió a su habitación para ahí colocarse la pijama, lavarse los dientes e irse a dormir.

Mañana sería otro día así que era mejor recargar energía, rápidamente el pequeño se quedo dormido.

Sueño de JK.

El timbre fue tocado.

— Yo abro. — Una mejor dejo de lado el vaso de agua que tenia entre las manos y fue a abrir la puerta.

— ¿Qué le pasa? Pase por favor. — El señor de aquella casa hizo este pedido para que después entrase un señor.

— ¿Está bien? — El joven alto pregunto curioso ya que esta persona más empezó a llorar.

— Por qué no te encontré antes. — Se acerco y lo abrazo.

— Aque se refiere. — Este no parecía entender la situación.

— KookJi... — Pronunció. — Tu eres mi hijo...— Soltó una lágrima. — El hijo que busque por años. — Cayó en llanto.

Los dos terminaron cayendo en llanto, ambos sentían una fuerte conexión que les estaba uniendo, el era su padre y el otro su hijo.

— Tu eres mi papá. — Y con esa palabra aquel señor se sintió la persona más feliz del mundo.

Fin del sueño.

— ¡Papá!. — Grito al despertar. — Papá. — Pronunció empezado a llorar. — Te necesito tanto. — Abrazo sus piernas tratando de controlar la temblorina que tenia.

Por otro lado un pequeño peli-rosa se encontraba abriendo la habitación del alto para después entrar al departamento e irse directo al cuarto de Jung pues escucho llanto.

— Papá... — Sus lágrimas parecían no sesar.

El pequeño abrió la puerta y al ver a su Kookie llorar de esa forma corrió abrazarle rápido.

— Kookie. — Llamó. — Kookie. — Se subió en la cama.

JK alzó la mirada para después tomar al pequeño entre sus brazos y abrazarle fuerte.

— Minnie. — La voz era quebrada. — El nos cuido de tantas cosas. —

— ¿Quien Kookie?. — Confundido.

— El. — Suspiro. — Mi padre. —

— Kookie, no conozco a tu papá. — Confesó.

— JungMinie, ya no lo recuerdas. — Se separo para mirarle a los ojos.

Todo el cuerpo de JiMin tembló cuando ese nombre estuvo sobre los labios de JK y los oídos de el mismo, empezó a llorar con el sin saber por qué.