XLI

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El maestro espero casi tres horas a que Felix hiciera la lista de las personas que entrarían por completo a la facultad y las que no, por desgracia.

Ya con esta lista hecha el profesor se fue para pegarla al tablero, todos se amontonaron para ver si sus nombres estaban ahí, hubo algunas caras tristes y otras felices, JiMin espero a que este lugar quedará sin nadie para así ir a ver.

Su cuerpo tembló cuando estuvo enfrente del papel, pero al leer el primer nombre de la lista y ver que el estaba en la punta se lleno de emoción.

— Eres JiMin ¿cierto?. — Una voz llegó desde atrás.

— Si. — Asintió volteandose quedando cara a cara con el hijo del director.

— Vaya, eres más hermoso de cerca. — Halago. — Tu baile en serio me cautivo. —

— Muchas gracias. — Apenado.

— Y ¿desde cuando bailas?. — Pregunto interesado.

— Soy bailarín desde la cuna. — Sonrió.

— Se nota. — Se acercó sólo un poco. — Tu cuerpo es muy bueno moviéndose. — Le miro. — Me pregunto para que más será bueno. — Dijo coqueto.

— Pues te quedaras preguntando, por que ya hay quien toque mi cuerpo. — Hablo seguro de si mismo.

— ¿No quieres ir al verdadero paraíso?. — Al parecer tenía bastante ego.

— ¿Siempre eres así de idiota?. — Pregunta.

— Tu eres el idiota, por no querer tener una cita conmigo. —

— Sabes que... — Camino cruzandolo. — Ya me voy. — La mano del otro le detuvo.

— No vas a ningún puto lugar. — Lo estampó contra la pizarra. — Eres demasiado lindo para tu propio bien. — Ji se removió queriendo escapar pero el otro empezó a besar su cuello a la fuerza.

— ¡Déjame!. — Grito tratando de alejarse.

— Cállate. — Depósito una cachetada.

— No me toques. — Se quejo cuando sintió las manos sobre su cadera.

— Ja! Todos quisieran estar bajo mío. — Arrogante.

— Yo no idiota. — Le escupió en la cara.

Esto hizo enojar muchísimo a Felix quien le dio un golpe en el estómago dejándolo tirado en el piso, allí sintió poder revivir recuerdos antiguos.

— No. — Empezó a llorar.

— ¿Estas llorando?. — Río. — Llora cuando este detrás tuyo. —

— Kook. — Susurro.

— Ya se quien te "toca". —Hizo una seña con sus dedos. — JungKook. — Río. — Te mereces más cariño. — Se agachó. — Algo como yo. — Intento levantarlo para seguir.

— ¡No, no!. — Grito.

— No te resistas. —

— No te mueras. — Cuando el menor dijo esto Felix se confundió.

— Que mierda. — Expreso. — No trates de fingir. — Pensó que era una broma. — O me enojar. — Dio otro golpe en el mismo lugar que antes.

En ese momento JiMin volvió a la realidad, cayendo en cuenta en la verdadera situación en la que estaba ya que por un momento pudo recordar el día de sus muertes, sintió esa boca en su cuello y se desespero.

— ¡No!. — Grito. — ¡¡¡KookJi!!!. — Grito tan fuerte como pudo.

JungKook se encontraba firmando unos autógrafos a las personas que le vieron ahí, no podía ser grosero así que con amabilidad se los dio.

De pronto su corazón se aceleró, su cabeza dolió, pudo escuchar un muy claro grito que decía su nombre.

— JungMin. — Susurro.

Sin importarle la gente que estaba ahí, se fue corriendo sin saber donde pero al parecer sus pies y almas si sabían.

Los gritos por ayuda se aumentaron eso lo hizo tensarse demasiado, sus ojos oscurecidos.

Llegó viendo la imagen de Felix aún besando el cuello de su novio, la ira dominó su cuerpo, solo de un golpe dejo tirado a ese idiota.

— JungMinnie. — Le abrazo y este correspondió asustado. — Que sea la primera y última vez que tu les pones tus asquerosos labios encima a mi novio. — Amenazó aún teniendo en los brazos a amante.

— Eres un idiota Doctor Kim. — Aun con la sangre saliendo de su boca se burló.

— Para tu información... — Parecía que se iba a enojar aún más. — Si soy el doctor Kim. — Sonrío dejando ahí a ese idiota y tomando las pertenecías de su JiMin.

Jung no dejo a su amante caminar, lo cargo dejando que acostara su cabeza en su hombro, enrollando sus piernas en las caderas del más alto.

— Tranquilo bebé, iremos a casa. — Acarició su espalda.

Salió por la parte de atrás de la universidad sin ser notado, colocó con cuidado el cuerpo de su amor en el asiento del copiloto, manejo rápido mientras tomaba la mano de su menor.

Al llegar repitió la acción, realmente en esos tiempos ver algo así ya era muy normal, gracias al cielo ya no tenían la mente cerrada y llena de prejuicios.

Entraron a la habitación y rápidamente se movió hasta la cama con su pequeño aún en sus brazos.

Lo dejo sobre la cama y el se quedo parado observándolo detenidamente.

— ¿Te toco mucho?. — Pregunto acariciando su mejilla.

— Un poco. —

— ¿En que lugares?. — Se acercó un poco.

— Cuello y caderas. —

— ¿Sólo hizo eso?. —

— Me golpeó en el estómago. — Tocó levemente el mencionado e hizo un mueca.

— Hay que curarte. — Se movió hasta una repisa donde tenía un botiquín de primeros auxilios. — Se que no es el momento pero estoy celoso de que te tocará. — Gruño llegando hasta el.

— Entonces ven siéntate. — JK acató la orden pedida sin entender.

Cuando su novio estuvo sentado sobre el colchón, el le quito dicho boquitin y lo dejo por otro lado, ya con esto hecho se acomodo boca abajo en las piernas de su amado, dejando la mirada de JK al nivel de su trasero.

— Castigame Kookie. — Metió levemente su botty.

— Mierda. — Trago saliva. — Yo pensé que te sentías mal. — Colocó su mano en la cintura del menor.

— Si lo estoy. — Su voz se notó triste. — Pero lo dejaré de estar si me castigas. — Jung apretó su cintura. — Si me tocas. — Susurro con voz sensual.

JK bajo el delicado pantalón que su menor tenía, dejando a la vista sus blancas nalgas, las acarició con lujuria, aprepandolas.
Su mano impacto contra estás provocado un placentero sonido junto a un deliciosos gemido.

Con forma el tiempo paso perdieron la cuenta de cuantas nalgadas le había dado pues su trasero ya hacia rojo.

— Tu culo es la puta gloria. — Se acercó para morder precisoso trasero sabor a melón.

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